DEPORTES › IGUALO EL RECORD DE JUAN MANUEL FANGIO EN LA FORMULA 1

Nada mejor que Schumi

Después de 45 años, otro corredor se consagró por quinta vez campeón mundial de F-1. Después de la hazaña del balcarceño, Michael Schumacher consiguió su quinta corona y admitió que está en condiciones de superar la marca de Fangio en la próxima temporada. El alemán evita las comparaciones con el argentino pero, más allá de las estadísticas, hay un indisimulable perfil común que tiene que ver con las carreras y también con lo que sucede fuera de las pistas.

 Por Pablo Vignone

A Michael Schumacher no le gusta que lo comparen con Juan Manuel Fangio. Pero la verdad es que hay tantas similitudes entre ambos que la tentación se agranda. Al alemán le gusta tanto el fútbol que juega en un equipo de tercera de Suiza, el Echichens; al argentino le decían el Chueco precisamente a partir de su calidad de entreala y de cómo movía las piernas. Físicamente, Fangio era –como Schumacher hoy– un roble: el balcarceño resistía mejor que cualquiera de sus rivales las largas competencias de tres horas que componían la Fórmula 1 de los ‘50; Schumacher, que transformó en su gimnasio privado el despacho de Enzo Ferrari en Maranello, se baja sin transpirar de su coche después de vencer. Conductivamente, Fangio tenía un sentido táctico de excepción, que en la actualidad sólo puede exhibir el alemán. Ahora, ambos comparten el pináculo del automovilismo mundial, una vez que Schumacher ha hecho trizas 45 años de record exclusivo que el argentino coronó con su quinto título mundial. Así que, ¿cómo hacer para no compararlos?
Contra lo que hasta el mismo Schumacher preveía (“prefiero salir campeón en Alemania, delante de mi gente”), el piloto de Ferrari ganó el Grand Prix de Francia y, como se mantuvo la impronta del torneo –Schumacher en ascenso, sus rivales en franca caída–, la consagración llegó de manera muy anticipada. Ese es el nuevo record de Schumacher: se lo quitó a Jim Clark, que en 1965 se consagró campeón al ganar el 1º de agosto.
Schumacher salió campeón porque hizo todo bien y sus rivales lo hicieron siempre mal: Juan Pablo Montoya logró cinco pole-positions seguidas, pero no pudo transformar ni una sola en victoria. (Si las clasificaciones del sábado tuvieran el mismo puntaje que las carreras del domingo, Montoya lideraría el torneo. Pero por algo las carreras son el domingo...) Ayer, cuando era evidente que Schumacher no quería ganar –se mantenía muy cerca del joven Raikkonen sin atreverse a pasarlo cuando todo marcaba que podía hacerlo–, el finlandés de McLaren cometió un error de aprendiz, pisó aceite a menos de 20 kilómetros de la bandera a cuadros y le entregó en bandeja el quinto título a Schumacher.
Fangio también tuvo carreras como ésa: Peter Collins le sirvió el cuarto título en 1956 cediéndole su auto. Pero la quinta corona llegó de manera un poco más gloriosa. Fue el 4 de agosto de 1957, en Nurburgring, el circuito más difícil del mundo. La anécdota la conocen todos: el argentino partió en punta, sacó mucha ventaja, se detuvo en boxes, perdió un minuto, volvió a la carrera, quebró todos los records y pasó a las dos Ferrari punteras en la última vuelta. De biógrafo. Schumacher ha tenido carreras como ésa. Pero ninguna en esta temporada, en las que ha triunfado en ocho de las once carreras disputadas.
La estadística ha perdido sentido ante su avance arrasador. Schumacher ha conformado en Ferrari una escuadra realmente invencible –más, incluso, de lo que resultó Mercedes-Benz con Fangio en 1954 y 1955–, que tiene más dinero, recursos y técnicos que nadie, y cualquier registro contable no resiste el Factor Schumi: más títulos, más victorias, más puntos, más poles, más de todo. Donde sigue perdiendo –y lo seguirá haciendo, aunque gane todo lo que se le cruce– es en la eficacia relativa. Los porcentajes de conquista de Fangio son –como lo marca el cuadro– superiores: el argentino ganó la mitad de las carreras de F-1 que corrió; el alemán, una de cada tres.
Se puede discutir eternamente, con argumentos a favor de uno y de otro. Este debate no puede terminar, sólo acepta pausas. Y qué mejor que hacerlas para cambiar de página con una reflexión del propio Schumi: “Compararme con Fangio no sería honesto. Lo que él hizo, con unas condiciones de seguridad que no tenían nada que ver con las que tenemos en la actualidad, es totalmente excepcional”. Amén.

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“Lo que hizo Fangio no es comparable a lo que hicimos nosotros”.
 
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