Miércoles, 28 de enero de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › BERGARA: HIPOTESIS CON Y SIN RESPUESTA
Por Raúl Kollmann
A tres días de la liberación de Leonardo Bergara, la investigación parece empantanada y no se logra detener al grueso de los integrantes de la banda, que la mayoría de los expertos calcula en siete u ocho, como mínimo. Seguramente la fiscal Silvia Cavallo y los hombres de Investigaciones de la Policía Bonaerense tienen cartas todavía por jugar, pero durante los 33 días que duró el secuestro siempre insistieron en que una vez que la víctima estuviera en su casa, la banda sería aprehendida. El caso Bergara plantea una serie de preguntas: algunas tienen respuestas y otras son una verdadera incógnita.
–Fuera de micrófonos, los investigadores insistían en teorías como la del autosecuestro o, más precisamente, que Leonardo estaba escondido porque tenía una deuda –de juego o de una importación supuestamente ilegal– y lo perseguían para que pague. Tras la liberación, estas hipótesis fueron degradadas, en especial porque Bergara apareció con las uñas muy largas, la barba y signos de haber estado realmente en cautiverio. De todas maneras, se insiste en el carácter extraño del caso en relación con Bergara y su familia. ¿Por qué nadie de la familia dio la cara? ¿Por qué no pidieron por la vida de Leonardo como lo hacen todas las familias de las víctimas de un secuestro? La realidad es que hasta el momento no apareció ninguna evidencia de un conocimiento entre la familia y los secuestradores e incluso la fiscal Cavallo ha dicho que no hay puntos oscuros en la situación económica familiar. La difusión de una escucha en la que Leonardo –en cautiverio– le grita a Gustavo que pague y lo hace en muy malos términos, no es evidencia de nada. En todos los casos, el secuestrado cree que su familia no está haciendo lo suficiente para liberarlo.
–Es indudable que en la banda hay policías, al punto de que hasta el momento no aparece sospechado oficialmente ninguna persona que no tenga uniforme. Hay una obvia maniobra que está referida a una interna policial: la aparición de Bergara en la casa del subteniente Jorge López, del servicio de calle de El Pato, Berazategui. Todos los criminalistas coinciden que ningún policía mete un secuestrado en su casa, por lo cual parece lógico que algún enemigo de López o de la conducción de la Bonaerense en esa zona, metió a Bergara en el lugar, aprovechando que la vivienda estaba deshabitada, en refacciones. De todas maneras, López y los policías de Berazategui deben tener alguna noción de quién les hizo la maniobra y tal vez tenga que ver con negocios turbios de integrantes de la fuerza. A primera vista se ve que todos los protagonistas de la historia de Bergara son policías de Quilmes y Berazategui y no es un dato menor que a uno de esos uniformados, Víctor Vega, segundo del jefe de operaciones de Berazategui, le hayan encontrado seis kilos de marihuana, producto de un operativo antidrogas anterior. En principio, el diagnóstico es que el objetivo del secuestro fue el de siempre: hacer dinero. No una operación contra el gobernador, el ministro o el jefe. Los protagonistas: seguramente una banda mixta de delincuentes comunes y ex policías. Es casi seguro que esa organización tenía relaciones estrechas con policías en actividad, pero más bien en el tráfico de drogas. Después, aprovecharon a Bergara para pasarle una factura a López y a los jefes de Quilmes-Berazategui.
–Sí, en la zona de Quilmes-Berazategui aseguran que el buscado secuestrador Rodolfo “El Ruso” Lohrman está relacionado con el caso Bergara e incluso que mantiene relaciones con hombres de la fuerza y con algún ex integrante de la banda del Gordo Valor. A Lohrman se le adjudica participación en el secuestro del desaparecido Christian Shaerer e incluso de Cecilia Cubas, hija del ex presidente de Paraguay. La versión se parece demasiado a un cliché, pero quienes la difunden dentro de la Bonaerense juran que Lohrman está en la zona desde hace cuatro meses. El otro rumor menciona que los secuestradores responden a viejos y poderosos comisarios de la Bonaerense que les quieren hacer la guerra a los actuales jefes. Aquellos comisarios terminaron fuera de carrera tras los casos Cabezas y AMIA y la gestión de León Arslanian. Ahora vendrían por la revancha. Tampoco esa versión tiene, hasta el momento, demasiadas evidencias que la sostengan.
–El lunes, el rumor estaba fuertemente instalado y altos funcionarios del Ministerio no los desmentían categóricamente. El punto clave no es el secuestro en sí mismo, sino lo que hasta ahora es una falta de resultados en la investigación. La banda tuvo un secuestrado 33 días, se dio el lujo de cobrar el rescate en Pinamar y devolver a la víctima en casa de un policía. Lo real es que, hoy por hoy, el corazón de la banda no está tras las rejas e incluso que no será fácil sumar evidencias para mantener presos a los policías detenidos hasta el momento. Por eso no faltan los que aprovechan la oportunidad para presionar por un reemplazo de Daniel Salcedo, el actual jefe, que proviene de la Policía Científica y tiene un perfil mucho más técnico, y poner en su lugar un hombre supuestamente más duro y de calle. El gobernador Scioli paró la pelota el propio lunes, para no hacer cambios que impliquen echar culpas en forma directa o aceptar fracasos. También la idea fue ver si se lograban resultados en la pesquisas. Todo indica que los cambios se harán indefectiblemente.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.