ESPECTáCULOS
“Lo único que hicimos fue darles voz a aquellos que no la tienen”
Malena Bystrowicz, Verónica Mastrosimone y Miguel Magud hablan de “Piqueteras”, film que testimonia la lucha de las mujeres desocupadas.
Por Emanuel Respighi
“Ser piquetera es salir a luchar por una necesidad. Hacerse escuchar por la gente que no nos quiere escuchar, que nos hace oídos sordos. Como los gobernantes, que sólo piensan para ellos. Y nosotros, ¿no somos seres humanos?”, se pregunta una mujer de rostro envejecido y mirada triste. “No puedo llevarles el alimento a mis hijos. Siento que no soy nadie. Yo sólo cuando salgo a la ruta, cuando voy a un corte, recién me siento persona”, confiesa otra. Estos son sólo dos de los tantos relatos que forman parte de Piqueteras, un documental que recorre la lucha de los desocupados en tres puntos claves del interior del país: Cutral-Có (Neuquén), Ledesma (Jujuy) y General Mosconi (Salta). Producido, dirigido y financiado por Malena Bystrowicz y Verónica Mastrosimone, con la colaboración de Miguel Magud, el fotodocumental refleja el sentimiento y la razón de ser de los piquetes, a través de los testimonios de las mujeres que habitan esas localidades olvidadas, donde se levantaron las primeras pobladas contra las políticas neoliberales implementadas por el menemismo.
La película, filmada entre diciembre de 2001 y enero de 2002, se encuadra dentro del subgénero “fotodocumental”, ya que a lo largo de los 43 minutos de cinta se intercalan numerosas fotos. Aunque ya fue proyectado en varios festivales y ciudades europeas, el material se estrenará oficialmente hoy a las 21 en el cine Cosmos (Corrientes 2048). El valor de la entrada será de dos pesos, con el fin de recaudar algo de dinero para culminar el proyecto. “La idea nuestra, como fin del proyecto, es hacer una devolución a los lugares en donde filmamos”, explica Magud en la entrevista con Página/12. “En primer lugar, porque toda la gente que nos dio aliento nos está esperando. Y además porque es una manera de cerrar el círculo de trabajo: llevarles algo de lo que les hemos quitado, y escuchar sus opiniones. Es una necesidad que tenemos y esperamos cumplir.”
–¿Qué fue lo que los motivó para realizar un documental sobre el movimiento piquetero?
Miguel Magud: –Desde hace tiempo veníamos preocupados por el problema social del país. Siempre nos interesó. Entonces, a partir de leer modelos de lucha como el zapatismo, empezamos a pensar qué movimiento interesante podría llegar a surgir en el país. Y dentro de las pocas cosas serias y desligadas de todo partidismo que habían surgido rescatamos al movimiento piquetero, una forma de resistencia que se dio espontáneamente.
Verónica Mastrosimone: –Claro, porque era una posición nueva. Tiempo atrás, las luchas estaban encabezadas por los obreros, que hacían huelgas en las fábricas, por aquel entonces el motor de la economía. Ahora, al no tener ni obreros ni fábricas, esa pelea se concentró en la lucha por una vida digna de los desocupados. Y como nosotros somos de clase media y desocupados, todo ese movimiento nos llegó. Porque el sentimiento de los piqueteros es el mismo que tenemos todos los argentinos ante lo que vivimos cada día.
–¿Por qué escogieron contar la historia de los piquetes a través de la visión de las mujeres?
Malena Bystrowicz: –En principio, el documental se iba a centrar sobre los piqueteros en general. Pero después decidimos enfocar nuestra atención en el interior y a partir de testimonios de mujeres, debido a que ellas fueron un cimiento fundamental para la emergencia y el desarrollo de los piquetes. Son la esencia del movimiento. Poca gente sabe que las mujeres fueron las primeras en salir a la ruta a protestar. Mientras los hombres desocupados hacían changas o iban a buscar trabajo, las mujeres fueron las que tomaron la posta de salir a las rutas con sus hijos en busca de alguna respuesta de parte de los gobernantes.
–La estética del documental está trabajada de forma muy cruda. No hay inclusiones de videograph, ni se le da información alguna al espectador del nombre ni del lugar en que reside quién está hablando. ¿Esa estructuraresponde a la intención de transmitir que las historias que se narran no son individuales sino más bien es la historia de todo el país?
V. M.: –El documental refleja cómo en distintos lugares del país la lucha y el sentimiento de diferentes mujeres y hombres es el mismo. Y muestra cómo actúa siempre el gobierno: reprimiendo al pueblo. Ahí es cuando uno toma conciencia de que el gobierno no cuida los intereses del pueblo, sino más bien defiende los de empresas como Repsol o el Ingenio Ledesma, que aunque es una empresa argentina, es manejada por el feudo de Jujuy. En los tres lugares donde fuimos nos quedó la misma sensación: el gobierno es empleado de estas empresas.
M. B.: –Todos son parte de la misma historia: se quedaron sin trabajo, salieron a la ruta y fueron reprimidos. Pero no sólo para desalojar las rutas, ya que hasta entraban a las casas. Son lugares en los que se vive una persecución feroz.
–¿La idea que recorre Piqueteras es difundir esa problemática?
V. M.: –El fin es crear conciencia en todos los sectores sociales de lo que estamos padeciendo como país. No queremos proyectarlo únicamente en organizaciones piqueteras, sino también en asambleas, escuelas y universidades. Porque para salir adelante hay que concientizar a la gente de que esto pasa en el país y que, por lo tanto, es un problema de todos, no de unos pocos. Al escuchar a esas mujeres uno aprende mucho. Se da cuenta de la necesidad de fortalecer esa lucha entre todos.
M. M.: –Claro, porque más allá del nivel de pobreza de la gente, lo que impacta es el nivel de opresión y vigilancia que existe. A nosotros, por ejemplo, nos vigilaron mucho por estar haciendo el documental. Es imposible entender cómo vive esa gente desde una mirada apartada, como la que se genera desde Buenos Aires, porque hay una aparato organizado para que la información quede ahí y no trascienda.
M. R.: –Por eso les dimos la voz a los que no la tienen. Al interior nunca se lo mira. Lo que pasó con los dos chicos en Avellaneda no es nuevo, viene pasando en el interior desde hace casi diez años sin que los medios le hayan dado a esos hechos la importancia que tuvieron. Recién tuvo que haber piqueteros muertos en Capital para que los medios de comunicación realizaran una mirada crítica sobre la cuestión.