SOCIEDAD
Un comisario detenido por permitir el funcionamiento de desarmaderos
La investigación se inició a partir de la denuncia de vecinos de General Pacheco. Con complicidad policial, en dos predios se desguazaban autos y se vendían los repuestos. Un suboficial prófugo.
Un comisario de la Policía Bonaerense, titular de la seccional de General Pacheco, fue detenido acusado de cobrar por permitir en su jurisdicción el funcionamiento de dos desarmaderos de autos robados. La investigación, conducida por un fiscal de Tigre, se inició a partir de denuncias de vecinos e incluyó la utilización de helicópteros para obtener relevamientos fotográficos de las instalaciones, que se cuentan entre las más importantes de este tipo desmanteladas hasta la fecha. El mayor de los locales ocupaba más de media manzana y se dividía en dos sectores: uno, que podría denominarse “industrial”, donde los autos robados se transformaban en repuestos, y el “comercial”, donde se efectuaban las ventas. Según fuentes judiciales, esta actividad delictiva creció a partir del aumento en los precios de los automotores y de los repuestos; y, desde que subieron los combustibles, muchos autos se roban sólo para aprovechar el equipo de gas natural comprimido. Además del comisario de la Bonaerense, fueron detenidas cinco personas que operaban el desarmadero, y hay un suboficial prófugo.
“Era un verdadero polirrubro automotor”, comentó una fuente judicial, refiriéndose al mayor de los desarmaderos que funcionaban en el barrio Las Tunas, de la localidad bonaerense de General Pacheco. Los establecimientos clandestinos se habían instalado en la zona más apartada del barrio, y la primera información sobre ellos provino de denuncias vecinales. El fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción 2 de Tigre, John Broyad, dirigió la investigación que incluyó fotografías aéreas obtenidas mediante helicópteros.
Los resultados de la investigación fueron presentados al juez de garantías de San Isidro Orlando Díaz, quien dispuso el allanamiento de los locales, efectuado el 24 de setiembre. En esa oportunidad se detuvo a cuatro personas. Los funcionarios judiciales entendían que “difícilmente hubieran podido funcionar desarmaderos de semejante magnitud sin alguna cobertura policial”, y ese mismo día la Policía Bonaerense relevó de su cargo al comisario de Pacheco.
Las investigaciones, ya centradas en la complicidad policial, continuaron y condujeron al arresto de Fiori, que se efectuó el jueves pasado. “Se determinó que había cobertura policial para permitir el funcionamiento de los desarmaderos y que incluso existía el cobro de una cuota para dejar operar el negocio”, afirmaron las fuentes de la investigación, y especificaron: “El cobro de la cobertura policial era semanal y los policías encargados de recaudar no faltaban nunca”. Según las fuentes judiciales, “la idea era que la policía diera un viso de legalidad a los desarmaderos. Incluso hay libros con inspecciones policiales donde no se dejó asentada ninguna ilegalidad en esos locales”.
Uno de los “cobradores” sería el sargento ayudante José Garay, cuya captura también fue dispuesta por el magistrado y que hasta anoche se encontraba prófugo.
En su declaración indagatoria ante el fiscal, Norberto Fiori se declaró “inocente”; quedó detenido a disposición del juez Díaz. Tanto el comisario como el sargento Garay son imputados de “asociación ilícita”.
En cuanto a los cuatro civiles detenidos en el desarmadero, se los acusa de “asociación ilícita” y de “encubrimiento agravado por habitualidad”, lo cual se refiere a que su accionar, al desarmar autos sustraídos, implica en cada caso encubrir el delito del robo del vehículo. Además, dos de ellos son acusados por “portación de arma de uso civil”.
En los desarmaderos se incautaron 3000 autopartes; se constató que los números de serie de chasis y motores correspondían a automotores con pedido de secuestro. De los dos establecimientos, uno de ellos contaba con un “anexo” al cual acudían intermediarios y talleristas para comprar los repuestos”.
“La actividad de los desarmaderos de autos se incrementó notablemente en los últimos meses”, observó a este diario una fuente judicial. “El encarecimiento de los autos nuevos hace que muchas personas, que anteshubieran cambiado su auto, ahora lo conserven y necesiten repuestos. Esta es una modalidad delictiva que responde a los altibajos económicos del país, y había caído mucho durante la Convertibilidad.”
El modo de operar de los desarmaderos era “similar al de los negocios que, en la calle Libertad, venden relojes y otras mercaderías robadas -según la fuente judicial–: en este caso, las personas dedicadas a ‘levantar’ autos en la calle vendían las unidades robadas a estos desarmadores, quienes las transformaban en repuestos que a su vez vendían a intermediarios o talleristas”. Los repuestos de más valor son los capots, tapas de baúl, puertas, ventanillas, parabrisas y guardabarros. Los vehículos son habitualmente desguazados por completo, y la carcasa restante se quema. Pero también “a raíz del encarecimiento del combustible, son muy solicitados los equipos de gas comprimido: se están robando muchos autos sólo para aprovechar el equipo de gas”, comentó la fuente judicial.