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Hay una actividad que a Viglietti le apasiona tanto como la música: la de buscador cultural. Desde hace más de 30 años recopila testimonios sonoros que van desde un legendario reportaje que le hizo a Julio Cortázar hasta los más recientes a Milton Nascimento o Juan Gelman, pasando por pintores, futbolistas, campesinos, seres anónimos y conocidos. Allí atesora sus largas horas con Atahualpa Yupanqui, quien era amigo de su padre, César Viglietti, también guitarrista, y con quien trabó amistad durante su exilio en París. “Era un hombre de juicios muy severos, tomaba su tiempo entrarle, hasta que abría la tranquera. Era sabio, profundo. Aprendí mucho”, recuerda el cantor. Buena parte de ese archivo fue volcado en su programa de radio “El tímpano”, que desde hace veinte años emite por diferentes lugares del mundo y que en su país ganó la máxima distinción de la radiotelevisión, el Tabaré de Oro. En la Argentina el programa pasó hace unos años por Radio Municipalidad y Belgrano, y ahora Viglietti espera encontrar algún lugar en el aire. Mientras tanto, se puede escuchar por Internet.
–¿Qué es lo más valioso atesorado?
–Es difícil decirlo, es como elegir entre hermanos que uno quiere, todos diferentes. Está la entrevista al padre del Che, está don Rolendio Martínez, un campesino que murió a los 103 años y que me habló de los tres siglos que atravesó. Hay entrevistas a las Madres, a Paco Ibáñez, a Ernesto Cardenal, a Nicolás Guillén....