ESPECTáCULOS
Piñón Fijo, Pipo y las rubias
Más allá de las polémicas mediáticas orquestadas por los programas de chimentos (¿a quién le importa el teatro infantil si no es cuando llegan las vacaciones de invierno, y la guerra entre los titanes se asimila a las batallas que desatan las vedettes para promocionar los espectáculos veraniegos?), hubo cierto malestar entre Pipo Pescador y el payaso cordobés Piñón Fijo. “Cuando llegó a Buenos Aires rápidamente lo transformaron en una figura con una potencia iconográfica avasalladora”, dijo Pipo sobre el fenómeno de Piñón. “Es como si lo hubieran hecho estallar como una bomba. Mi pregunta es cómo sobrevive a esa iconografía. Me gustaría por afecto a ese artista dulce y encantador con los niños que la prensa lo sostuviera para que pueda seguir haciendo sus espectáculos”, señaló el autor de El auto de papá. A modo de presagio, sus palabras adquieren otra resonancia luego del retiro de Piñón de la televisión, desplazado por otra bomba de tiempo, construida a imagen y semejanza de la televisión: la blonda Panam, devenida en animadora infantil. “En la TV ahora ponen una rubia nueva cada tres meses. Esto es el método de suplantación de caras: la lógica de cambiar una rubia por otra, sin que ninguna de ellas se constituya en figura representativa de los niños del siglo XXI”, advertía Pipo. “El problema es que la TV iguala para abajo y todo se va degradando. La nueva costumbre es lanzar a los artistas, ya sea para chicos o grandes, como si fueran un champú e imponerlos a un costo de iconografía de tal magnitud, cuasi agresiva, que termina generando el efecto contrario: fastidian y saturan al espectador.”