EL PAíS › OPINION
Políticas públicas, una construcción cotidiana y colectiva
Por Santiago Martorelli *
En estos últimos meses distintas voces de la oposición, tanto desde la política como desde los medios de comunicación, vienen realizando un ataque sistemático ante lo que consideran una “fiebre anunciatoria” de la presidenta Cristina Kirchner, enmarcando las distintas medidas pensadas para combatir los efectos de la crisis mundial por el gobierno nacional en una suerte de improvisación permanente, lejos de cualquier racionalidad o mirada a mediano plazo. Más allá de la verosimilitud que puedan tener estas críticas (muchas de ellas realizadas por ex funcionarios de distintas administraciones nacionales y provinciales que no se caracterizaron precisamente por su pericia en la gestión pública), es una buena oportunidad para plantear el debate acerca de qué son y cómo se construyen las políticas públicas de una Nación.
El proceso abierto en 2003 tiene en Argentina horizontes estratégicos definidos: el crecimiento con inclusión, la generación de empleo, la profundización de la justicia social, la recuperación del Estado en la conducción de la economía y la reivindicación de Memoria, Verdad y Justicia son algunos de sus ejes. Con ese marco general, el gobierno popular fue desarrollando distintas medidas de gestión, siempre entendiendo que esas medidas se construyen colectivamente, con la participación de los sectores involucrados y de sus organizaciones políticas y sociales, en permanente interacción, y no desde la soledad de un despacho, al más puro estilo tecnocrático y de falso “eficientismo” al cual nos tiene acostumbrados el neoliberalismo vernáculo.
Esto no es solamente cierto para nuestro país si observamos detenidamente los procesos de los gobiernos populares en Brasil, Venezuela, Bolivia o Ecuador, podemos notar los esfuerzos que se realizan allí para, dentro de un horizonte de sentido muy similar, construir políticas públicas enraizadas con las tradiciones políticas y culturales de cada sociedad, de cada país. Esto no es casual: felizmente derrotado el Consenso de Washington noventista, ya no existen decálogos o recetarios universales de medidas, que los gobiernos deben aplicar a pie juntillas alrededor del mundo. Hoy, los sectores populares de nuestra región escriben su historia y reinventan su Estado día a día, con los avances y retrocesos que esto implica en la dinámica política. Este hacer cotidiano, junto con la necesaria mirada estratégica, es lo que en realidad constituyen las verdaderas “políticas de Estado”.
Este concepto, y el dinamismo político que implica, es lo que los nostálgicos del neoliberalismo rechazan: añoran la época en donde venían planteados programas de gobierno a 30 años realizados por burócratas internacionales, desde una supuesta neutralidad. El objeto de diseñar políticas públicas entre “especialistas”, sin contacto con la realidad de sus pueblos, no es otro que imponer una matriz de concentración de riquezas que beneficia a un puñado de grandes empresas trasnacionales asociadas con algunos estados de Europa o EE.UU. A esto sí los voceros más destacados de la oposición lo denominan “política de Estado”. Nuestras diferencias, en este punto, no podrían ser más profundas.
Hoy más que nunca, los desafíos que plantea al mundo entero la crisis financiera internacional necesitan de toda nuestra capacidad de reacción y de creatividad, de toda nuestra voluntad de articulación política. Dejemos las mágicas recetas importadas en el pasado y los recetarios rígidamente doctrinarios en el pasado. Bastante mal le han causado a nuestro país ya. Nosotros seguiremos apostando, a pesar de las críticas, a una gestión con participación popular y política, a la construcción de un proyecto de país con justicia social para todos los argentinos.
* Jefe de Gabinete de la Municipalidad de La Plata. Secretario general PJ de La Plata. Secretario nacional de Organización Movimiento Evita.