El avance de la cultura digital resultó impiadoso. Primero cerraron sus puertas los clásicos “videos” del barrio. Después emprendieron la retirada las cadenas internacionales. Ayer se selló definitivamente su suerte. Dish Network, la empresa que se había hecho cargo de la agonizante Blockbuster, anunció el cierre de sus últimos 300 locales en Estados Unidos, donde había llegado a tener unos 4000. Antes habían abandonado otros 5000 puntos de alquiler de videos distribuidos en más de veinte países.