EL PAíS › KOHAN, CAMPBELL Y PIANA EN LA CAUSA POR CONTRABANDO DE ORO

Lo que dijo Piana, el regresado

Todos los acusados se acostumbraron a culparlo de todo, ya que estaba preso en EE.UU. Pero el empresario volvió y está poniendo nerviosos a los otros imputados por contrabando con sus muy detalladas revelaciones.

 Por Adriana Meyer

Los acusados del caso conocido como la “mafia del oro” se habían acostumbrado a echarle la culpa al empresario Enrique Piana, personaje esencial de la trama, pensando que nunca volvería. Pero regresó, habló y sigue hablando ante la Justicia, para inquietud de los demás imputados. Aportó datos sobre una cuenta suiza que pertenecería a Jorge Campbell, y declaró que el ex secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería cobró coimas. El dueño de Casa Piana aseguró que también le pagó a Alberto Kohan a cambio de un “paraguas” de protección política para esta millonaria defraudación con los reintegros a las exportaciones de oro. “Llevaba el dinero a la oficina de Lito Fernández y nos hablábamos personalmente en el Boating de San Isidro”, relató en su extensa declaración indagatoria. Sin embargo, al momento de dar precisiones Piana afirmó que el ex funcionario menemista “nunca se comprometió a nada concreto”. Al arrepentido empresario no le consta que el ex ministro Domingo Cavallo haya participado de la maniobra, aunque las resoluciones que firmó la posibilitaron de hecho. En su versión, Emir Yoma también queda fuera de sospecha, no así Alfredo Yabrán. Y señaló a la empresa norteamericana Handy & Harman como la mentora de la operación. Cuando se presentó ante el juez le anunció que diría “toda la verdad”, pero quienes lo escucharon opinan que su relato trasunta cierto ánimo de “ajuste de cuentas”. ¿Por qué aceptó la extradición? ¿Cómo sigue el caso después de su declaración?
Apenas pisó suelo argentino los demás personajes de esta historia empezaron a preocuparse. Piana estuvo dos semanas haciendo un descargo que ocupó 70 fojas, sin que nada lo inquietara. “Ahora basta de discursear, ya sabemos de memoria cómo es el proceso de elaboración de las medallitas”, le dijeron la semana pasada, cuando comenzó el interrogatorio del juez Jorge Luis Ballestero y del fiscal Miguel Angel Osorio. Y empezaron las preguntas concretas. Una de ellas fue ¿cómo se gestó el encuentro con Carlos Menem que culminó con la presentación en sociedad de Refinerías Riojanas en el Salón Blanco de la Casa Rosada, en octubre de 1994? Ya no tan tranquilo, deberá ponerse el chaleco antibalas y desandar una semana más el camino desde su celda en el escuadrón Buenos Aires de la Gendarmería para seguir respondiendo preguntas en el tercer piso de los tribunales federales de Retiro. Hasta ahora era el principal acusado en el voluminoso expediente, pero decidió correrse.
“Aceptó la extradición con la idea de colaborar y contar todo, no negoció nada”, comentó a Página/12 uno de sus allegados. Cuando en 1997 fue arrestado en Estados Unidos, Piana hizo un acuerdo de cooperación que incluía no rechazar la extradición y, a su vez, los fiscales norteamericanos se comprometieron con la justicia argentina a enviarlo apenas pudieran prescindir de él. Esto ocurrió recién hace dos meses.
El arrepentido describió que la norteamericana Handy & Harman decidió armar el negocio en la Argentina, con el denominado G5 que integraban las empresas Vildex, Casa Eise, Vega y Camji, y Rodhio, además de Casa Piana, a partir de la resolución del Ministerio de Economía que les permitía cobrar reintegros a las exportaciones de oro. En apariencia, Casa Piana vendía supuestas manufacturas de oro a su socio norteamericano Handy & Harman y recibía a cambio reintegros y exenciones impositivas del Estado argentino, aunque a Estados Unidos viajaban medallitas de cobre y otras baratijas. Piana explicó algo que los investigadores a esta altura sabían de memoria: para que el negocio fuera más rentable había que cobrar reintegros de Aduana y de IVA. Las medallitas arrojaban un 99 por ciento de ganancia, exportaron por 100 millones y obtuvieron 15 en reintegros, pero no pagaron el 35 por ciento a la DGI. Para concretar la operación, descripta como “calesita”, armaron una red de proveedores truchos y la respectiva facturación apócrifa.
Piana está acusado de ser el organizador de semejante asociación ilícita, calificada por la Justicia norteamericana como “sofisticadofraude” (ver recuadro). Pero sus abogados piensan que, hasta ahora, se defendió bien porque explicó que la maniobra no fue ideada ni financiada por él sino por los de Handy & Harman, que aplicaron esquemas parecidos en otros países. “Hay una estrategia de imputar a (Alberto) Kohan, hacer zafar a (Domingo) Cavallo y a los funcionarios de la DGI, y básicamente culpar a los norteamericanos”, resumió una fuente con acceso al caso. Sin embargo, los investigadores tienen indicios de que Piana exportaba oro a una empresa canadiense antes de la entrada en escena de Handy & Harman. Ya contaba con la resolución de Cavallo, que luego fue mejorada.
