ESPECTáCULOS › “EL PAGO”, DE JOHN WOO, CON BEN AFFLECK Y UMA THURMAN
Un cheque que no vale nada
Por M. P.
Una película tonta sobre gente inteligente. Así es como el periódico The New York Times resumió apropiadamente la historia de El pago, el último asalto de Hollywood contra la fortaleza paranoica de Philip K. Dick. Con un guión basado en un cuento corto del autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, John Woo le puso su firma a una película que casi no tiene nada reconocible de su propio cuño. Apenas una paloma que vuela a cámara en un momento crucial del film o un par de enemigos enfrentándose cara a cara, pistolas en mano. Pero cada una de esas escenas están demasiado cerca de la autoparodia como para poder tomarlas en serio. Y lo mismo sucede con la presencia de Uma Thurman, tan poderosa en cada escena de la reciente Kill Bill y sin embargo tan insípida en cada una de sus apariciones junto al aún más insípido Ben Affleck, que termina de demostrar aquí lo difícil que es creer en él como héroe de acción.
Con una trama basada en la posibilidad de borrar la propia memoria –casi el negativo de las memorias prostéticas de El vengador del futuro–, El pago cuenta la historia de Michael Jennings, un científico brillante que es capaz de hacer en dos meses lo que a una compañía le toma más de tres años de investigaciones. Lo atractivo del talento de Jennings es que lo alquila al mejor postor y, luego de haber resuelto el problema e inventado –o descubierto– lo que hay que inventar, resigna sus derechos intelectuales y borra su memoria para no poder utilizar sus descubrimientos. Lo único que le importa a Jennings es su cheque de honorarios. Hasta que acepta un trabajo que en vez de durar dos meses dura tres años, y cuando va a cobrar lo que le corresponde se da cuenta de que él mismo ha resignado sus ganancias y se ha enviado un extraño mensaje antes de dejar que borren su memoria. A partir de entonces, Jennings dejará de ser un científico para convertirse en un agente secreto corriendo por su vida, perseguido tanto por el gobierno como por sus ex socios, en un futuro no demasiado lejano pero con trajes de corte clásico.
Con todas sus vueltas de tuerca casi como un interminable McGuffin que intenta disimular que lo único que hacen sus protagonistas es correr de aquí para allá mientras alguien siempre tiene la gentileza de explicar qué es lo que está sucediendo, Paycheck es una película demasiado vacía para estar tan llena de retruécanos. Tan explicada es su trama que llega el momento en que si no la explican no es posible entender nada. Salvo que Ben Affleck está en problemas y que Uma Thurman encarna a una bióloga que está llamada a ser el amor de su vida. Con cada una de las paradojas que regala cada pliegue de la trama original de Dick cuidadosamente desperdiciada, El pago es una película que honra a su título. Lo que hay en ella sólo les puede importar a quienes hayan recibido un buen cheque por participar de su realización, y bien quisiera cualquiera de ellos poder hacerse una limpieza de memoria a-lo-Jenkins para olvidarla rápidamente. Algo que le sucede a su ocasional espectador, pero sin necesitar ningún tratamiento para ello.