“Lo que es clandestino en el Congreso es el debate del aborto. Hay que institucionalizar esa discusión”, abogó la diputada kirchnerista Juliana Di Tullio. “En un país donde se practican 500 mil abortos por año, es un tema de salud pública y de toda la sociedad”, enfatizó Vilma Ibarra, de Nuevo Encuentro. Es un problema “frente al cual el Estado tiene responsabilidades ineludibles pero parece que no quiere hacerse cargo”, consideró Laura Alonso, del PRO. Las tres diputadas plantearon la urgencia de abrir el debate por la despenalización y legalización del aborto en la Cámara baja. “No es casualidad que las personas que con mucha energía y con argumentos seudorracionales están en contra del derecho al aborto son las mismas que han defendido el terrorismo de Estado, porque hay un paralelismo en eso que tiene que ver con una ideología reaccionaria, fascista, que en nombre de la vida defiende la muerte”, advirtió el juez federal de La Plata Carlos Rozanski.

Las tres legisladoras y el magistrado coincidieron en la presentación en la Casa Nacional del Bicentenario del libro El Aborto en debate. Aportes para una discusión pendiente (Paidós), de la periodista de Página/12 Mariana Carbajal. La actividad fue organizada el marco de la muestra Mujeres 1810-2010, que recorre las luchas sociales y políticas, que protagonizaron mujeres de distintos ámbitos en los 200 años de la historia argentina. También formó parte del panel, acompañando a la autora, Marta Alanís, coordinadora de Católicas por el Derecho a Decidir, una de las más de doscientas cincuenta entidades que forman parte de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Moderó la mesa Estela Díaz, ex secretaria de Género de la CTA, miembro de ADEM-Mujereando.

El libro de Carbajal fue el disparador para analizar el estado del debate sobre la problemática del aborto en el país. En la Cámara de Diputados, se indicó, hay dos proyectos que proponen la despenalización y legalización de la interrupción voluntaria de un embarazo, uno presentado por Nuevo Encuentro y el segundo, elaborado y consensuado por la Campaña por el Derecho al Aborto. Los dos proponen la legalización dentro del primer trimestre de gestación y más allá de ese plazo en determinadas circunstancias, en sintonía con la reciente reforma legal en España y como establecen la mayoría de las legislaciones en los países desarrollados. La iniciativa de la Campaña tiene la firma de 47 diputados, entre ellos todos los integrantes de NE, la fuerza que lidera Martín Sabbatella. “No recuerdo en la historia de la Cámara de Diputados un proyecto que se haya presentado con tanto respaldo político”, observó Di Tullio.

Aunque de bancadas distintas, las tres legisladoras destacaron que comparten una misma posición frente al tema. Las tres firmaron el proyecto de la Campaña. Di Tullio, del bloque oficialista, consideró que “estamos en un momento político ideal para poder dar esta pelea”. “Hay que dar el debate sin eufemismos, como dice Mariana en su libro”, agregó. Para Vilma Ibarra, se debe encuadrar “en el marco de la lucha por la igualdad”, en la que se dieron otros hitos –enumeró– como la ley del voto secreto, la conquista del sufragio femenino, el divorcio vincular, la patria potestad compartida, el fin de las diferencias entre hijos legítimos e ilegítimos y actualmente el debate por la reforma del matrimonio civil. Se trata de un “debate por la igualdad”, marcó Ibarra, porque “hay mayor mortalidad y morbilidad por abortos inseguros en las más pobres, del mismo modo que cuando pensamos en quienes terminan en lugares clandestinos poniendo su vida en riesgo son las mujeres adolescentes, abusadas, vulnerables por su condición económica, frente a las que pueden acceder a un aborto seguro clandestino, pero pago”, describió, en sintonía con el planteo de Carbajal en su libro. “Con el sólo dictado de la ley podemos evitar muertes. Sacar el aborto de la clandestinidad implicaría un paso enorme”, señaló. Y consideró la importancia de la “transversalidad” de los apoyos políticos para conseguir la aprobación en Diputados, como ocurrió con la media sanción que obtuvo unas semanas atrás la ampliación del matrimonio civil. Di Tullio y Alonso coincidieron. “No hay que tener mezquindades” y trabajar en forma conjunta con “el objetivo de poder institucionalizar el debate en el Congreso”, indicó Di Tullio.

Alonso, la única integrante del PRO que hasta ahora expresó públicamente su apoyo a la despenalización y legalización del aborto, dijo que en su bloque encuentra “muchas dudas y desinformación” frente al tema. “Hay que trabajar sobre esa desinformación y el primer punto que hay que señalar es que el aborto es un drama. Nadie está diciendo que es alegre. Tiene que ver con la pobreza, la inequidad, la falta de información y también es un problema de salud pública, de derechos y de justicia social”, enumeró. “Hay mucha gente que consume hipocresía y la reproduce”, contextualizó. “Y también hay muchos colegas que especulan, pensando que esta no es una causa que tenga un apoyo mayoritario en el electorado y yo no creo que sea así. Cuando se habla, bajan los niveles de desinformación y cambian muchas posiciones”, advirtió Alonso.

El libro recopila una serie de artículos publicados en Página/12 por Carbajal sobre la problemática del aborto en Argentina. Di Tullio lo consideró una herramienta “indispensable” para los legisladores y contó que se dio cuenta de su impacto cuando al regreso del receso estival encontró al jefe de la bancada oficialista Agustín Rossi, leyéndolo muy interesado en su despacho por recomendación de su propia hija. Un ejemplar también le llegó a la presidenta Cristina Fernández de mano de un ministro del Gabinete. “Mariana pone el aborto en primera persona”, destacó Alanís, y le agradeció a la autora porque “el libro ayudó a que más personas tomaran conciencia de este tema”. Desde la Campaña por el Derecho al Aborto lo han distribuido a legisladoras y legisladores. También lo han llevado a foros internacionales como las recientes sesiones en Nueva York del Comité de Derechos Humanos de la ONU donde la Argentina enfrenta una demanda por la negación de un aborto no punible a una adolescente violada con discapacidad mental, LMR, cuya historia está extensamente detallada en el libro.