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Tanto De la Serna como Salles se confiesan conocedores de la vida y obra del Che, después de la ardua investigación que debieron hacer para la realización de Diarios de motocicleta. El actor argentino reconoce que lo terminó de conocer recién ahora. “Como a todo adolescente, la imagen del Che me sacudió en un primer momento. Es una imagen profundamente romántica: un bello hombre muriendo por sus ideales no puede no movilizarte. A partir de la película empecé a estudiar con más profundidad su obra concreta. Y me hizo bien humanizar su imagen, porque la tenía muy idealizada. Yo no soy marxista, pero rescato la visión latinoamericanista. La figura del Che, hoy más que nunca, tiene un gran valor para todos nosotros, nos hace pensar qué somos y a dónde queremos ir.” Por su parte, el director rescata la coherencia de Guevara. “Era un hombre que decía lo que pensaba y después lo hacía. Esa coherencia extrema es casi inédita en la historia de la humanidad. No sólo asombra el nivel de integridad del Che, sino también su idealismo. El Che representa la necesidad del cambio. Cuando pensadores como Fukuyama dicen que es el final de la historia, el Che Guevara renace como contracara de esa visión inmovilista del mundo.”