Un Boeing 737 de la aerolínea rusa Aeroflot se estrelló ayer el oeste de Rusia, cuando se preparaba para aterrizar. Los 82 pasajeros y seis tripulantes del avión murieron. El accidente ocurrió cuando la nave descendía para aterrizar en el aeropuerto de Perm, a 1400 kilómetros al oeste de Moscú, en la región central de las montañas de los Urales. Explotó luego de caer en la madrugada sobre un campo deshabitado. Habían pasado poco menos de dos horas después de haber despegado del aeropuerto moscovita de Sheremetievo.

La aerolínea Aeroflot confirmó que no había sobrevivientes y que entre las víctimas había siete niños, seis tripulantes y 20 extranjeros, entre éstos nueve azerbaiyanos, cinco ucranianos, un francés, un suizo, un letón, un alemán, un turco y un italiano. Además, entre las víctimas está el general Gennadi Troshev, un alto mando de Rusia en la guerra de Chechenia y consejero del ex presidente ruso Vladimir Putin, informó la agencia de noticias rusa Interfax.

Las autoridades rusas descartaron un atentado terrorista. “Los especialistas en explosivos y de los servicios especiales que trabajaron en el lugar del accidente no encontraron ninguna prueba que indique que fue un atentado”, dijo el ministro ruso de Transportes, Igor Levitin.

Por lo pronto, se desconocen las causas del siniestro, aunque de acuerdo con las primeras investigaciones, el accidente pudo ser provocado por “desperfectos técnicos”, según el jefe del comité investigador de la fiscalía rusa, Alexander Bastrykin. “Cuando el avión se estaba preparando para aterrizar, perdió la comunicación a la altura de 1100 metros y los controladores aéreos le perdieron la pista. El aparato fue encontrado en los límites de la ciudad industrial de Perm completamente destruido por las llamas”, indicó Aeroflot en un comunicado de prensa.

Testigos dijeron a la prensa que la aeronave pasó por encima de sus casas antes de la explosión, que propulsó restos ardiendo en todas las direcciones. “El avión pasó por encima de nuestro edificio y se estrelló a unos 200 metros”, relató a la agencia de noticias AFP un habitante de Perm. “Saltó por los aires, y los pedazos cayeron al suelo”, agregó. “Estaba ardiendo cuando todavía se encontraba en el aire y parecía un cometa”, dijo otro testigo a la televisión local.

Los restos del aparato quedaron esparcidos en una zona de cuatro kilómetros cuadrados, señalaron las autoridades rusas. Precisaron que el incendio originado por el accidente estaba completamente apagado. El siniestro dañó los rieles del ferrocarril Transiberiano.

Las dos cajas negras del avión fueron localizadas y ayer expertos las analizaban para determinar cómo ocurrió el accidente. Levitin indicó que su descodificación llevará de tres a cuatro semanas.

Un portavoz de Aeroflot dijo a los periodistas que este año se había realizado “una inspección técnica completa” del avión y que estaba en “condiciones adecuadas” para volar. Además, Aeroflot precisó que el avión, que llevaba 16 años en servicio, fue alquilado para el período 2008-2013 a la empresa Pinewatch Limited, con sede en Dublín. El aparato fue explotado anteriormente por una aerolínea china.

La compañía rusa estableció un centro de crisis para los familiares e informó que pagará una indemnización de más de dos millones de rublos (55 mil euros) por cada una de las víctimas.

Se trata de la peor catástrofe aérea de un avión ruso en dos años. En agosto de 2006, un Tupolev 154 con destino a San Petersburgo, se estrelló cerca de la ciudad ucraniana de Donetsk. Causó la muerte de las 170 personas que viajaban en el avión.

El año pasado, 33 accidentes de aviación dejaron 318 muertos en Rusia, seis veces más que en 2005. Entre las causas de estos accidentes, los expertos mencionaron las deficiencias de la formación profesional de los pilotos y la vetustez de la flota comercial rusa. Una comisión especial sobre seguridad aérea afirmó en enero pasado que la edad promedio de los aviones es de 18 años en las líneas internacionales y 30 años en las líneas interiores.

El 24 de agosto pasado cayó otró Boeing 737 de 29 años de antigüedad en la república de Kirguistán, Asia Central. Allí murieron 65 personas.