ESPECTáCULOS › EL DEBATE A PARTIR DE UN ESCANDALO
Todas las pantallas del doctor Ferriols
El caso del cirujano plástico filmado con cámara oculta en Puntodoc provocó una catarata de programas y un debate sobre la propia filmación, la invasión a la privacidad y la ética médica.
Por Mariano Blejman
La batahola mediática que se levantó la semana pasada, con la emisión del programa Puntodoc en América (miércoles a las 22), donde se muestra que travestis recibieron rebajas en cirugías estéticas por medio de relaciones sexuales, provocó una polémica más allá del debate sobre el pago de un servicio médico a cambio de sexo. Aunque se subieron al caballo del escándalo programas acostumbrados a poner paños calientes, como Intrusos, de Jorge Rial, y Edición extra del diario de la tarde, de Mauro Viale en América, algunas organizaciones no gubernamentales y otras gubernamentales denunciaron que –más allá de la discusión ética sobre el uso de la cámara oculta– el polémico cirujano plástico Alberto Ferriols, esposo de Beatriz Salomón, estaría operando en situaciones de riesgo, atendería a menores sin consentimiento de sus padres y trabajaría con grupos de riesgo como forma de doblegar a sus pacientes, en una clínica no habilitada para ese tipo de tratamientos.
Es cierto que resulta difícil meterse con el recurso de la cámara oculta cuando, en apariencia, no hay delito de por medio. Y parece evidente que la investigación de Puntodoc carecía de elementos sólidos a la hora de justificar las acostumbradas cámaras ocultas: “sexo a cambio de práctica médica” no parecería ser un delito en sí. Pero hay detrás de esa investigación un aspecto que apareció relegado por el enfoque mediático. Página/12 convocó a un puñado de críticos que reflexionan sobre el uso de la cámara oculta, sus implicancias políticas y éticas y las derivaciones legales.
“Se está haciendo Puntodoc desde hace muchos años. Ni juzgamos ni calificamos a nadie por sus conductas privadas. Así como una persona puede ser hombre, mujer y tener preferencias sexuales distintas, por momentos parecería necesario aclarar que un travesti es igual a una persona. Para ser claros: no está dentro de las reglas de la medicina canjear sexo por servicios médicos. Si alguien cambia sexo por bulones no es mi tema, pero la medicina tiene un tema ético que no es menor”, contó Diego Guebel, uno de los dueños de Cuatro Cabezas, en conversación con este diario. Es por eso que se abren dos ejes de debate sobre la denuncia efectuada por Puntodoc, el programa conducido por Daniel Tognetti y producido por Miriam Lewin, que ayer editorializó junto a Lorena Maciel en una versión grabada del programa. Tognetti no participó del editorial. Página/12 pudo saber que dijo a sus compañeros de trabajo que no comparte el criterio utilizado.
Uno de los debates pone la discusión en el uso posible del cuerpo para el pago de un servicio médico (en este caso de cirugía estética), sumado a un interrogante: hasta dónde el uso de la cámara oculta irrumpe en la vida privada de la gente. El otro debate, más rico en este caso, tiene que ver con la marginación que lleva a los travestis a someterse a situaciones de violencia. Es evidente que el médico Ferriols apareció en el programa de Rial apenas terminado el programa Puntodoc porque no sabía que el programa conducido por Tognetti iba a respetar a rajatabla la intimación judicial de no emitir imágenes del Dr. Ferriols. “El marco es que se presentan personas ante un canal de televisión porque ante la Justicia les costaba mucho encontrar cabida”, opina Guebel.
Según el abogado de la Comunidad Homosexual Argentina Pedro Paradiso Sottile, el programa muestra que esta persona opera en un lugar que no está habilitado, con el consiguiente riesgo para el paciente. “Aunque públicamente fue un tema sexual, donde un médico ofrecía una rebaja económica a cambio de sexo, no nos interesa discutir la decisión del pago privado de dos personas. Más allá de que un travesti trabaje con su cuerpo, la mayoría lo hace debido a las condiciones sociales. Lo más complicado es que se vea agravada la relación médico-paciente, que tiene que ver con una relación de poder”, explica.
