Viernes, 5 de agosto de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › EMITE CENIZAS EN FORMA MODERADA PERO PERMANENTE Y DIFICULTA LOS VUELOS COMERCIALES
A dos meses de su erupción, el volcán Puyehue continúa con una actividad moderada pero permanente, que dificulta la actividad de los vuelos comerciales. Por ejemplo, el aeropuerto Almirante Zar, de Trelew, registra en estos sesenta días arribos y partidas muy intermitentes. En cambio, el aeropuerto de Esquel tuvo “17.000 pasajeros sólo en julio, cuando suele tener 20.000 anuales”, aseguró a Página/12 Luis Cavero, jefe de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) para esa estación aérea. Esto ocurre a raíz del cierre del aeropuerto de Bariloche, cuya actividad, según la Municipalidad de esa ciudad, disminuyó en julio más del 90 por ciento en comparación con el invierno de 2010, por la presencia de cenizas.
La zona más afectada por la actividad volcánica está hacia el Este del Puyehue, que se encuentra apenas a 20 kilómetros del límite con Argentina. La localidad de Villa La Angostura –a 38 kilómetros– fue la que más cenizas, arena y piedra pómez recibió. La siguieron Bariloche y una amplia franja de territorio rural rionegrino. En julio, los pasajeros llegados en charters aéreos al aeropuerto de Bariloche disminuyeron de 18.415 a cero.
Paradójicamente, el aeropuerto que nunca perdió operatividad es el de Esquel, ubicado en plena cordillera de Chubut. El aeropuerto permaneció habilitado, ya que el viento alejó de allí la pluma de ceniza y es allí donde arriban los turistas nacionales y brasileños que tienen por destino Bariloche. “En julio hubo un promedio de 120 vuelos comerciales, y cuando comúnmente se movían sólo cuatro vuelos comerciales por semana, ahora son alrededor de 40”, puntualizó Cavero.
Otra pista en funcionamiento es la del aeropuerto internacional de Comodoro Rivadavia, también en Chubut, que recuperó su operatividad y tiene escalas normales, por lo que se estableció una conexión terrestre con las poblaciones ubicadas cerca de Rawson, Trelew o Puerto Madryn. Los pasajeros toman el avión de Buenos Aires hasta Comodoro Rivadavia y luego hacen en colectivo los 390 kilómetros que los separan de nordeste de Chubut.
Desde el 4 de junio, cuando el volcán entró en actividad, “todos los aeropuertos están afectados por la presencia de ceniza en pista. No están cerrados, pero se les advierte a las compañías que la presencia de cenizas en pista puede generar complicaciones”, resumieron a este diario fuentes de la ANAC. Hace semanas se mantiene esa situación, según el Observatorio Vulcanológico de los Andes del Sur del Servicio de Geología chileno, que difunde un alerta “rojo” por erupciones menores y destaca que el “proceso eruptivo continúa y es posible que vuelva a presentarse un incremento en la actividad”.
Tampoco otros especialistas dan definiciones específicas sobre la futura actividad del volcán. Los vulcanólogos Adriana Bermúdez y Daniel Delpino, investigadores del Conicet en la Universidad Nacional del Comahue, indicaron en un reciente informe que, en base a erupciones históricas, es posible deducir que “este ciclo eruptivo dure un período relativamente largo”.
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