SOCIEDAD › EL MARIDO DIJO QUE GAUVRY GORDON INSTALO LA NOCION DEL ACCIDENTE
Para Carrascosa, la idea fue del médico
El resto de los imputados había dicho que Carrascosa les informó que la muerte de María Marta se debía a un accidente. Ayer, el viudo declaró durante seis horas y dijo que esa idea surgió del juicio del médico Gauvry Gordon. Pero no explicó por qué él se lo había comentado a varias personas antes de su llegada.
Por Horacio Cecchi y
Raúl Kollmann
El hombre clave del caso García Belsunce, “el Gordo” Carlos Carrascosa, sobre quien pesa la mayor parte de las sombras de una investigación plagada de irregularidades, declaró ayer durante alrededor de seis horas ante el fiscal Diego Molina Pico, para responder a la acusación de encubrimiento agravado. Según su abogado, Marcelo Nardi, Carrascosa salió airoso del trance. Todo indica que Nardi no faltó a la verdad: cada una de las respuestas de su defendido a las preguntas del fiscal tuvieron exactamente 85 días de maduración. Especialmente los tres primeros días después del crimen, considerados clave para resolver cualquier caso (y durante los que no se realizó ninguna actuación judicial que conste en la causa). Carrascosa sostuvo que apenas entró en su chalet se sintió absolutamente shockeado por “un escenario de dolor” frente al cuerpo de su mujer. Carrascosa fue, según consta en la causa y según declaraciones públicas de integrantes de la familia, quien instaló la idea del accidente. Ayer, oscureció más el panorama: declaró que la “impresión de que se había tratado de un accidente reposó en el juicio del médico (Juan Gauvry Gordon)”. Nadie explicó, sin embargo, por qué antes de la llegada de Gordon, cuatro personas ya habían escuchado esa idea de boca del propio indagado.
Alrededor de las 10 de la mañana, acompañado por su abogado Marcelo Nardi, Carlos Carrascosa llegó a la fiscalía de Pilar. Una nutrida guardia periodística lo aguardaba ansiosamente. Fue evidente que no tenía intenciones de hablar. Apenas si pudieron arrancarle algunos monosílabos: “No señor”, respondió cuando le preguntaron si tenía alguna hipótesis del homicidio. Y sólo se explayó al señalar: “Permiso, voy a la fiscalía a declarar”. Después de unas seis horas, salió en total silencio, recostado en un Fiat de vidrios polarizados.
En el medio, Carrascosa enfrentó las preguntas de Molina Pico, interesado en saber por qué pasó pituto por bala siendo que tenía instrucción militar, y por qué instaló la idea del accidente, además de todas las dudas que generaron las diferentes declaraciones que apuntan hacia él: los testimonios que lo mencionan intentando desviar a la policía y los que lo señalan preocupado por impedir la autopsia.
Según Nardi, para todas esas preguntas Carrascosa tuvo respuesta. De pie frente a la fiscalía, Nardi soportó el embate periodístico mientras su cliente se esfumaba por la puerta lateral. Cuáles fueron esas respuestas y cuáles sus contradicciones:
u Nardi dijo que la instrucción militar que había recibido su cliente fue básica, tanto como para confundir un plomo con un pituto.
u El imputado describió “el escenario al descubrir el cadáver y su impresión reposó en el juicio del médico”, explicó Nardi. En pocas palabras, fue Gauvry Gordon el que instaló la idea del accidente.
u También subrayó la idea de que nada le había hecho pensar de que se trataba de un homicidio.
Pero esas respuestas son contradictorias:
u En la causa consta que Horacio García Belsunce (h) ya sopesaba la idea de que “una bala no es”. Y no sólo él. Son varios los testimonios de familiares y del entorno que sostienen que antes de realizarse la autopsia, el pituto ya era motivo de comentarios de balística.
u Cuando Gordon llegó ya había unas diez personas en el lugar, según declaró el médico. Antes que él, al menos cinco personas se encontraron con el cuerpo de María Marta. Había mucha sangre. Si nadie pensó en el homicidio, y fue el médico quien instaló la idea del accidente, ¿qué pensaba que ocurrió Carrascosa cuando encontró a su mujer caída, bañada en sangre?
u Según consta en la causa, Carrascosa llamó a Beatriz Michelini, la masajista, y por la ventana le pidió que entrara a ayudarlo porque su mujer se había caído en la ducha. Llamó luego a Guillermo Bártoli y leplanteó la misma escena. Acto seguido, llamó a Diego Piazza, y luego a Irene Hurtig. A todos les relató el mismo incidente. Recién después, llegó Gauvry Gordon.
u Tanto Gordon como el segundo médico, Santiago Biasi, fueron convocados por un accidente.
Pero, no son esas contradicciones las que más incomodan la causa, sino los 85 días que se sucedieron para argumentar respuestas por parte de los acusados, muchas de ellas afinadas “para ordenar la exposición de sus verdades” en los sucesivos memorial rounds del Sheraton de Pilar, como reveló Página/12 y como reconoció el propio abogado José Scelzi. Fue el juez Diego Barroetaveña quien señaló las “actuaciones incomprensibles” de la policía y el fiscal, y quien sugirió que esos interrogantes rodean a Carrascosa. Los tres primeros días de una investigación de un crimen cualquiera son claves para resolver el caso. Pero en la causa García Belsunce, esos tres primeros días no existen en el expediente. Molina Pico recién abrió las actuaciones recién el 30 de octubre con una visita de la policía al chalet. No hubo citaciones. Sin embargo, Horacio García Belsunce, Guillermo Bártoli y la masajista, pasaban por ahí a la misma hora a visitar al shockeado Carrascosa.
Ayer, vislumbrando que el fiscal esté dispuesto a elevar a juicio los encubrimientos, y siempre atento a la retórica de sus dichos, José Scelzi aseguró que “como profesional y como persona quedaría azorado. No puedo creer que mi capacidad de entendimiento esté tan burlada por los hechos”. Más contundente pero menos cuidadoso en su retórica, Nardi sostuvo: “No hay nada nuevo que haga suponer nada distinto al homicidio”. Que no conste en actas.