ESPECTáCULOS › OPINION

El cuerpo equivocado

Por Sol Donato*

Decidí ponerme lolas, sacarme grasita del abdomen y limarme la nuez de Adán ante la TV. Y la clínica se portó de diez, no la conocía ni por nombre, y me entregué: son unos divinos. No lo hice sólo porque me dieran todo de arriba, fui muy exigente. Por ejemplo, primero me llevaron a una clínica que parecía un hospital público, y me negué. No tenía el buen gusto y la calidez que yo necesitaba. Yo, cromosómicamente, tengo más hormonas femeninas, y tenía que tomar una decisión: ¡la cirugía me ayudó! Antes había empezado un tratamiento para pasarme al otro bando, al masculino, con un médico de Bahía Blanca que me inyectaba una hormona masculina al 100 por ciento. Crecí dos centímetros, me llené de pelos, tuve una patilla larga, me cambió la voz y hasta me quedaron secuelas de acné. Pero la cirugía comprobó lo que yo sostenía: era una mujer en un cuerpo equivocado.

* Paciente travesti de Transformaciones.

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