ESPECTáCULOS › FESTIVAL INFANTIL Y JUVENIL

Caravana de grupos en todos los idiomas

Tuvo lugar en Córdoba. Grupos de varios países exhibieron sus propuestas.

Por Cecilia Hopkins
Desde Cordoba

Payasos, zancos y malabares frente al Teatro San Martín dieron por inaugurado el miércoles el II Festival Internacional para Niños y Jóvenes. Ya finalizado el encuentro, a modo de balance, es posible destacar el nivel artístico que expusieron las obras programadas. Sin embargo, es evidente que todavía el festival no convoca a la comunidad (ésta es su segunda edición) y llama la atención que ni siquiera las escuelas aprovecharon las actividades ofrecidas. Tal vez, el espectáculo que mayores cuestionamientos pueda recibir haya sido una puesta poco imaginativa de Othello, de William Shakespeare, a cargo de la compañía rusa Teatro de Juventud de San Petersburgo, que ni por recursos ni por dinámica parecía dirigida a un público juvenil. El público aplaudió El ogrito, del grupo Lecarrousel, donde el protagonista intenta vencer su inclinación por la violencia mediante pruebas diversas, al estilo de los cuentos tradicionales. Igual repercusión obtuvo la obra mexicana Lacandona o cuando las estrellas caen, un cruce de mimo, danza y canto. La directora del País Vasco Garbi Losada estrenó Sinvergüenzas, “una comedia sobre sexo para jóvenes”, con 5 actores a cargo de los personajes que comparten dudas acerca de las más diversas prácticas de la sexualidad. Hablando sin rodeos sobre el tema, el espectáculo ofrece un sinfín de puntas de conversación y debate trasladables al hogar, el aula o la ronda de amigos. La obra fue concebida bajo el lema “sé libre para practicar o no el sexo, con o sin amor; si lo eliges, disfruta de ello de manera responsable”.
Los suecos del Masthuggs Teatern expusieron recursos variados en lo gestual y sonoro en El susurro del viento, aunque no se pudo apreciar el juego rítmico de la narración en su lengua original. En Gallinas, las italianas del Assemblea Teatro dieron una vuelta de tuerca a Andersen, en la medida en que el patito feo es aceptado por su madre adoptiva aun cuando el vástago no se transforma en cisne. Los españoles del grupo Ultramarinos de Lucas construyeron en su obra Mira Mira un universo de formas geométricas que generó comentarios encontrados. El espectáculo se centró en la creación de un ambiente poético y fantástico en el cual dos personajes se relacionaron a partir de variaciones rítmicas de secuencias. Según el director Jorge Padín, la obra “estimula el desarrollo de la intuición artística despertando la curiosidad del espectador para que, a través de la imaginación, vaya dibujando una dramaturgia con formas, colores, música y cuerpos que se presentan en escena”. No obstante, el director y pedagogo Roberto Vega señaló que el desafío del teatro infantil es “contar una historia con la mayor cantidad de contrastes, de manera que cuando los espectáculos no presentan un conflicto pertenecen a artes escénicas no teatrales”.
Vega dictó uno de los seminarios, El teatro en la educación formal y no formal. Durante tres días, los grupos participantes indagaron acerca de las estrategias del juego teatral, la comunicación y la coordinación grupal, trabajando en base al esquema elaboración-acción-reflexión. “La idea –dijo Vega– es lograr que la comunidad sea protagonista, que tenga autonomía y poder de decisión y, para esto, tiene que apropiarse del saber, porque en la dependencia no se crece”. Por su parte, Lili Tetzner, directora alemana residente en Córdoba, compartió una experiencia aún en proceso. Desde hace dos meses, junto a chicos de la villa Chunchulas, la artista produjo un video que fuesonorizado en vivo por los participantes, imitando sonidos ambientales y utilizando elementos diversos. “Los chicos ven pasar los aviones y se preguntan quiénes viajan y adónde van” -explicó–, “por eso el video quiere situar a la villa en el mundo, haciendo un viaje imaginario por diferentes países para luego volver a la villa y mostrar cómo es vivir ahí”.
Mientras se desarrolló la programación oficial, en las actividades paralelas Tati Ordoñe (el payaso Pocasopa) y los Hermanos Eufrasio trajinaron espacios en 10 barrios periféricos y plazas céntricas. Estos últimos divirtieron a las internas del Centro Correccional de Adolescentes Mujeres (Cecam) con rutinas circenses pensadas especialmente para que las chicas (de entre 14 y 18 años) participaran bailando, tocando instrumentos o asistiendo a los payasos. Esta costumbre de llevar teatro a cárceles e institutos correccionales merecería encontrar continuidad, en vistas de la alegría con que se recibe a los artistas. Algo similar ocurre con las expresiones que se llevan a los hospitales. El viernes, Néstor Muzo, actor cordobés residente en España, recorrió el Hospital de Niños con su personaje, el Doctor Sí. Muzo trabaja en Madrid con la compañía Pin y Pon (la cual se presentó en el festival con su espectáculo de clown Hay amores que matan) y pertenece además a la Fundación suiza Theodora que desde hace 10 años creó un cuerpo especializado en animación para chicos hospitalizados. El programa existe también en Bielorrusia, Reino Unido, España, Sudáfrica, China, Turquía, Francia e Italia.

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La calidad de las obras fue variada. El balance, muy bueno.
 
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