Los inspectores bonaerenses empezarán a desembarcar en boliches, maxikioscos y almacenes para controlar que chicos y chicas menores de 18 años no puedan comprar bebidas alcohólicas. “El alcoholismo es el problema más crítico en el conurbano y el interior de la provincia” en lo que a jóvenes se refiere, explicó a Página/12 Edgardo Binstock, titular de la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la provincia de Buenos Aires, y recordó las estadísticas divulgadas por su área días atrás, según las cuales la mitad de los chicos reconocen que toman alcohol al menos una vez por semana. El refuerzo de los controles, sin embargo, nada tiene que ver con una posible modificación de los horarios de los boliches, como había trascendido en la tarde de ayer, cuando se insinuó que el gobernador Daniel Scioli podría acotar el tiempo de apertura para disminuir el consumo alcohólico.

La propuesta de avanzar con los controles sobre el territorio complementa la confección del Registro Provincial de Bebidas Alcohólicas (REBA), que depende de la subsecretaría y constituye la base de datos a partir de la cual se pueden diseñar los recorridos de la inspección. La nueva propuesta busca, además, apelar “a la responsabilidad social empresaria”, explicaron desde la subsecretaría.

“Hace un tiempo que se había notado un incremento del consumo de alcohol en chicos. Es que, aunque en un momento se dijo que lo que prevalecía era el paco, los estudios nos demostraron que el paco está más acotado a la zona sur del conurbano, pero que, en cambio, en todo el conurbano y el interior de la provincia el alcoholismo es más crítico. A partir de allí, surgió la preocupación del gobernador de tomar este tema como prioritario”, declaró Binstock. El funcionario aclaró que “la actividad de control se realiza en combinación con los municipios”, que tienen potestad directa sobre los comercios de cada localidad. Entre hoy y mañana se realizarán operativos de control, aunque no se informarán previamente las zonas de acción. “Queremos tener un fuerte impacto en la sociedad, para que se tome conciencia del aumento del consumo”, advirtió Binstock.

“A los menores no se les puede vender, aunque a veces después de las 11 de la noche pueden consumir en un boliche. Y definitivamente no se puede vender en cualquier lugar. Si una persona está en un restaurante, no se le va a impedir que pida una botella de vino. La preocupación central nuestra está en los jóvenes: queremos apelar a la responsabilidad de los dueños de los boliches”, dijo Binstock. El funcionario advirtió que existe “también la decisión de sancionar, multar y cerrar” los comercios que no tengan autorización para vender alcohol y los que vendan a menores.

–¿Y qué pasa con la moda de hacer la previa a la salida en una casa, esas horas en que chicos y chicas suelen aprovechar para tomar bebidas fuertes antes de ir a bailar?

–En los hogares, los chicos suelen hacerse cócteles, tomar bebidas blancas y otras, lo que hace que ya lleguen con su dosis de alcohol a los boliches y después deriva en situaciones de violencia. Pero ésa es la temática principal en un contexto en el que vamos a plantear una campaña que motive a los pibes, para que la necesidad de estimularse no pase por la adicción sino, tal vez, por el estímulo al deporte y a lo cultural. La idea es que la campaña implique actividades en colegios secundarios, y también fomente el diálogo con los responsables de boliches que venden a menores.

La noche se ha convertido en el foco de atención cuando de jóvenes bonaerenses se trata: diez días atrás, se reglamentó un registro de patovicas.