SOCIEDAD › EL CADAVER DE BENAVIDEZ ERA DE UN EMPRESARIO
El misterio de la camioneta
Por Horacio Cecchi
Fue identificado el cuerpo hallado el lunes pasado en un descampado de Benavídez, con claros signos de un asesinato en código mafioso. La identificación corrió por cuenta de odontólogos de la Policía Científica, que hallaron coincidente las muestras dentarias con las de un empresario de 27 años, dedicado a la compra y venta de automóviles en la zona de Villa Adelina. La familia había denunciado su desaparición e iniciado una búsqueda de paradero el 12 de noviembre pasado. Seis días más tarde, fue hallado el cuerpo (hasta ese momento no se había confirmado que se tratara de la misma persona) en un paraje pantanoso, con un balazo en la nuca, el rostro cubierto por una bolsa y sus brazos amputados. Las hipótesis son varias. Una de ellas es, por lo menos, curiosa: se origina en la camioneta del empresario, que fue hallada de casualidad estacionada en la comisaría de Villa Adelina, sin que hasta el momento se haya encontrado una justificación sólida.
Para los investigadores, el caso tiene aristas extrañas. El empresario desapareció el martes 12, en Boulogne, en la zona norte del conurbano bonaerense. Conducía una camioneta Saveiro blanca, de su propiedad. Ese fue el último día en que fue visto. Sus familiares presentaron la denuncia y se inició la búsqueda de paradero, a través de la fiscalía 5 de San Isidro, a cargo de Martín Mateo.
Seis días más tarde, en un paraje muy alejado de Benavídez y a un metro y medio de un camino de tierra, un grupo de obreros que viajaba en un camión descubrió un cuerpo. Presentaron la denuncia y el caso recayó en el fiscal 2 de Pacheco, John Broyad, con asistencia de la DDI de San Isidro. Según reveló en aquel momento un investigador policial a Página/12, el caso tenía un inconfundible sello mafioso: además de que no hubo intención de ocultarlo, tenía un disparo en la nuca, y la cabeza cubierta por la remera y una bolsa de plástico negro. Alrededor del cuello tenía atada una soga que rodeaba también su tórax. Sus brazos habían sido amputados.
Al no estar identificado, se buscó alguna causa judicial que pudiera relacionar a la víctima. El dato surgió de la fiscalía 5 de San Isidro, a cargo de Mateo, donde se buscaba al empresario desaparecido el 12 y que señalaba ciertas coincidencias: los forenses determinaron que el cuerpo correspondía a una persona de alrededor de 30 años, las ropas que llevaba puestas eran semejantes a las que vestía el empresario en el momento de su desaparición (las mismas marcas y el mismo número de calzado), y coincidía la fecha de búsqueda con la datación de su muerte. El estado en que se encontraba el cadáver obligó a realizar pericias odontológicas. Ayer, los peritos confirmaron a este diario lo que ya los investigadores imaginaban.
El caso pasó entonces a cargo de Mateo. Los investigadores siguen varias hipótesis. Este diario informó el miércoles pasado sobre la sospecha de que en el crimen hubiera participado algún integrante de una fuerza de seguridad. Esa sospecha se originó en un dato: la camioneta Saveiro del empresario estaba estacionada como un vehículo incautado frente a la comisaría de Villa Adelina, pero sin que se hubiera informado su hallazgo. Ahora, se investiga si existe un parte que justifique la presencia del vehículo en ese lugar, y de existir, si se trata de un acta legal o “fabricada” para la ocasión. En ese caso, lo menos grave sería una irregularidad regular de la Bonaerense.