¿Cuál será la estrategia de Piana a futuro? Apuesta a que ante una eventual condena se le computen los años que pasó detenido en Estados Unidos y recupere su libertad más temprano que tarde. Y en el expediente que tramita en el fuero penal económico que también lo tiene como imputado piensa argumentar que la Justicia estadounidense ya lo juzgó por el delito de contrabando. El sumario estaba en condiciones de ser elevado a juicio oral, pero ahora debe ser releído a la luz de los dichos del arrepentido venido del Norte. La sala II de la Cámara Federal aún no definió las apelaciones de los sobreseimientos dictados a los funcionarios de la DGI. Pero el fiscal Osorio espera poder elevarlo a proceso oral y público en marzo próximo.
Quienes conocen al caso a fondo definen a Domingo Cavallo como “El padre ideológico de la criatura”. Piana fue menos tajante. Según pudo reconstruir Página/12, lo mencionó en su declaración porque de él dependía el mantenimiento de los reintegros y cree que por eso lo contactaron los norteamericanos pero no le consta que haya habido dinero de por medio. Uno de sus allegados comentó a este diario que Piana se sorprendió por lo que publicó un matutino en relación con sus dichos sobre Cavallo. “Los norteamericanos tenían su lobby propio acá, Piana no lo acusó”, explicó la fuente. Si bien en su relato el ex ministro no aparece participando en forma directa en la maniobra, admitió que los norteamericanos le refirieron que lo contactaron para arreglar “determinadas cuestiones”.
“¿A qué teléfono se comunicaba para hablar con Kohan? ¿Cómo se hacían los pagos?”, le preguntaron a Piana. Respondió que el primero se lo dio en mano y que luego llevaba el dinero a la oficina de Mario “Lito” Fernández, uno de los principales operadores del ex funcionario menemista. Agregó que hablaban “personalmente en el Boating de San Isidro”. Kohan habría embolsado 300 mil pesos en cuotas mensuales de 30 mil, según una versión periodística. Aunque los pagos fueron a cambio de un “paraguas de protección política” por el cargo que ocupaba, Piana precisó que en definitiva no se comprometió a nada en forma explícita. Sin embargo, el juez Ballestero decidió incorporar los dichos del arrepentido a una causa por enriquecimiento ilícito contra Kohan. El fiscal Osorio pedirá un careo entre ambos y es posible que el ex funcionario tenga que dar explicaciones en una indagatoria. De todos modos, Piana no aportó pruebas que avalen sus palabras. Se sabe, la coima no da recibo.
Jorge Campbell fue secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería cuando Guido Di Tella ocupaba el Palacio San Martín. Pero antes había integrado el gabinete de Roberto Lavagna en la Secretaría de Industria del Ministerio de Economía, en épocas de Juan Sourrouille. Una fuente con acceso al expediente afirmó a Página/12 que su situación es “muy comprometida”, al igual que la de Marcelo Avogadro, quien al tiempo de la maniobra representaba al Estado en la fundación mixta ExportAr. Ambos tienen una falta de mérito pero Campbell sería número fijo para ser llamado a ampliar su indagatoria. “Recibía dinero porque era el que traía las resoluciones que posibilitaron la operación”, fue la explicación que dio Piana. Y aunque aportó elementos para ubicar una presunta cuenta en el Crédit Suisse de Zurich a nombre del ex funcionario, aclaró que él no realizó el pago. La fuente consultada aclaró que el ex embajador en Estados Unidos Raúl Granillo Ocampo no fue acusado por Piana. El pago de100 mil pesos por una gestión diplomática habría sido cobrado por Campbell y no por Granillo.
El arrepentido describió que el ex diputado justicialista César Arias, que revista actualmente en la Auditoría General de la Nación con el cargo de auditor general, viajó a Estados Unidos para ofrecerle dinero a fin de que implicara al ex ministro de Economía en la maniobra. Arias lo desmintió, pero las fuentes consultadas por este diario dieron crédito a los dichos de Piana. “Es muy significativo, habla de todo un modo de hacer política”, comentaron. También explicaron que esto puede dar inicio a otra causa judicial.
Dicen que donde intervenía Kohan no lo hacía Yoma, y viceversa. En tal caso, Piana afirma haber escuchado mencionar los “cotos de caza” en alusión a los negocios de la administración menemista. Eduardo Vázquez es uno de los imputados en la causa y fue abogado de Yoma. El grupo Yoma y las empresas vinculadas con Casa Piana compartieron los servicios de la escribana Marta Cavalcanti, esposa de Vázquez. Sin embargo, en el relato del arrepentido no aparece ninguna vinculación del ex cuñado de Carlos Menem con el caso. El único punto de contacto, al igual que en casi todos los principales casos de corrupción de la última década, es el MTB Bank del que Yoma supo ser cliente. Piana sospecha que el suicidado empresario Alfredo Yabrán pudo haber manejado las cuentas de este caso detectadas en esa entidad. Pero prefiere mostrarse, en todo caso, como una víctima de eterno enfrentamiento entre Yabrán y Cavallo.

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Piana extraditado después de ir a prisión en Estados Unidos.
Fue un testigo ejemplar y recibió por eso una pena leve (arriba).
Kohan, dice Piana, le cobró por dar “paraguas político”.
Según el detenido, se veían en el Boating San Isidro (abajo izq.).
Jorge Campbell, dice el empresario, también le cobró coimas.
Era secretario de Relaciones Económicas Internacionales (abajo der.).
 
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