Miércoles, 15 de julio de 2015 | Hoy
LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
A raíz del reciente fallecimiento del comunicador boliviano Luis Ramiro Beltrán, de importante trayectoria intelectual, académica y política, Washington Uranga recorre aspectos principales de su vida y sus contribuciones.
Por Washington Uranga
El nombre de Luis Ramiro Beltrán está asociado de manera indiscutible a la comunicación en América latina, a la construcción teórica, a los temas de comunicación y desarrollo, a las políticas de comunicación y a las luchas por el derecho a la comunicación. Cuando los intelectuales latinoamericanos de la comunicación consideraron que habían llegado a la mayoría de edad como para construir un pensamiento crítico desde este lugar del mundo, Beltrán fue uno de los pioneros que le pusieron calidad científica y sentido político a la tarea. Este hombre, nacido en Oruro (Bolivia) en 1930 e hijo de dos periodistas (Luis Humberto Beltrán y Bethsabé Salmón), identificado con la mejor tradición latinoamericana de los estudios en comunicación, falleció el pasado 11 de julio en la capital boliviana. Fue suficiente que trascendiera la noticia de su deceso para que llovieran, desde todos los rincones de América latina, las muestras de congoja y reconocimiento de sus colegas, de los discípulos y sobre todo de los amigos que sembró en todo el continente a lo largo de su extensa vida.
Un repaso muy rápido a su trayectoria permite advertir que Beltrán trabajó en el Centro Internacional de Estudios en Comunicación (Ciespal) en Ecuador, en el Instituto de Estudios Transnacionales (ILET), en México, en el Instituto para América Latina (IPAL), en Perú, y en el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (Canadá). También cumplió funciones en la OPS (Organización Panamericana de la Salud) en Estados Unidos y en Colombia, en Unicef en México y Colombia, para la Unesco en Guatemala, Panamá, Francia, Túnez, Colombia y Guatemala, en la FAO en Chile y en Italia, y para el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en Bolivia y Argentina, sin considerar las numerosas misiones de asesoría que desempeñó para esos y otros organismos internacionales. Pero más allá de sus cargos y responsabilidades, Luis Ramiro siempre regresó a su Bolivia natal para seguir actuando como maestro de la comunicación, acompañando las más diversas experiencias de comunicación, alimentando el debate político sobre el tema y alentando a muchas de las iniciativas de comunicación popular y comunitaria que emergen en ese país de rebosante de multiculturalidad.
Doctorado en comunicación y sociología en la Universidad del Estado de Michigan (EE.UU.) en 1972, recibió en 1984 el título de doctor honoris causa de la Universidad Católica Boliviana de La Paz y luego de la Universidad Técnica de Oruro (Bolivia). En el 2009 la Universidad Mayor de San Andrés también lo distinguió con el doctorado honoris causa.
Por su labor como periodista y como teórico de la comunicación recibió muchos premios internacionales y, en los últimos años, numerosos reconocimientos de sus colegas y de instituciones académicas y profesionales. En 1997 fue distinguido con el Premio Nacional de Periodismo de Bolivia y, diez años después, en el 2007, la Alaic (Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación) lo reconoció por su trabajo en el campo de la investigación en comunicación. Desde mayo de 2003 hasta mayo de 2005 Luis Ramiro Beltrán cumplió la función de “defensor del lector” para el Grupo de Prensa Líder, conformado por ocho diarios de su país.
Sus trabajos aportaron a la comunicación y el desarrollo, a las políticas de comunicación y a la comunicación y a las políticas públicas. En los años setenta fue de los primeros teóricos de la comunicación que desde América Latina problematizaron las cuestiones relativas a la democratización de la comunicación, convirtiéndose en uno de los principales portavoces del Nomic (nuevo orden mundial de la información y de la comunicación). En 1974 Beltrán dio a luz un concepto sobre políticas nacionales de comunicación (PNC) que se convirtió en un clásico de los estudios latinoamericanos en la materia. Definió entonces a las PNC como “un conjunto integrado, explícito y duradero de políticas parciales de comunicación, armonizadas en un cuerpo coherente de principios y normas dirigidos a guiar la conducta de las instituciones especializadas en el manejo del proceso general de comunicación de un país”.
Beltrán ha sido autor de una extensa producción científica y literaria recogida en libros y documentos de trabajo. Sin embargo, nunca se adaptó al uso de la computadora. Hasta el final de sus días siguió escribiendo sus textos a mano o en una antigua máquina de escribir mecánica. Su obra más reciente es “La comunicación antes de Colón: tipos y formas en Mesoamérica y Los Andes” (2009) (Páginal12, 10 de junio de 2009) escrita en coautoría con sus colegas bolivianos Erick Torrico, Karina Herrera y Esperanza Pinto.
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