En discriminación, Córdoba es peor que Bogotá, México y Santiago de Chile. El estudio Política, sexualidades y derechos. Encuesta Marcha del Orgullo y la Diversidad, Córdoba 2010, realizado por Hugo H. Rabbia, Tomás Iosa, María Candelaria Sgró Ruata, José Manuel Morán Faúndes y Juan Marco Vaggione, realizado bajo la dirección de este último y de Silvina Brussino, con el apoyo técnico del CLAM (Centro Latinoamericano en Sexualidades y DD.HH.) arribó a conclusiones que bien pueden ayudar a poner en contexto el crimen de Natalia Gaitán: el 73,4 por ciento de los encuestados sienten discriminación ligada a prejuicios sexuales o genéricos (de este grupo las que más se sienten discriminadas –en la categoría “muy” o “bastante”– son las personas trans y travestis) lo que pone a Córdoba en peor situación que las ciudades de Buenos Aires (según los datos de 2005), Bogotá, México o Santiago, Chile.

Las situaciones de discriminación registradas son particularmente altas en espacios de socialización primaria y secundaria como la familia (33 por ciento), los vecinos (34,5), los ambientes religiosos (29,3) y los grupos de amigos (29,4). “La discriminación en estos espacios no sólo constituye un peligro en sí, sino que la homo-lesbo-transfobia en el entorno primario constituye un factor adicional de riesgo por pérdida o la disgregación de lazos de solidaridad cercana. También da cuenta de discriminaciones ‘invisibles’ en espacios de primera contención psicológica de las personas, de allí que estas situaciones podrían dificultar canales de ayuda para quienes las vivan.”

Lorena Mercado, una joven de 31 años, amiga de Pepa Gaitán, dice: “Pude recuperar a mi familia ahora, porque ellos me rechazaban mucho. Pero desde que vieron hasta dónde puede llegar el odio, saben que tenían que aprender a entenderme”.