Miércoles, 12 de mayo de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › EL PAPA SOBRE LA CRISIS VATICANA
El papa Benedicto XVI llegó ayer a Portugal, en momentos en que este país se dispone a autorizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y a tres años de la legalización del aborto. Antes de aterrizar en Lisboa, el Papa hizo declaraciones sobre los casos de pedofilia en instituciones católicas a los periodistas que los acompañaban en el vuelo. Dijo, entre otras cosas, “que el sufrimiento más grande la Iglesia es su propio pecado” y aseguró que “el perdón no reemplaza a la justicia”, cuando le preguntaron sobre las medidas que la Iglesia aplicará contra los sacerdotes que hayan abusado sexualmente de menores, además de los ya existentes juicios ordinarios. “Hoy las mayores persecuciones que padece la Iglesia no provienen de afuera, sino de sus propios pecados”, comentó Benedicto XVI.
El viaje del Papa a Portugal durará cuatro días e incluirá visitas a Oporto y Fátima, símbolo del Portugal católico. Allí se esperan las mayores concentraciones de feligreses, entre 300 y 500 mil personas.
El pontífice, que desde hace varios meses debe hacer frente a una serie de denuncias por el encubrimiento durante décadas en la Iglesia Católica de los curas pedófilos, también enumeró durante el vuelo “las respuestas que la Iglesia debe dar”. A saber: “Penitencia, la oración, la aceptación, pero también la necesidad de justicia, porque el perdón no reemplaza a la justicia”. También condenó indirectamente a quienes acusan a los medios de comunicación de instrumentar el escándalo de pedofilia al admitir que el “mal está adentro” de la institución.
“El Señor nos dijo que la Iglesia siempre sufrirá, aunque de manera diferente, hasta el fin del mundo. Por eso, el mensaje llama a la conversión permanente, a la penitencia y a las virtudes teologales de la fe, esperanza y caridad”, les dijo el Papa a los periodistas que lo acompañaban. “La novedad que podemos descubrir en este mensaje –agregó– es que no sólo desde afuera se ataca al Papa y a la Iglesia. El sufrimiento de la Iglesia viene de su interior, de los pecados que existen en ella. Ya se sabía, pero hoy lo vemos de un modo realmente terrorífico.”
Una vez en tierra, y luego de ser recibido por el presidente Anibal Cavaco Silva, quien deberá firmar en pocos días, si se aprueba, la ley que legalizará el matrimonio homosexual, Benedicto XVI dio un discurso bastante oportuno. Advirtió que las cuestiones éticas y espirituales no deben formar parte de “la esfera privada” y agregó: “Ubicada en la Historia, la Iglesia está dispuesta a colaborar con aquel que no marginalice o no reduzca a la esfera privada la consideración esencial del sentido humano de la vida”.
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