Miércoles, 22 de diciembre de 2010 | Hoy
LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Por Silvia Bacher *
Es un hecho conocido. Las voces de jóvenes no suelen tener espacio en los medios de comunicación. Más bien ellos mismos son víctimas de la construcción de estereotipos y estigmatizaciones que, desde los espacios mediáticos, los señalan como violentos, vagos, peligrosos. Pero es necesario seguir denunciando que al permanecer impermeable a sus voces, la sociedad no sólo pierde la oportunidad de incorporarlos a la polifonía social, sino que cercena el derecho reconocido internacionalmente por el cual ellos deben opinar en aquellos temas que les competen.
Cuando los más jóvenes toman la palabra pueden imaginar mundos más justos, analizar escenarios de modos que sólo ellos pueden hacerlo dado que son protagonistas, proponer ideas que, sin duda, dejan pensando a más de un adulto. Al escucharlos es fácil descubrir que los temas que les preocupan no son diferentes de los que conocen los adultos. Hablan de falta de oportunidades en el campo laboral, de la discriminación de la cual se sienten víctimas, de las dificultades para lograr acceso a información sobre salud sexual y reproductiva, denuncian la ausencia de espacios de esparcimiento (como si no fuera un derecho el tiempo libre digno para ellos), asumen la importancia de ir a la escuela aunque muchas veces ésta los deje afuera, ponen en evidencia la problemática de noviazgos violentos y también se preocupan por situaciones que los exponen a múltiples situaciones de inseguridad.
Desde hace más de dos décadas, mi actividad profesional está abocada a identificar, fortalecer y divulgar aquellas prácticas que promueven la vinculación de los medios de comunicación con la educación. Y desde muy diferentes espacios sigo descubriendo el trabajo silencioso y fecundo de miles de docentes a lo largo y a lo ancho del país que trabajan en soledad y no logran dar visibilidad a sus logros.
Una de las prácticas que busca revertir este silencio de radio consiste en la implementación de proyectos de comunicación en escuelas. Son muchos los proyectos de radios escolares, aunque no existe un registro que dé cuenta de su dimensión. Valga como ejemplo la convocatoria de la Red Nacional de Radios Escolares Aprender con la Radio, impulsada por la asociación civil Las Otras Voces, Comunicación para la Democracia, que nuclea a más de 400 referentes de radios escolares de todas las provincias argentinas. Algunas radios cuentan con equipamiento tecnológico. Otras con antena y frecuencia “legal”. Muchas apenas con la voz. Algunas están localizadas en centros urbanos, otras en parajes desolados. Todas se definen como radios escolares.
Si bien buscan fortalecer la oralidad y la escritura, saben que son caminos para estimular la creatividad y fortalecer la autoestima de los más jóvenes. Una vía para abordar temas complejos como la discriminación, la violencia, el sentido del tiempo libre. Un modelo a partir del cual es posible mostrar que al trabajar en equipo es posible construir solidariamente en pos de la participación en tanto práctica ciudadana.
Otro caso es el del proyecto Radios por la Educación que impulsa la mencionada asociación en alianza con Unicef, busca ir más allá. Trabaja en Clorinda (Formosa), Aristóbulo del Valle (Misiones), Fontana (Chaco) y en Tigre (Buenos Aires) para que las voces de los jóvenes –escolarizados o no– logren consolidar la noción de la trascendencia de su participación en la construcción de la agenda. Las escuelas, las organizaciones sociales, las radios locales son actores capaces de articularse para que este desafío se torne realidad.
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que contempla aspectos ligados a la infancia y la juventud, señala que la radio escolar que solicite licencia contará con un régimen especial para su obtención. La creación de un programa de fortalecimiento de radios escolares en el seno del Ministerio de Educación de la Nación, tendiente a ordenar la normativa vinculada con esas radios, será un complemento capaz de aportar legalidad.
Pero más allá de ese ordenamiento es inminente la reglamentación del Consejo Asesor de la Comunicación Audiovisual y la Infancia. Multidisciplinario, pluralista y federal integrado por personas y organizaciones sociales con reconocida trayectoria en el tema y por representantes de niños, niñas y adolescentes promovido por dicha ley. Si este espacio logra llevar adelante sus funciones las y los docentes podrán contar con herramientas para fortalecer sus radios, que no es otra cosa que fortalecer la educación cívica desde la infancia.
* Periodista. Autora de Tatuados por los medios.
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