EL PAíS › GUADALUPE GODOY Y MYRIAM BREGMAN, ABOGADAS DE DERECHOS HUMANOS Y CANDIDATAS

“Hay un quiebre en los juicios”

Una fue candidata de la lista de Sabbatella que salió cuarta en la provincia de Buenos Aires. La otra integró la del Frente de Izquierda que quedó quinta. Aseguran notar cambios en la marcha de los juicios a represores.

 Por Adriana Meyer

Las dos tienen 37 años, son abogadas de derechos humanos y fueron candidatas por partidos de izquierda. Myriam Bregman y Guadalupe Godoy aparecen en las fotos de las reconstrucciones del caso Etchecolatz junto al testigo desaparecido Jorge Julio López, a quien representaron en aquel juicio. Están satisfechas porque salieron del club del “cero coma”, que históricamente ubica a los partidos de izquierda con porcentajes de votos por debajo del uno por ciento. “Los que quieren un ‘proyecto Berlusconi’ estarían dispuestos a juzgar un poquito a unos señores mayores, ya retirados. Pero ya se nota un quiebre en los juicios, empezó a haber absoluciones”, advierte Bregman.

Un par de militantes se cruzan con ella en la puerta de la Liga por los Derechos del Hombre y la felicitan por los 100 mil votos obtenidos al salir quinta fuerza en la provincia con el Frente de Izquierda que juntó al Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), al Movimiento al Socialismo (Nuevo MAS) y a Izquierda Socialista (IS). Godoy integró en nombre del Partido Comunista la lista de Nuevo Encuentro, que le dio dos bancas a Martín Sabbatella.

–¿Cómo se trató el tema de los derechos humanos durante la campaña?

M. B.: –Los principales candidatos hicieron eje en la seguridad, criminalizar la protesta y más cárceles. Scioli, De Narváez, Stolbizer y Alfonsín con un spot con una familia detrás de unas rejas. Es una discusión sobre los derechos humanos velada, sobre las libertades públicas y sobre qué salida se va a dar a la crisis económica.

G. G.: –El eje de seguridad es el eje de derechos humanos. La baja de la edad de imputabilidad se lo presenta como un tema de seguridad cuando es de derechos humanos.

–La desaparición de López no apareció en la campaña. ¿Cómo se sienten ante eso?

M. B.: –La campaña electoral dio cuenta de una derechización, es imposible no verlo. Están los que sólo hablaron de lo que consideran la seguridad, y por otro lado los que evitaron una de las manchas que tiene el Gobierno de los derechos humanos, que tiene un desaparecido y no ha hecho nada serio para resolverlo. Por supuesto que también hay un Poder Judicial reticente.

G. G.: –El domingo 28, al igual que el 2007, fuimos donde hubiera votado Julio con la Mesa de Escrache Popular y pusimos un cartel que decía “acá falta un voto”. La campaña de Nuevo Encuentro la cerró Víctor De Gennaro diciendo que mientras Bruera hablaba de la ciudad limpia las paredes de La Plata seguían diciendo dónde está Julio López. Pero en relación a los juicios, hay que reconocer todo lo que se hizo, se llegó a un piso y el desafío era superarlo. Ahora bien, está claro que cuando el Gobierno pierde la pulseada con el campo se empieza a ver a un Poder Judicial mucho más cómodo para desplegar lo que durante un par de años trató de caretear. El Gobierno se protegió argumentando que no tenían mayoría en el Consejo de la Magistratura, pero en su momento de protagonismo político tampoco hizo nada ahí.

–¿Con la derecha se frenan los juicios?

M.B.: –Lo dijimos en los alegatos, esta forma de juzgar a los militares resulta funcional tanto a los que buscan la impunidad más absoluta como a quienes se conforman con juzgar algunos casos paradigmáticos. Los que quieren el “proyecto Berlusconi” estarían dispuestos a juzgar un poquito a unos señores mayores, ya retirados. Saben que algo tienen que hacer porque en los años que han tratado de reconciliar a la sociedad con las Fuerzas Armadas no lo han logrado por la impunidad que hubo. Pero ya hay un quiebre en los juicios, empezó a haber absoluciones, en Fátima, en Corrientes.

