Miércoles, 28 de enero de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › EL PAPA Y LOS LEFEBVRISTAS
La anulación, por parte del papa Benedicto XVI, de la excomunión de cuatro obispos cismáticos lefebvristas, uno de ellos negador del exterminio antisemita, desató ayer una nueva polémica entre el Vaticano y miembros de la comunidad judía. “Las evidencias históricas están inmensamente en contra de que seis millones de judíos murieran asesinados en cámaras de gas como parte de una política de Adolfo Hitler”, sostuvo el obispo británico Richard Williamson en una entrevista televisiva. Sin embargo, en la jornada que se conmemoran a las víctimas del Holocausto y después de que cardenales, obispos y organismos vaticanos condenaran las declaraciones del prelado tradicionalista, la Fraternidad creada por el fallecido arzobispo cismático Marcel Lefebvre también se distanció, por medio de un comunicado, de la parcialidad histórica de Williamson.
En 1988 Lefebvre rechazó las reformas implementadas por la Iglesia Católica durante el Segundo Concilio Vaticano en los años ’60. En realidad, la Fraternidad San Pío X (fundada por Lefebvre) criticó la reconciliación con el judaísmo y la cooperación con otras confesiones cristianas impulsadas por los católicos. Entonces, el papa Juan Pablo II excomulgó automáticamente a los seguidores de la Fraternidad: Bernard Fellay, Alfonso de Galarreta, Tissier de Mallerais y Richard Williamson fueron los cuatro prelados que habían sido ordenados por el arzobispo disidente y, por tal razón, apartados del catolisismo.
El sábado último, no obstante, Benedicto XVI firmó un decreto que anuló la excomunión de los cuatro obispos cismáticos lefebvristas, en pos de “estabilizar las relaciones con la hermandad, estimular la unidad de la Iglesia universal y superar el escándalo de la división”. Sin embargo, las repercusiones de la comunidad internacional, tanto católica como judía, no se hicieron esperar. Por ejemplo, para el teólogo rebelde suizo Hans Küng –conocido por sus posiciones progresistas– la decisión de Benedicto XVI de reintegrar a los ultraconservadores tiene “un significado mucho más profundo, porque representa la restauración”, aseguró en una entrevista al diario italiano La Reppublica.
La revocación de las excomuniones coincidió con las declaraciones negacionistas de la Shoah del prelado tradicionalista inglés Williamson. En una reciente y polémica entrevista en la televisión sueca, el obispo sostuvo que durante el nazismo solamente “dos o tres mil judíos murieron en ese período en campos de concentración, y ninguno de ellos en cámaras de gas”.
Para condenar los dichos de Williamson, el rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni, aseguró que la rehabilitación del obispo “abrió una profunda herida en el diálogo católico-judío” y el rabino David Rosen, presidente del Comité Internacional Judío de Cuestiones Interreligiosas sostuvo que la Iglesia quedaba “contaminada”. De hecho, la consternación de católicos por esa apertura junto a las críticas de la comunidad judía mundial (e incluso del mismo diario oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano) contra las declaraciones del obispo Williamson negando el Holocausto, obligaron a Bernard Fellay, líder actual del movimiento ultraconservador, a pedir perdón al Papa. El superior de los tradicionalistas agregó que además de “reconocer la inoportunidad de esas declaraciones” también han constatado “con tristeza” que “han golpeado directamente a nuestra Fraternidad, desacreditando la misión”.
En Alemania, Williamson enfrenta una investigación por sus declaraciones, pues negar el Holocausto es considerado un delito por la ley alemana: aunque la entrevista fue emitida en Suecia, fue realizada por un periodista de televisión mientras visitaba un seminario sobre la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, en la ciudad alemana de Ratisbona.
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