SOCIEDAD › UN DERIVADO DE LA MARIHUANA PARA USO MEDICINAL
Aquellos óleos, estas hierbas
Gran Bretaña se apresta a aprobar la comercialización para uso terapéutico. La sustancia habría sido usada por el propio Jesucristo, asegura un investigador.
Por Pedro Lipcovich
El más ilustre consumidor de marihuana habría sido Jesucristo, según una investigación que se publicó en Estados Unidos: la hipótesis, basada en el análisis de textos antiguos, es que el fundador del cristianismo habría utilizado óleos bautismales y curativos basados en esa hierba, procedentes a su vez de antiguos ritos hebreos. Esta inesperada aparición de Cristo se produce en momentos en que el debate sobre el cannabis llega a su punto más agudo en los países anglosajones. Por una parte, Canadá anunció su decisión de despenalizar la posesión de marihuana: esto generó inquietud en autoridades de Estados Unidos, que temen el contrabando desde su vecino del norte, donde ya existen vastos cultivos de la hierba. Por otra parte, en Gran Bretaña se completó una fase crucial de ensayos sobre seres humanos sobre el uso terapéutico de derivados de la marihuana y se anunció que estos medicamentos saldrían al mercado en el corriente año. En otro sentido, se dieron a conocer investigaciones que vinculan el uso prolongado del porro con mayores riesgos de esquizofrenia y depresión.
La hipótesis sobre la presencia del cannabis en los orígenes del cristianismo fue planteada por Chris Bennett en la revista estadounidense High Times. Observa que la palabra “Cristo” corresponde a la traducción al griego del término en hebreo para “Mesías”, que a su vez significa “El ungido”. Esto último, según Bennett, debe tomarse literalmente en cuanto a una unción con óleo sagrado. En el Antiguo Testamento (Exodo, 30:22-24) pueden leerse los ingredientes que incluía la unción sagrada reservada a los sacerdotes: en una base de aceite de oliva, incluía mirra, cinamomo, casia y “caña aromática”, posiblemente cannabis. Bennett, basándose en el análisis de textos de los gnósticos –grupos cristianos de los primeros siglos– sostiene que Jesús habría recuperado la práctica de la unción, extendiéndola al pueblo llano, y que algunas de las curas de enfermedades logradas por Cristo habrían sido efecto de la hierba.
El trabajo de Bennett encontró inesperada difusión en la BBC de Londres, al calor del doble debate sobre la despenalización del consumo de marihuana y sobre sus posibles usos terapéuticos. La empresa británica GW Pharmaceuticals anunció que se completaron los ensayos clínicos de fase 3 (prueba de eficacia sobre una cantidad significativa de pacientes) de un medicamento basado en el cannabis destinado a aliviar síntomas de la esclerosis múltiple, grave enfermedad neurológica.
El laboratorio obtuvo los principios activos para su investigación a partir de 40.000 plantas de marihuana cultivadas “en un lugar secreto de Inglaterra”. Según GW Pharmaceuticals, “los resultados muestran reducciones estadísticamente significativas en el dolor neuropático, reconocido como muy difícil de tratar y particularmente molesto”. El gobierno británico anticipó que autorizará la venta de medicamentos derivados de la marihuana si las pruebas clínicas se cumplen satisfactoriamente, y la empresa prevé poner por lo menos un producto en el mercado en el curso de este año.
Al mismo tiempo, el British Medical Journal dio a conocer tres investigaciones sobre riesgos del consumo de marihuana. Un de ellas forma parte de un estudio “de cohorte” (seguimiento a lo largo de muchos años) de unos 50.000 varones suecos, registrados a partir de su servicio militar en 1970: “El consumo de cannabis quedó asociado con un riesgo incrementado de desarrollar esquizofrenia, dependiendo de la dosis”. Si bien “el mayor peso de la evidencia es que el uso ocasional de cannabis tiene pocos efectos dañinos, los resultados indican un serio riesgo potencial para la salud mental de usuarios, particularmente en presencia de otros factores de riesgo de esquizofrenia”. El estudio fue efectuado por investigadores de la Universidad de Gotenburgo y del Instituto Karolinska (Suecia) y de las universidades de Gales y Bristol (Gran Bretaña). Otro estudio en el British Medical (firmado por investigadores del King’s College de Londres y la Universidad de Otago, Nueva Zelanda) señala efectos similares apartir del análisis del consumo de marihuana en adolescentes: “Si bien la mayoría de los jóvenes usan cannabis en la adolescencia sin daño, una minoría vulnerable experimenta resultados adversos”.
El último de los estudios publicados en el British Medical Journal concluye en que “el uso frecuente de cannabis en chicas adolescentes se vincula con depresión y ansiedad en etapas posteriores, siendo las usuarias cotidianas quienes están en mayor riesgo”. La investigación se efectuó sobre una muestra de 1601 estudiantes de 14 a 15 años en la ciudad de Victoria, Australia, que fueron seguidas a lo largo de siete años. “A los 20 años, el 60 por ciento había usado cannabis y el 7 por ciento la consumía diariamente: este nivel de consumo se vinculó con cinco veces más probabilidad de depresión y ansiedad que entre los no usuarios. En jóvenes mujeres, el uso semanal cuando eran adolescentes se asoció con el doble de probabilidades de depresión y ansiedad”, según el estudio firmado por investigadores del Murdoch Children’s Research Instituto, de Victoria, y de las universidades de Sydney y Queensland.
La última pieza del debate es un estudio en Estados Unidos según el cual es falsa la idea de que el consumo de marihuana sea una “puerta de entrada” a drogas duras. A esa conclusión llegó un equipo del Rand Drug Policy Research Center de Santa Monica, California, a partir de estadísticas de consumo que van de 1982 a 1994: “Los adolescentes que consumen drogas duras lo hacen hayan consumido o no marihuana antes”, dicen los investigadores, y observan que “el sesenta por ciento de los jóvenes de 20 a 24 han usado cannabis, pero sólo el 1 por ciento han usado drogas más duras; por lo tanto, la idea de que el cannabis conduce a la gente en esa dirección es errónea”.