Lunes, 6 de julio de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › UNA EXPERTA HABLA SOBRE LA GRIPE A Y LO DIFíCIL DE ADMINISTRAR EL TIEMPO LIBRE
Débora Tajer, profesora en Psicología de la UBA, dice que el tiempo libre no es incentivado por el Estado. Con el cierre de las instituciones y las vacaciones forzadas, “muchos no sabrán qué hacer”. Recuerda que en México se incrementó la violencia doméstica.
Por Mariana Carbajal
Antes de ahondar en las consecuencias en la subjetividad que puede traer la suspensión de clases y otras alteraciones de la vida cotidiana por la extendida presencia del virus H1N1, Débora Tajer empieza por recordar una frase del primer ministro de Salud que tuvo la Argentina. “Qué son esos pobres bichos frente a la pobreza, decía Ramón Carrillo. Lo que quería decir es que los virus existen pero entran en una trama de lo social, que no hay que perder de vista”, apunta Tajer, profesora de la Facultad de Psicología de la UBA y ex coordinadora general de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALaMeS). Le preocupa particularmente cómo tramitará la gente el encierro obligado: “Hay una moral productivista y consumista. La mayor parte de la gente no sabe qué hacer con su tiempo libre”, advierte y deja un dato impactante: “En México –señala–, en el período en que se suspendieron las actividades sociales, culturales, laborales y las clases por la gripe A, aumentaron los casos de violencia doméstica”. Puede haber consecuencias negativas. “O puede crearse algo nuevo: No sabíamos que en 2001 al calor de la crisis iban a surgir las asambleas populares”, plantea Tajer.
“Hay gente que está muy confundida. No tiene muy claro qué tiene que hacer y qué no tiene que hacer. Pasaron de creer que era un invento a un tema político, externo a la salud. Y muchos se han vuelto obsesivos por lavarse las manos, por miedo al contagio, al desamparo, a la muerte. Mucha gente no procesa bien los mensajes de cómo cuidarse. Los mensajes no están siendo bien decodificados. Hay mucha paranoia, mucho miedo.
–¿Qué mensajes no son claros? Información es lo que sobra.
–El mensaje acerca de la letalidad que tiene esta gripe no es claro. Mandan a que la gente vaya al médico enseguida que levante fiebre y ese mensaje generó que las guardias y los hospitales estén saturados y desbordados.
–¿Cómo se debería informar sobre la gripe A?
–No están pensando a quién le están hablando. Falta una campaña clara dirigida a sujetos reales, al que viaja en tren o en subte, falta bajar los mensajes a la vida cotidiana. Si las embarazadas son grupos de riesgo hay que explicar por qué lo son y qué pueden hacer para que estén mejor protegidas. Un tema importante es pensar qué va a hacer la gente encerrada en su casa, con sus hijos. Hay que promover actividades para hacer en familia.
–¿El Estado también se tiene que ocupar de eso?
–Alguna gente puede quedarse en su casa y otra no. Estamos en una sociedad muy mercantilista. En México en el período en que se suspendieron las actividades sociales, culturales, laborales y las clases por la gripe A, aumentaron los casos de violencia doméstica. No es un tema menor. Para alguna gente el encierro es imposible. La sociedad desincentiva el disfrute del tiempo libre sin hacer nada. Hay una moral productivista y consumista. La mayor parte de la gente no sabe qué hacer con su tiempo libre. ¿Qué pasa cuando los chicos están en casa cuando se está acostumbrado a que todo esté institucionalizado? Por eso es muy importante apuntar a lo creativo, se debe pensar en promover actividades lúdicas en los chicos, juegos, manualidades, lectura.
–¿Qué consecuencias podría tener el aislamiento que se recomienda?
–En una investigación que realicé sobre pacientes cardiovasculares, entrevisté a varios internados en el Hospital Santojanni: habían sido choferes de camiones que como consecuencia de la crisis de los ’90 habían quedado desocupados o hacían changas. Es decir, pasaban muchos días fuera de sus casas. El modo de vida anterior los hacía ver poco a sus familias. Lo que los enfermó del corazón no fue la falta de plata: fue la convivencia, tuvieron que enfrentarse a situaciones que la distancia les permitía regular de otra forma. Puede haber consecuencias negativas, como el aumento de todos los males, sociales, subjetivos y familiares. O puede crearse algo nuevo. No sabíamos que en 2001 al calor de la crisis iban a surgir las asambleas populares. Lo que estamos viendo es que hay mucho terror. Hay que transmitir tranquilidad. Se debe escuchar bien para no entrar en pánico, para poder tomar esta situación como una oportunidad para conectarse con uno mismo, para ver videos, leer y que no sea un motivo de angustia.
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