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La carrera de Alessandra Ferri es apabullante por la cantidad de obras, personajes, coreógrafos y teatros que contabiliza. Nació en Milán en 1963 y comenzó su carrera en la Scala. Con 15 años ganó la primera beca que el British Council asignó a una bailarina. Gracias a ella, inició un perfeccionamiento en la Escuela del Royal Ballet de Londres. Dos años después ganó el Prix de Lausanne e ingresó a formar parte del selecto Royal Ballet. En 1983 fue elevada a la categoría de Primera Bailarina y los trabajos que el coreógrafo Kenneth MacMillan le preparó especialmente fueron aclamados: Romeo y Julieta, Manon, Different Drummer, Valley of Shadows. Ganó el Sir Lawrence Olivier Award. Su paso por el Royal Ballet fue histórico, pero Ferri pronto pasó al American Ballet Theatre de Nueva York, donde compartió escenario y fue dirigida por Mikhail Baryshnikov, el gran bailarín ruso-americano. Sumó decenas de nuevos ballets: Don Quijote, La Bayadera, El Lago de los Cisnes, Other Dances. Con el ABT recorrió el mundo. Como solista, desde entonces, fue convocada por las principales compañías y creadores del mundo, regresando periódicamente a la Scala. El mismísimo Roland Petit la llamó en 1992 a su teatro, el Opera de París, para cederle los protagónicos de su Carmen y su Coppélia. La Argentina no le es ajena a Ferri: con Maximiliano Guerra bailó en el Colón en 1997, y en 1998, Milonga del ángel y Faust Tango, de Oscar Aráiz con música de Piazzolla, en el Festival de Ravena. En 1999, actuó en el Luna Park, con Julio Bocca, en la Mambo suite de Ana María Stekelman, y, en 2004, hizo dúo con Iñaki Urlezaga en el Festival de Cremona.