Martes, 18 de agosto de 2015 | Hoy
Leonard Robinson hizo una fortuna en el negocio del lavado de autos, pero su verdadera vocación estaba en ser Batman. Para ello invertía unos 25 mil dólares al año en trajes y merchandising del héroe y en su Lamborghini negro, hasta dejarlo casi igual al batimóvil. Saltó a la fama en 2002, cuando lo detuvieron unos policías en la carretera 29 de Maryland, Estados Unidos. En ese momento se dirigía completamente caracterizado como el hombre murciélago a animar a chicos internados en un hospital de la zona y el video se viralizó en la red. El domingo a la noche había emprendido otro viaje, esta vez por la interestatal 70, cuando el batimóvil lo dejó de a pie. Se bajó a ver qué pasaba y lo atropelló otro auto. Así murió, en el acto, el Batman de carne y hueso.
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