Ferriols pensaba que su imagen se iba a ver en el programa, por eso acordó con Rial que estaría allí el miércoles pasado a las 23. Pero su cara apareció borroneada y su apellido interrumpido por el clásico bip. Y esposible que, ante el hecho consumado, Rial haya logrado que Ferriols se quedara a hablar de todos modos. Es por eso que desde Puntodoc se defendieron diciendo que no se había violado la intimidad de una persona, sino que se había hecho una investigación que tenía su eje en la relación médico-paciente: lo más extraño es que el mismo Ferriols dijo que había sido él, que salía en el primer informe, donde nunca se le ve la cara. Guebel vio el material antes de salir: eran unos 22 minutos, de los cuales apenas unos 30 segundos se convirtieron en polémicos. “Había un par de cámaras ocultas en el informe: en una, a una menor de 17 años le dicen que se puede operar si se arregla de alguna manera el tema de los papeles”, cuenta el productor, socio de Mario Pergolini.
Puntodoc emitió ayer un editorial y fue nuevamente intimado a no emitir la imagen, ni el nombre del cirujano que, paradójicamente, reveló el juego deambulando por los programas más farandulescos. Desde la producción del ciclo se excusaban diciendo que no habían invadido su intimidad, sino que, según apunta Guebel, “a partir de denuncias fehacientes y fuentes confiables, tratamos de recabar las pruebas de que este hombre operaba en una situación que ponía en riesgo la salud de la población, y además rompía y violaba las normas éticas y legales de la profesión médica”.
En Intrusos, de Jorge Rial, el conductor le preguntó si él atendía con el torso desnudo, a lo que Ferriols contestó que ni siquiera se reconocía en esas imágenes. Pero algo cambió entre el miércoles y el domingo, después de que el mediático abogado Mariano Cúneo Libarona se hizo cargo del caso. Porque el rol que Ferriols jugó después del programa de Puntodoc fue el de un hombre dispuesto a defenderse frente a quien lo enfrentara. Pero en el ciclo de Viale, el domingo, Ferriols se transformó en una víctima quebrada, al borde de la lágrima, pidiendo perdón por sus hechos. ¿Para qué pide alguien perdón si no cometió pecado alguno? Ferriols apareció después internado por un preinfarto, aunque su mujer Beatriz Salomón suspendió todo parte médico. Poco después, Viale mostraba al médico, asistido con respiración artificial.
Abogados privados y organismos públicos se solidarizaron con las víctimas y buscaron representarlas. La diputada y médica Silvia Martínez, presidenta de la Comisión de Minoridad y Familia, recibió la cinta de Puntodoc y se interesó ante la posibilidad de que se tratara de corrupción de menores con abuso de poder. La diputada confirmó que el próximo martes habrá una reunión de la comisión donde se verá el video. La comisión evalúa investigar si hubo operaciones a menores sin consentimiento de los padres. “Parte de lo que pasa en algún punto da pena por ella. Pero cuando hacemos las producciones no podemos pensar en si va a dar pena o no. No hicimos la investigación en base a ella, sino a denuncias repetidas sobre un médico que además es mediático”, se defiende Guebel.
También la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires estaría trabajando en investigar el consultorio, mientras que un conocido abogado estaría preparando denuncias penales y civiles. Paradiso Sottile expresó que el rol de la organización es brindar asesoramiento jurídico gratuito a cualquier persona que presente un caso de discriminación por cuestiones relacionadas con el sexo. Explicó que su intención no es debatir sobre el uso de la cámara oculta como una forma de invadir a la privacidad de las personas, más aún cuando puede tratarse de un arreglo económico de partes, ambas partes adultas.
Sin embargo, la CHA asumió ayer la representación de la travesti Mara para denunciar al cirujano. “Analizamos los hechos para presentar una demanda judicial por la posible comisión de abuso de poder, lesiones, mala praxis médica, daño moral y psicológico, entre otras acciones”, contó el abogado, quien señaló además que otras personas realizaron denuncias similares. Pero se trata de una cuestión de género: “¿Qué pasaba si la persona que tenía este problema, en vez de ser Mara, era Silvia, la hija de unreconocido político? ¿Qué tipo de enfoque hubiese tenido el tema?”, cierra Paradiso Sottile.
Producción: Emanuel Respighi.