Lunes, 6 de julio de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › EN LAS CáRCELES, EL A H1N1 ENCUENTRA HACINAMIENTO, FRíO Y HUMEDAD
Dos adolescentes en un penal de Rosario fueron “confinados” en celdas de aislamiento, contagiados de gripe A. En Ezeiza entregaron 40 termómetros y analizan a los familiares. En Batán habría fallecido un jefe de traslados. Nueve internos de Ezeiza y Devoto hospitalizados.
Por Horacio Cecchi
El Estado empieza a descubrir que aquellos contenedores de desechos que vienen a ser las cárceles tienen vasos comunicantes con sus propias calles, pese a la presunta infranqueabilidad de sus muros, y que son verdaderos caldos de cultivo. El declamado distanciamiento social no sólo no se cumple sino que parece un discurso de patética ironía, hacinamiento mediante. Dos adolescentes detenidos en Santa Fe, en el Instituto para Adolescentes, IRAR, de Rosario, quedaron internados en sus celdas porque se les detectó gripe A. En Batán, del Servicio Penitenciario Bonaerense, según el boca a boca de presos y familiares, un jefe de traslados de la unidad murió con la carga viral del A H1N1. En las unidades federales de Ezeiza (presumiblemente en el resto de las federales también), los guardias usan barbijo y los presos, no. Más allá de la inutilidad del barbijo entre los sanos –según lo viene insistiendo la más alta autoridad de Salud del país–, el cuadro ambivalente no deja claro si es que los guardias están enfermos y trabajan a destajo, o si están sanos y presumen que los presos llevan el dramático virus, lo que pondría en complicaciones al sector de salud penitenciaria. El primer pasito para revertir la situación ya fue dado: la dirección del SPF compró 40 termómetros. Y en Ezeiza colocó cámaras gamma para controlar si las visitas entran con gripe. En caso de detectarla, rechazarán el ingreso. Obviamente, el control se hace después de la gratificante requisa.
Aunque en el país el alerta por el virus A H1N1 circula con formato alarma televisiva desde que se disparó la gripe en México, la idea de que los muros carcelarios no son asépticos demoró más de dos meses en abrirse a la luz. Organizaciones vinculadas con temas carcelarios aseguraron a Página/12 que llegaban pedidos y reclamos de familiares desde hace tiempo. En Rosario, el 25 de junio, en oportunidad de un motín con quema de colchones en la comisaría 21ª de esa ciudad, la Coordinadora de Trabajo Carcelario de Rosario denunciaba que “nos llama poderosamente la atención la falta de medidas preventivas con relación a la gripe A”. La denuncia agregaba que “atento las condiciones de detención en las comisarías y el hacinamiento que se vive en las mismas, difícilmente pueda sostenerse el ‘distanciamiento social’ que tanto pregonan las autoridades de salud provinciales”.
El 1º de julio pasado, la misma coordinadora rosarina envió una carta al ministro de Justicia santafesino, Héctor Superti, en el que se le informaba, en carácter de “urgente”, que dos jóvenes alojados en el Instituto de Recuperación del Adolescente de Rosario, IRAR, se habían contagiado de gripe A.
Usualmente, en una cárcel la custodia y protección se implementa como si se tratara de un castigo. El caso de los dos jóvenes del IRAR no parece una excepción. Las autoridades del IRAR decidieron seguir puntillosamente el protocolo recomendado por las autoridades sanitarias del país en caso de detección de síntomas gripales: recluir al chico o paciente en su habitación. A la sazón, fueron recluidos en celdas individuales muy distantes de lo que es la habitación de un niño o una sala hospitalaria: “Como es de su conocimiento –le recuerda la CTC al ministro–, las celdas, que son lugares pequeños, húmedos y que carecen de las condiciones mínimas de habitabilidad, en forma alguna garantizarán la salud de los mismos; más aún, implicarán un deterioro psicológico que puede desembocar en actitudes de autolesiones”.
La situación no parece diferente en ninguna unidad de ninguna jurisdicción. En ese aspecto, y como muestra de no discriminar los virus, el tratamiento en profundidad fue tan profundo para resolver tuberculosis como gripe A. Según informaron familiares a este diario, la semana pasada el director del SPF, Alejandro Marambio, entregó en el Complejo de Ezeiza un equipo de cámaras gamma, capaz de detectar las temperaturas corporales y con ello presumir estados febriles que identifiquen la gripe. El equipo de gammas se colocó para recibir a las visitas, siguiendo el presunto criterio de la asepsia intramuros. “Pero se puso después de la requisa. Si los rechazan, igual los desnudaron para revisarlos antes.” Para completar el alerta profundo contra la gripe, Marambio hizo entrega de 40 termómetros.
La ONG Grupo de Mujeres de la Argentina, Foro de VIH, Mujeres y Familia, denunció la semana pasada que en Ezeiza y Devoto “fueron realizados traslados a hospitales extramuros nueve casos sospechosos de haber contraído gripe A H1N1”.
Por otro lado, la Asociación de Familiares de Detenidos (del SPF) declaró su preocupación por “el hacinamiento en la U2 de Devoto”; por “el frío, la ausencia de calefacción y agua caliente, vidrios rotos en las ventanas”; “falta de jabón para lavar las manos y elementos de higiene”; “utensilios de cocina compartidos”; barbijos para los penitenciarios y no para los presos. Además agregaron que en el CPF I de Ezeiza, “para visitar a nuestros familiares, desde la puerta de entrada a los módulos, hay centenares de metros, que siempre recorríamos en micros especiales. Como se rompieron y no los arreglaron, ahora nos llevan en los mismos camiones donde trasladan a los presos, sin ventilación y sin condiciones de higiene”.
Marambio los recibirá hoy a las 11. Allí le preguntarán qué atención reciben los enfermos de HIV, las mujeres embarazadas, las madres con hijos menores de cinco años. Cuántos médicos y enfermeros hay recorriendo el sistema; cuántos infectólogos tiene el servicio. En fin, le preguntarán si las medidas sanitarias se profundizan o alcanza con entregar 40 termómetros.
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