SOCIEDAD › ESTUDIAN DOCUMENTACION QUE PRUEBA LA SOCIEDAD CON LOS RHOM
Socios peligrosos para María Marta
Aunque sigue en primer plano la idea de un crimen pasional, fueron hallados documentos que muestran una llamativa sociedad comercial.
Por Cristian Alarcón y Raúl Kollmann
Ayer, mientras la policía intentaba que el fiscal solicitara la detención de entre diez y quince personas vinculadas familiar y afectivamente a María Marta García Belsunce, el fiscal Diego Molina Pico frenó esa redada tan anunciada. Según dijeron fuentes judiciales a Página/12, prefiere esperar que se acumulen las pruebas a meterlos a todos presos con la idea de que así alguno de ellos “se quiebre”. En algún sentido ayer la hipótesis de los números sucios desplazó a la hipótesis del corazón, en la que estarían involucradas varias mujeres que habrían tenido amores entrecruzados con la víctima. Dos peritos contables de la Policía Judicial de la Procuración General Bonaerense se llevaron del despacho de la jueza María Romilda Servini de Cubría documentación en la que se prueba que María Marta fue directora de una sociedad con los hermanos Rhom, uno de ellos procesado y detenido por los delitos financieros del Banco General de Negocios. Así se lo confirmó a Página/12 una fuente del juzgado de Servini, que además aclaró que el marido de la mujer era el vicepresidente de esa empresa.
Hasta ayer a la tarde los investigadores de la Policía Bonaerense que trabajan en el caso estaban convencidos de que la mejor manera de profundizar en la búsqueda del asesino era detener, al menos por el encubrimiento, a una larga lista de allegados a María Marta. Entre ellos, claro está, a estas alturas ya existe todo un ranking de sospechosos de haber sido autores o encubridores del crimen. En cuanto a las conjeturas sobre la identidad del homicida son tres mujeres las que más se aproximan a quedar involucradas en el asunto: todas ellas tenían, siempre según fuentes policiales, relaciones afectivas con la víctima de los seis disparos que fueron disimulados por la familia. Y de esas tres, hay una, Carmen Piazza, vecina del country Carmel, que es la preferida a la hora de fijar la mira de los pesquisas.
Piazza es la mujer que vive en la casa allanada por la policía el jueves. Allí envió el fiscal Molina Pico a los hombres de la DDI de San Isidro a buscar el supuesto arma homicida, un calibre 32 con el que gatillaron seis veces sobre la cabeza de la dama de Pilar. Entre otros elementos guardados con celo por el fiscal que sigue tan hermético como al comienzo, en la causa existe al menos una contradicción de esta otra dama, Piazza. Ella habría dicho en su declaración que llegó al lugar del hecho apenas fue el crimen junto a su hijo. El muchacho es el estudiante de medicina que reconoce haber participado en el intento de reanimación que se le practicó, aún con la cabeza ensangrentada, a la mujer. Varios testimonios de familiares durante las primeras horas posteriores al crimen indican que junto a ellos estuvo una mujer vestida de rosa, la misma que hace una semana apareció en la escena como un misterio más. Pues los allegados a la familia García Belsunce sostienen que la mujer de rosa era la “cuidadora” o “acompañante terapéutica” de Carmen. Lo que nadie sabe es dónde está la mujer y por qué Carmen Piazza la habría negado al declarar.
En ese tren, el allanamiento a la casa de Piazza es interpretado como una advertencia hacia el círculo familiar e íntimo de María Marta. Lo mismo que las pericias que se realizan sobre las armas secuestradas en el country. Para despejar, a su particular manera, las sospechas que oscurecen el futuro de su familia, el propio Horacio García Belsunce habló ayer en su programa de televisión del canal de cable P+E. “Ese cosito que tiramos –dijo por el famoso “pituto”– no lo encontró la policía. Lo encontró mi hermano Juan metiendo las manos en toda la porquería”, desmintió para dar seguridad sobre la voluntad de esclarecimiento.
De todas maneras la muerte de María Marta García Belsunce se enreda entre las dos hipótesis que ocupan a los investigadores: la del crimen pasional, y la de la venganza económica. Los voceros de la DDI se quejan porque sostienen que el fiscal Molina Pico no avanza con la velocidad que ellos pretenden debido a las presiones de la propia familia y elestablishment bonaerense. Desde la fiscalía se sostiene que no es el momento para proceder: “No se van a hacer detenciones al voleo”, es el mensaje. La otra explicación es que a pesar de no creer que sea fácil descubrir una relación cierta del crimen con los negocios de la familia García Belsunce, esa pista debe ser investigada antes de avanzar con las detenciones de los sospechosos de cometer o encubrir el crimen pasional.
Los datos que ayer dos peritos de la Policía Judicial se llevaron de las oficinas de Servini de Cubría abonan las sospechas que los investigadores de ese cuerpo civil tienen en la causa. En principio, según voceros de la Procuración le dijeron a Página/12, ampliados por una alta fuente del propio juzgado federal, de la documentación revisada surge que Carlos Carrascosa era director y accionista de la Compañía General de Inversiones Bursátiles SA. En esa empresa de compra y venta de acciones Carlos Rhom, procesado por Servini por fuga de capitales, y María Marta García Belsunce, eran, ambos, directores. “Carlos Carrascosa renunció a la dirección pero no surge de lo que fue revisado hasta ahora que se hubiera desprendido de las acciones que poseía en la sociedad ya que el expediente que envió la Inspección General de Justicia está incompleto”, le explicó a este diario un vocero del juzgado.
No es esa la única empresa en la que la familia estaba vinculada. Dentro de los libros de la Compañía General de Mandatos, a cargo del también procesado Carlos Pando, y a quien se usaba para girar los fondos desde el Banco General de Negocios que iban a cuentas en el exterior, se descubrió ayer la existencia de la firma “Carlos Carrascosa y Compañía”. “En ella el marido de la víctima firma como comitente y ella, María Marta, también firma varios documentos, que se van analizar con detenimiento”, contó una fuente federal. Las ligazones posibles con negocios ilegales no terminan: esa compañía, la del mismísimo Carrascosa, tenía como dirección Cangallo 667. Ese inmueble fue allanado por Servini en octubre del 2001 debido a que de las escuchas ordenadas se desprendía que allí se cambiaban cheques ilegalmente. A esto se le suma que también se hizo copia ayer de dos notas halladas como perlas por los pesquisas contables de la Procuración bonaerense: están ambas dirigidas al abogado y periodista Horacio García Belsunce. El hermano al que miran los que sospechan “era tenedor de certificados de custodia de títulos por 347 mil dólares” según las notas que son del año 1996 y 1997.