Desde Pinamar

“Una señora que vino de La Rioja me decía ayer en la playa que estaba encantada con el estilo de Pinamar, con sus casas sin rejas ni cercos perimetrales.” Con notorio orgullo, el intendente de Pinamar, Rafael De Vito, resaltó ante Página/12 la ausencia de medidas de seguridad explícitas, visibles, en su partido, mientras un helicóptero policial sobrevolaba la zona de Bunge y la playa. A pesar de las apariencias, Pinamar cuenta con una serie de prevenciones en la materia, que este año van desde la presencia en los lugares más concurridos de cerca de 600 policías, más 35 cámaras que monitorean los accesos a la ciudad, los centros comerciales y lugares considerados “sensibles” en materia de seguridad, como la zona del Golf. Los policías se movilizan en patrulleros nuevos, motos enduro, cuatriciclos, bicicletas y caballos, a la vez que cuentan con el respaldo de un helicóptero que patrulla la ciudad, sobre todo la zona de playa, prácticamente las 24 horas.

“Tenemos alrededor de cincuenta motociclistas (de la policía) que están patrullando en forma permanente y como complemento de las cámaras, hemos instalado un centro de cómputos para recepcionar las imágenes que se vayan tomando”, explicó De Vito. Ese material se va a guardar por al menos 30 días, de ser necesaria alguna consulta para esclarecer algún hecho. “Tenemos cámaras de seguridad, tenemos más policías que nunca, pero la semana pasada se pagó en una playa de Pinamar el rescate por el secuestro de Leonardo Bergara. Ya nos recuerdan por el crimen de (José Luis) Cabezas y por el escándalo del ex intendente (Roberto) Porretti. ¿Podemos confiar en lo que dicen? ¿Hasta cuándo vamos a seguir saliendo en los diarios?”, se preguntaba Alicia, una remisera que llevó a Página/12 hasta el parador La Frontera, donde se habría dejado el pago del rescate por Bergara. Las críticas se escuchan entre comerciantes, empresarios, empleados y turistas.

El director de Seguridad de Pinamar, Fernando Miner, salió al cruce diciendo que los avances tecnológicos que se están aplicando permiten ser optimistas porque “podrían determinar, incluso, si es que ingresa un auto con pedido de captura. Hasta se podría averiguar si tiene deudas en el pago de la patente”. Los policías que trabajan en la seguridad local le llaman Gran Hermano al plan de monitoreo, que se asemeja muy poco al programa de televisión y bastante, por lo agobiante de la presencia policial, a la famosa novela de George Orwell. Se dijo que las 35 cámaras digitales que se utilizan demandaron una inversión de 200 mil dólares. El mismo sistema se aplica en las playas vecinas de Ostende, Valeria del Mar y en el bosque de Cariló, donde se afirma que hay una dotación del grupo de elite Halcón presto a intervenir ante un eventual secuestro extorsivo.

“Hola. ¿Me están llamando desde la casa de Cazón y De las Artes, donde vive la familia de Tal y Cual?” La operadora de la remisería, cuando recibe un llamado, está en condiciones de saber, en forma inmediata, desde dónde la llaman, sea una casa de familia, un comercio o un locutorio. “La información contribuye a la seguridad de todos y la forma de obtenerla es pedirle a los clientes que no llamen al número habitual de la agencia, sino a otro más corto. Se tiene que apretar asterisco y digitar cuatro números”, explicó el propietario de un taxi con parada en la zona de Bunge y De las Artes. Del mismo modo, por satélite, se puede ubicar a los patrulleros para ordenarles que intervengan ante cualquier hecho que se produzca.

Según el intendente De Vito, “esta temporada estamos cosechando los frutos de haber trabajado en la prevención desde el mes de octubre y en eso tenemos que agradecerle mucho al gobernador (Daniel) Scioli, porque él se interesó personalmente en el tema. Nosotros hoy tenemos un 62 por ciento menos de robos que el año pasado, hasta las primeras semanas de enero, y no tenemos ningún caso de robo a mano armada”. Entre el vecindario, sin embargo, persisten las dudas sobre la honestidad de los policías locales: “Tenemos la experiencia del caso Cabezas, vemos lo que ha pasado con el caso Bergara y estamos cansados de escuchar promesas”. Alicia, la remisera, como tantos otros entre los 40 mil pobladores estables de Pinamar, cree que “todavía hay mucho por hacer y hay que ver si esta policía está en condiciones de cambiar su imagen”.