PSICOLOGíA › SOBRE CERTEZAS “INCONMOVIBLES”

¿Y si no fuera así?

 Por Pablo Peusner

Una analizante de 9 años me explicaba sus dificultades para alejarse de su madre de la siguiente manera:

–Si mi mamá está en Moreno o Luján, yo no puedo ir más lejos que Castelar o Haedo.

–¿Y qué pasa si vas más lejos? –pregunté.

–No entendés. No puedo ir.

–¿Pero por qué? –insistí.

–Porque es como un imán magnético que me trae de vuelta.

–Nunca escuché en la vida que eso le pasara a ningún chico o chica...

–Es algo único entre mi mamá y yo. No vas a poder explicarlo.

–¿Estás segura?

–Sí.

–¿No te parece que podría explicarse de alguna manera?

–No.

–¿Y si no fuera así?

–Es así.

Este modo de explicación se apoya en una certeza absoluta e inconmovible. Se trata de algo único e inexplicable que se le aparece al sujeto como un hecho transparente a su intuición, como una evidencia que resulta inaccesible al Otro. La puerta al Otro, cuando está abierta, es la misma puerta por donde se filtra la duda, la vacilación, el to be or not to be que suele acosar al sujeto dividido. ¿No es un lujo no dudar, mantenerse incólume en la certeza de cualquier idea? Ese lujo exige que el asunto esté organizado de otro modo que con la estructura significante y es, en realidad, un modo de goce no reprimido. Bastaría con tensarlo entre al menos dos significantes para que cambiara de estatuto, es decir: para que sufriera el efecto inevitable de resultar atravesado por los significantes del Otro tornándose un lujo ante el cual el sujeto se siente impotente o indigno. Se entiende tal vez un poco más ahora por qué solemos considerar como más normal, como más adaptada y hasta como más socializable una posición sujeta a la duda. No es por nada que las modalidades de los sujetos que suelen darse estos lujos hayan sido definidas por Lacan en cierta relación de exclusión respecto del discurso: ya sea flotando entre discursos o, directamente, fuera de los mismos, mientras que habitualmente el sujeto humano hablante es claramente un siervo o un esclavo del discurso, en tanto queda sometido a los condicionamientos que sus elementos y lugares determinan sobre sí.

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