ESPECTáCULOS › “THE MOEBIUS STRIP”, DEL COREOGRAFO SUIZO GILLES JOBIN
Una danza de la geometría
Por C. H.
Sobre el piso cuadriculado del escenario, un grupo de cinco personas vestidas de modo casual (zapatillas, buzos, remeras) realizan el mismo ejercicio: se acuestan en posición de cúbito ventral para luego levantarse, buscar otro espacio y repetir la posición, pero boca arriba, cuidando de ubicar los cuerpos creando ángulos rectos unos con otros. La propuesta que realiza el suizo Gilles Jobin en The Moebius strip se transforma después de varios minutos, a partir de un cruce de miradas entre los intérpretes o de un breve momento de contacto. Ahora en conjunto pero siempre respetando el diseño angular, un ejecutante repta sobre el cuerpo de los demás para luego ofrecer la propia anatomía a modo de base de operaciones. Durante los 60 minutos que dura el espectáculo, se presentan variantes de la misma cadena humana. Así, los cuerpos puestos en sucesión determinan un sendero a transitar por turno, en un juego continuo que podría no tener fin. De allí el título del espectáculo: La cinta de Moebius (una banda en forma de ocho), imagen que representa el movimiento infinito.
Inspirado en rutinas gimnásticas, el espectáculo no presenta personajes, sino sujetos anatómicos preocupados en ser fieles a las consignas que comparten. Cuando se despojan de la ropa con que iniciaron sus actividades, los ejecutantes se uniformizan merced a lo que traen puesto debajo, unos anticuados slips negros y remeras blancas que remiten a un tiempo pretérito, muy anterior a la gimnasia de los joggings y los colores flúo. Bajo una luz siempre blanca aunque de diferente intensidad, los cinco adoptan posiciones de Hatha Yoga, siempre en la misma tónica corporativa. Si algún signo de descontrol altera el ritmo de la sesión, este remezón no dura demasiado. Fría, desapasionada, la sucesión de posiciones –algunas más aptas para ser observadas desde una posición elevada que desde la platea– continúa hasta que la luz, que va apagándose lentamente, lo permite. Un ejercicio monótono que, aunque no llega nunca a violentarlo, reclama la paciencia y la atención del espectador.