ESPECTáCULOS › LENNY KRAVITZ, PRESENTADO A
LA PRENSA EN EL HOTEL DE ALAN FAENA

Músico apto para todo público

El artista estadounidense, que mañana y pasado actuará en la cancha de Boca, juntó a periodistas de música y de la farándula. Habló de su perfil espiritual y del público sudamericano.

Por Yumber Vera Rojas

Al mismo tiempo que la plebe emperifollada ingresaba al hotel del empresario Alan Faena en su acceso por la calle Marta Saloti de Puerto Madero, sobre la avenida Juana Manso, en otra de las entradas del ostentoso edificio, los canales de televisión se agolpaban en la puerta. Adentro, en consonancia con el rojo que empapelaba las pequeñas sillas y trepaba por las paredes, el Salón Cabaret se había transformado en una boîte en llamas. El poco fresco que circulaba en el ambiente pasaba tras los malabares de los mozos, mientras que el murmullo casi escandaloso recreaba un pasaje del Infierno de Dante. Un pequeño escenario, también rojizo, colmado de agua mineral distribuida en forma de triángulo, y al lado un lujoso poltrón blanco, cerraba la escena. Paso seguido, y luego del anuncio de un presentador que escupió una gran cantidad de adjetivos, el clima templado y el orden se hicieron del lugar. Lenny Kravitz, el “minister of rock and roll”, atravesaba una cortina al compás de la cadencia cool, con la sonrisa inclinada y escondido en sus lentes de sol.
Después de amontonar el jueves pasado a 37 mil chilenos en el Estadio Nacional de Santiago, el músico que ironizaba sobre la muerte del rock and roll en 1995, en su disco Circus, llegaba a la Argentina, en el marco de la gira de su disco Baptism, para presentarse mañana y el domingo en la Bombonera. “Estoy contento de estar aquí, había esperado mucho tiempo para venir y por fin este anhelo se hizo realidad. Es increíble toda la expectativa que hay en torno al concierto. Será un gran reto tocar en ese estadio. Es un honor estar aquí. Todos los shows de esta gira son diferentes. No es sólo un concierto, es la posibilidad de medirme ante el público e interactuar con él. Así como la gente viene a verme a mí, yo vengo a verlos a ellos. Tanta energía que el público me dé, yo la retribuiré. Cuanto más energía haya, más lindo será el show. Forma parte de la diversión.”
Esta es la primera vez que el músico neoyorquino visita Sudamérica, región donde sus álbumes Mama Said y Are You Gonna Go My Way causaron furor en la primera mitad de los años ’90. “Amo tocar en todos lados, y cada sitio tiene su manera de expresar felicidad. Me han dicho que la gente en Sudamérica es muy caliente y no tienen miedo de mostrarlo. En el concierto que voy a dar en la Argentina no voy a hacer hincapié en las canciones de un disco en específico. Voy a tocar un poco de cada uno de mis álbumes. En ese sentido estará bien distribuido.” Haciéndose de un tono bajo y pausado, y mediante un acento preciso, confesó que es poco lo que sabe de la Argentina. Pero prometió hurgar. “De la Argentina, en realidad, conozco el tango, la comida. Estaré muy poco tiempo acá, y espero salir un poco en la noche para conocer más. Sé que las mujeres son muy hermosas. Los hombres siempre hacen alarde de ello. Veo el fútbol. En mis viajes a Europa tuve la chance de conocerlo. Sin embargo, no sé lo suficiente como para hablar de él. Desafortunadamente no sé si tendré la ocasión para conocer a músicos de acá. Pero quiero volver muy pronto. Por eso ya comencé a preparar nuevos temas, para lanzarlos en un próximo trabajo y regresar para aprender un poco más de la cultura argentina. Aún estoy en el camino de aprender sobre la música.”
Si bien Baptism, su séptimo disco de larga duración y a partir del cual visita nuestro país para promocionarlo, no es la obra más sobresaliente de su trayectoria, aunque de él se desprendió el contagioso corte California, es la producción que encierra su perfil espiritual y religioso. “Dios está presente en mi vida y en la música. En mis canciones no dejo de alabarlo. Está en mi vida desde que tengo 12 años, y lo encuentro en el amanecer, en el llanto de un nene, cuando voy al baño. Creo que El quería que me enderezara para usarme para sus propósitos. En estos momentos estoy viviendo un período de transición, sin embargo es muy importante poner a Dios por sobre todo. Siento que soy una persona mucho más feliz cuando lohallo. No hay dios que diga qué tenemos que hacer por la sola razón de hacerlo. El sabe qué es lo correcto para nosotros.”
Como consecuencia de esta nueva entrega discográfica surgieron las analogías con Prince, principalmente por el lado estético y por su abierta devoción a Dios. “Sobre Prince pienso que los puntos de conexión están en que ambos tocamos muchos instrumentos y los dos somos Géminis. Pero este soy yo, no tengo un agente que me dice cómo vestirme ni cómo moverme. Me gusta cambiar de look en todo momento.” Kravitz, quien desmintió el rumor de que Keith Richards, guitarrista de los Rolling Stones, lo hubiera entusiasmado a venir a la Argentina, además de las dos fechas previstas en la cancha del club Boca Juniors también dará un concierto privado para televisión. “Voy a tocar acústico e interpretaré lo que creo que se pueda ajustar para la ocasión. Va a ser muy íntimo, y voy tocar varias canciones. Para mí es lo mismo tocar en un sitio chico como en un estadio. No hay diferencia entre seis personas o seiscientas, lo importante es la energía del momento. De esto se trata la conexión.”
A pesar de que no fue hermético con las respuestas sino que se mostró atento y respetuoso con los periodistas, y respondió con atención cada uno de los cuestionamientos, no profundizó en su vida privada. Las preguntas sobre su intimidad, de parte de los espacios televisivos de chimentos, no agudizaron en su vida sentimental ni en los rumores de su romance con Nicole Kidman. En cambio se orientaron hacia el imaginario sobre su sex appeal, del que presumió en el intercambio con los flashes que tuvo en el inicio de la rueda de prensa. Las noteras reincidieron en su espontaneidad como persona, su sensibilidad e incluso lo retaron en varias ocasiones a que se quitara los anteojos de sol que lo acompañaron durante la casi media hora que atendió a los medios. Y lo hizo, se levantó, se quitó los lentes, miró de manera panorámica y se fue por la misma cortina que atravesó al entrar. No sin antes recibir algunos obsequios, entre ellos una remera de un equipo de rugby y el CD-R que le envió Luciana Salazar, la flamante reina del Festival de Viña del Mar, con una canción compuesta especialmente para él.
Kravitz, quien se encuentra preparando su debut como guionista y director de cine en una película inspirada en su vida y obra –auxiliado por Woody Allen–, debutó en 1989 con el fabuloso álbum Let Love Rule, y tras él ha editado seis discos más. El público argentino lo verá por primera vez este fin de semana. Las entradas para el primer concierto están totalmente agotadas. El show comenzará a las 21, y lo precederán en el escenario los locales Dante Spinetta y Javier Malosetti.

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Kravitz, un músico con raíces de hard rock que se mueve como una auténtica estrella pop.
 
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