SOCIEDAD › ANTICIPO DE UN LIBRO SOBRE DISCAPACITADOS
Como Beethoven, pero peor tratados
“La discapacidad, una cuestión de derechos humanos”, es el título del libro que acaban de compilar Carlos Eroles y Carlos Ferreres con escritos de ellos mismos y de Leandro Despouy, Víctor de Gennaro, Abraham Felperín, Claudio Lozano, Pablo Molero y Liliana Díaz. A Díaz, médica especializada en rehabilitación y miembro del departamento de Discapacidad de la CTA, pertenece el fragmento que se reproduce aquí.
En nuestro país no hemos sufrido largas guerras, a pesar de lo cual estamos frente al mayor incremento de la población con discapacidad de nuestra historia. Pensarán ustedes: ¡justo ahora, con la crisis! y no es “con” sino por la crisis con el agravante de que los programas que dan cobertura a esta población han sido sistemáticamente destruidos. Por lo tanto, no tenemos programas adecuados para dar una mínima contención a la población discapacitada.
Sabemos que es el sector social que tiene las más altas tasas de desocupación, y esto no es nuevo, probablemente ninguno de los problemas que afectan a las personas con discapacidad es nuevo, simplemente son más graves y afectan ya a un mayor número de personas, sin pensar en las proyecciones que intentaremos estimar más adelante.
Entendemos que la discapacidad es una circunstancia vital, que ya sea en forma transitoria o definitiva nos afecta a todos en algún momento de la vida, por lo tanto tiene una transversalidad que la hace depender de los factores sociales, económicos, culturales, laborales, educacionales y familiares.
Hemos dejado atrás hace años el concepto biologista, como sustento de la definición de discapacidad, para considerarlo un elemento más de la multicausalidad concurrente. Para decirlo de otro modo, utilizaremos el siguiente ejemplo: no será igual la evolución de una persona, con fracturas múltiples que tiene trabajo estable, una adecuada atención médica, buen acceso a la información sobre sus posibilidades de rehabilitación y las instituciones que la proveen, a las cuales concurrirá y en un tiempo previsto se reincorporará a su trabajo, que la misma patología en una persona que junta cartones, vive en una de las innumerables villas aledañas a la ciudad, y que no sabe si podrá superarla, luego de los tratamientos médicos ofrecidos en el hospital de la zona.
Con estos pequeños ejemplos vemos cuánta reducción hay si lo miráramos sólo desde el punto de vista biologista.
De ninguna manera queremos relativizar la importancia de la atención médica, que es fundamental desde el nivel primario hasta la rehabilitación y que también se ve afectada en este modelo socioeconómico. Muchas deficiencias, que permitirían a las personas seguir teniendo una vida normal, pasan al nivel de discapacidades, con la afectación de las actividades o bien a minusvalías. Cambia la vida de relación comprometiendo, en todos los casos, al núcleo familiar y a la red social.
La tendencia demográfica en nuestro país, nos indica el crecimiento de una población cada vez más pobre, más vieja y más urbana, todos factores de riesgo para la aparición de discapacidades.
La población anciana tiene un altísima prevalencia no sólo por la edad, sino también por los factores concurrentes relacionados con la pobreza: necesidad de salir a trabajar, mal nutrición, carencia de sistemas de prevención y salud adecuados, todos factores que hacen transitar la tercera edad, en un contexto que los enfrenta con la pérdida de situaciones vitales, aumentando el deterioro, a niveles que se hubiesen podido prevenir. La alta concentración en conglomerados urbanos o perimetrales pobres, genera exclusión, aumento de los accidentes y de la violencia y es así que los niños que crecen en estas poblaciones tienen diez veces más posibilidades de sufrir algún tipo de discapacidad, que los niños de países desarrollados.
Dentro de los grupos vulnerables deberá tenerse en cuenta la problemática de la mujer, sobre la cual no tenemos bibliografía específica, sin embargo conociendo las dificultades de equiparación de derechos que sufre la mujer es lógico suponer que su situación es doblemente grave cuando es portadora de algún tipo de discapacidad. Desde la década del ‘70 la OMS (Organización Mundial de la Salud), generó informes alertando a los países de la región de América latina y Caribe, sobre la grave crisis que atravesaríamos, en un futuro cercano con relación al aumento de las discapacidades.
En nuestro país no contamos con estudios demográficos serios que nos permitan conocer el tema en su real dimensión, por lo tanto los programas realizados carecen de fundamento, ningún programa puede ser exitoso si se desconoce a quiénes va dirigido, sus necesidades, cantidad de personas afectadas, niveles de exclusión, etcétera.
