Sábado, 18 de abril de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › VECINOS DE PALERMO DENUNCIAN MASIVOS Y ARBITRARIOS ACARREOS DE AUTOS
Desde el martes pasado, decenas de autos que están bien estacionados son llevados a la playa de infractores. Los vecinos cortaron anoche la esquina de Bulnes y Charcas para protestar. “Es sólo un fin recaudatorio de Macri”, se quejan.
“Mauricio Macri quiere convertir la ciudad en una sociedad anónima. La única intención del gobierno porteño es la fácil recaudación de dinero: en la zona casi no hay cocheras en los edificios y los estacionamientos son muy caros y escasos.” Juan es uno de los más de 50 vecinos, propietarios y comerciantes del barrio de Palermo que ayer a las 19 impidieron la circulación de autos en la esquina de Charcas y Bulnes. El objetivo del corte: “libre estacionamiento”. Porque desde el último martes, sin aviso previo, con señalizaciones “defectuosas o confusas” y con grúas propiedad del gobierno, una empresa cuya concesión renovó la gestión PRO –Dakota S.A.– acarrea los autos estacionados en la mano derecha y cobra por los servicios prestados 190 pesos por vehículo. “Además, hay que sumar el costo de las multas –37 pesos con 50 centavos– y el de la playa de estacionamiento adonde llevan el auto. En total, el negocio suma 140 pesos”, se quejó furioso el vecino horas después de recuperar su camioneta.
Cerca de las 19, señoras con vestuarios beige y hombres con bermudas y zapatos náuticos empezaron a aproximarse a la esquina de Charcas y Bulnes. También participaron de la concentración jóvenes de traje –la mayoría estudiantes de abogacía– y chicas de tailleur. Alicia, una vecina de Charcas al 3500, fue la primera en exponer la situación ante los hasta entonces desconocidos: “Esta es una represalia concreta por los parquímetros que tuvieron que sacar de Barrio Norte y Recoleta. Lo que necesita la empresa es recaudar”, dijo la mujer vestida con tonalidades marrones. En voz alzada continuó la explicación sobre la forma “totalmente autoritaria y caótica que las grúas tienen para llevarse los autos. Es indiscriminado”. La medida “recaudatoria” abarca una zona considerable del barrio: desde Sánchez de Bustamante hasta Salguero y de avenida Santa Fe a Paraguay. “Las grúas levantaron, a partir del martes, más de 60 autos por día”, aseguró Alicia, una de las promotoras de la jornada de protesta.
El encuentro vecinal continuó con algunos testimonios de propietarios y comerciantes que habían sufrido el acarreo de sus propios vehículos. Con uno de sus dos hijos en brazos y bolsas de shopping en la otra extremidad, Rosario recordó que “a las 6 de las mañana el encargado del edificio me avisó que la grúa me estaba llevando el auto. Bajé, corrí y los empleados de la empresa me dijeron que para saber dónde iban con mi auto me tenía que fijar en un cartel de la calle”. Porque, dependiendo de la suerte de cada automovilista, “algunas veces dejan un aviso –un cartel rojo– en el lugar” y en otros casos la señalización de Bulnes y Mansilla, cubierta por las ramas de un frondoso árbol, proporciona la información pertinente. También Natalia sufrió las consecuencias de “la locura recaudadora de Macri”. Según la treintañera de trajecito negro, a cualquier hora y en cualquier lugar, sin importar si están de mano derecha o izquierda, los empleados de Dakota S.A. acarrean los vehículos. “Las grúas funcionan incluso de madrugada. Hoy (por ayer) las escuché a las 2”, dijo Natalia.
La preocupación fundamental durante el encuentro fue “cómo podemos saber dónde y en qué momento se puede estacionar a mano derecha. Un estacionamiento cuesta alrededor de 600 pesos y por la presencia de las grúas están subiendo el precio”, aseguró Rosario, casi a los gritos, obligada a subir su tono por el bullicio que provocó la indignación de los demás vecinos. A las 19.30, entonces, sin votación previa, la protesta vecinal y comercial tomó la calle Charcas. “No es una medida de tránsito, es un problema de recaudación”, gritaban los presentes. Juan, vecino y estudiante de abogacía, fue el encargado de explicar la consigna a Página/12: “Por ejemplo, en Bulnes no hay congestionamientos. No funcionan líneas de colectivos, no hay bancos ni escuelas en esas cuadras y, de todas maneras, no se puede estacionar”. Vecinos y comerciantes, sin embargo, pidieron explicaciones a la empresa como al gobierno porteño, “pero la respuesta no llegó –dijo el futuro abogado–. De hecho, cuando llamamos a la municipalidad nos dijeron que de mano derecha se podía estacionar, cuando la grúa también acarrea vehículos de esa mano”.
A las 20, los manifestantes cortaron también Bulnes. Martín, el dueño del bar de Mansilla y Bulnes, relató su propia cruzada contra los empleados de Dakota S.A.: “Siempre dejé mi camioneta en la calle. El miércoles se la vinieron a llevar. Entonces les pedí que me mostraran los papeles de permiso para levantar autos en la vía pública y me contestaron que los fuera a pedir a la empresa. Mi respuesta fue que como yo tenía que circular con la cédula verde y el registro de conducir para estar en regla, ellos no se podían llevar la camioneta sin mostrar los papeles”. La advertencia funcionó y el vehículo continúa en la puerta de su comercio.
Informe: Mariana Seghezzo.
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