–¿Coincide con un momento de debilitamiento del Gobierno?

G. G.: –El Gobierno nunca planificó los juicios, les dio vía libre al principio sin dimensionar que el campo popular iba a ir más allá. López fue un mensaje que el Gobierno recibió, que tampoco había que ir tan allá porque eso implicaba, en el caso de la provincia, ir contra la Bonaerense. Y ahí frenaron.

–Las violaciones a los derechos humanos en tiempo presente, ¿van a empeorar con un gobierno de derecha?

G. G.: –En estos años se redujo el campo de los derechos humanos a la memoria, entonces costó mucho que la criminalización de la protesta y de la pobreza fuera eje de derechos humanos. Se instaló en el imaginario popular que derechos humanos es la memoria y los juicios, y en eso el Gobierno anda bárbaro, y todo lo demás pasa a ser cuestión de seguridad. Scioli cuando asumió dijo que había que darle más poder de fuego a la Bonaerense. Eso no cambió ahora, lo que hubo es un imaginario donde el progresismo de Kirchner lavaba de todas las culpas.

M. B.:–No se reprime salvo que salgas a protestar. Claro que hubo una reducción de la protesta misma luego del 2001, el nivel de contención social es otro porque hay otra situación política, y por eso los niveles de represión son menores. Pero el discurso de los derechos humanos se utilizó para lavar el resto de los problemas de derechos humanos.

G. G.: –Cuando fuimos a reclamar por Julio López en los ministerios nos dijeron que eso era hacerle el juego a la derecha.

–Aunque sus fuerzas salieron cuarta y quinta y ustedes no obtuvieron ninguna banca están contentas. ¿La izquierda no tiene vocación de poder?

G. G.: –En mi caso se constituyó una fuerza que empieza a tratar de superar la dispersión del campo popular. Myriam no va a coincidir.

M. B.:–Por fin una en la que no coincidimos. (Risas)

G. G.: –El Encuentro de Sabbatella, el SI, el PC de la provincia, el Instrumento Electoral y Libres del Sur son sectores de centroizquierda que lograron representación parlamentaria, y en la provincia de Buenos Aires, donde Kirchner jugaba de local, se plantó como una opción opositora pero por izquierda.

–¿Qué responsabilidad tiene la izquierda en la derechización que mostró la elección?

M. B.:–En el PTS la idea de participar de un frente con el MAS y con Izquierda Socialista tiene que ver con entender las elecciones como la continuidad de otras luchas conjuntas. El Partido Obrero decidió ir solo con el mismo lema que nosotros: “que la crisis la paguen los capitalistas”. En el caso del MST es más clara la dificultad de juntarse porque viene de apoyar a las patronales agrarias. Las elecciones sirven para decir que los trabajadores necesitan un partido como herramienta para construir una sociedad sin explotadores ni explotados. Nosotros vemos que alternativas como el Encuentro o Pino, como fue el Frepaso o la Alianza, se diluyen. Y que terminan luego votando las leyes del sistema, como Lozano que votó junto con la derecha parlamentaria en contra de la 125. Hicimos un esfuerzo en unir tres partidos de izquierda, hoy la representación sigue siendo muy chica pero estábamos contentos el domingo 28 porque con la inferioridad de condiciones en las que uno participa, con casi nula presencia en los medios y sin recursos económicos sacamos un cuarto de los votos que tuvo Sabbatella.

G. G.: –Mi partido en su momento reflexionó sobre nuestra incapacidad de generar una alternativa política en 2001 porque ese estallido popular terminó en que la clase dominante se recompuso tranquilamente. Somos todos parte de esa falencia, pero la responsabilidad es no poder lograr un nucleamiento que sea una alternativa. De ahí a decir que es nuestra responsabilidad es mucho.

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Bregman y Godoy fueron candidatas el domingo pasado y son abogadas de derechos humanos.
Imagen: Lucia Grossman
 
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