La Policía Federal, por orden del Juzgado de Instrucción Nº 40, detuvo ayer a dos hombres que habrían participado del asalto y asesinato del modelo Diego Rodríguez, el lunes último. Se trata de Diego Gabriel Torres, de 20 años, El Lincho, que sería el autor del disparo, y Juan Pablo Peralta. Ambos viven en Villa 15, conocida como Ciudad Oculta, en el barrio de Mataderos. En el lugar se encontró un Fiat Palio, otro vehículo que aparentemente también habían robado ese mismo día, y se secuestró una pistola Pietro Beretta 9 milímetros, que sería la usada para cometer el crimen. El homicidio de Rodríguez se produjo cuando intentaron sustraerle su camioneta Ford Eco Sport. Como ocurre en casi todas las investigaciones de este tipo de hecho, sólo termina detenida la mano de obra más primitiva, la que protagoniza el robo del vehículo. En cambio, casi nunca se descubre dónde se iban a desarmar los autos robados y, sobre todo, quién y dónde terminaría comercializando los repuestos.

Esta semana se produjeron dos asesinatos con las mismas características, ambos en el marco de intentos de robo de autos: uno en Villa Luro, el de Diego Rodríguez, y el otro en Villa Lugano, cuando quisieron interceptar al agenciero José Luis Musante. En los dos casos, las víctimas intentaron una resistencia o lo que los ladrones interpretaron como tentativa de escapar o resistir.

Según las estadísticas más confiables, en Capital Federal se producen 140 asesinatos por año, de los cuales dos tercios no tienen que ver con robos sino con crímenes o peleas entre familiares o conocidos. Pero de los 45 a 50 asesinatos en tentativas de robo, casi todos se producen en intentos de sustracción de autos. El ex ministro de Seguridad bonaerense León Arslanian y la mayoría de los especialistas coinciden en que una baja en el robo de autos produce de inmediato una baja en los homicidios.

La detención de El Lincho y Peralta encaja en la metodología habitual de los robos de autos. Como los modelos fabricados en los últimos años no se pueden robar al viejo estilo de hacerlos arrancar cuando están estacionados, se requiere sí o sí el asalto a mano armada. Los levantadores reciben muy poco dinero, unos mil pesos por vehículo, por lo general a distribuir entre dos. Eso hace que habitualmente sean menores o personas con serios problemas de adicciones, lo que aumenta el riesgo en forma notoria: disparan al menor inconveniente.

El punto clave de la modalidad está en el desarme y la comercialización de los repuestos. Como viene analizando Marcelo Saín, ex titular de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, es un delito basado en una demanda existente: ciudadanos que compran repuestos de dudoso origen porque valen la mitad o menos que los repuestos auténticos. Lo cierto es que cuando hay detenidos, como en el caso del robo al modelo Rodríguez, igual no se logra avanzar hacia arriba, el desarmadero y las bocas de expendio de las autopartes, negocios sucios que suelen pertenecer a ex oficiales o familiares de policías federales o bonaerenses. Lo fundamental en esa pesquisa sería saber quién encargó la Eco Sport y el Palio, dónde se iban a desarmar y dónde se iban a vender los repuestos cortados. Pero el hilo de la investigación se corta en ese punto.

Rodríguez fue asaltado a las 21.30 del lunes, cuando estaba estacionado con su vehículo en el barrio de Liniers. Con una herida de bala en la cabeza fue trasladado al hospital Santojanni, donde falleció el martes a la mañana. Sus padres convocaron a una marcha, que se llevó a cabo el jueves, en reclamo de justicia.