Esto es un acto violatorio de los derechos humanos, ya que desconocer permite no mirar, no hacerse responsable y no asumir las obligaciones, como Estado y como sociedad. El último censo realizado en el año 2001, en nuestro país preguntó, si en el grupo familiar existía alguien con discapacidad. Esta forma de recabar información, no sólo es insuficiente, sino que además permite respuestas diversas, por lo tanto el material obtenido resulta inútil. La OMS ha sugerido para evitar que esto ocurra la implementación de un modelo único de relevamiento que será utilizado en todo el mundo y que no requiere de especialistas para recoger la información (Ciddim 2), sin embargo como otra forma de exclusión, no fue utilizada, a pesar de considerarse una herramienta indispensable para el futuro.
Frente a la crisis económico-social por la que atravesamos desde hace muchos años no podemos pensar que las proyecciones internacionales con relación a la discapacidad sean exageradas.
Alrededor del 15% de la población, sufre algún tipo de discapacidad, cifra que por lo menos se duplicará en el próximo decenio, ya que los índices de pobreza y marginación social también van en aumento.
u Factores causales de aumento directo de discapacidades:
u Ausencia de programas materno-infantiles de prevención y salud con la consiguiente morbimortalidad de niños y madres. Como sabemos el aumento de la mortalidad infantil es uno de los indicadores que más se tienen en cuenta para determinar la precarización en cualquier país, la mortalidad materna es otro; la falta de cuidados en estas etapas provoca varias patologías causantes de discapacidad, a lo largo de la vida, generalmente irreversibles.
u Malnutrición o desnutrición de amplios sectores, sabemos que en este momento, el 50% de la población infantil, sufre de malnutrición. Es obvio que el desarrollo de los chicos desnutridos o mal nutridos no será igual que aquellos que no sufren este problema, asimismo su rendimiento escolar, etcétera.
u Ausencia de planes de prevención de la salud en todos los niveles. Sabemos que prevenir es mucho menos costoso que resolver las enfermedades instaladas, a pesar de lo cual no contamos con la implementación de los mismos. En el caso de la discapacidad, es indispensable prevenir la evolución de las deficiencias a discapacidades, ya que éste es uno de los factores de incremento de la gravedad del tema.
u Servicios médicos insuficientes frente a la emergencia. Estos servicios han sufrido un desmantelamiento sistemático, asociado con un incremento de la cantidad de consultas, que los profesionales no pueden atender en condiciones de falta de medicamentos, insumos, etcétera.
u Aumento de la violencia: ningún tipo de violencia puede compararse con exponer a un niño al hambre y la desnutrición, sin embargo o en respuesta, las poblaciones urbanas y pobres tienen un alto índice de violencia.
u Aumento de las adicciones: el aumento de las adicciones está relacionado, no sólo con la pobreza también con la ausencia de proyectos posibles entre otras causas (las adicciones están incluidas dentro de las discapacidades desde el año 2000, OMS).
u Aumento de los accidentes, no solamente de tránsito sino también laborales, debido a la precarización del trabajo, la desprotección, aumento de horas de la jornada laboral, etcétera.
u Altas tasas de desocupación. Siendo éste uno de los más serios problemas, que podría haberse colocado en primer término ya que es causa de muchas de las antes nombradas, y da origen también a cuadros depresivos, otro factor discapacitante.
u Migraciones sociales. La readaptación a nuevos códigos, nuevos intereses, nuevas desprotecciones y hasta una nueva forma de alimentación, genera nuevas discapacidades similares a lo que fuera descripto, como SME, de estrés postraumático, de posguerra, atentados masivos, etcétera.
Ese 15 por ciento de nuestra población actual, personas con discapacidad, ha dejado de recibir las prestaciones médico sociales que le corresponden, las cuales hasta hace unos años se ofrecían, con dificultad y luego de largos trámites. Debe considerarse como una violación de los más elementales derechos humanos, como es privar a un ciudadano del acceso a la salud, trabajo, educación, socialización y en muchos casos abandono de persona, etcétera. Por lo tanto, estamos obligados a buscar soluciones posibles y rápidas; éste ya no es un problema de unos pocos, afecta y afectará a un alto porcentaje de la población para la cual debemos tener respuestas, o poder compartir las que de ellos surjan. El Estado, sabemos que no ofrecerá la necesaria asistencia, ha dejado de hacerlo, por lo tanto, nuestra conciencia como sociedad debe estar alerta en los nuevos escenarios.