SOCIEDAD › DOS SUBCOMISARIOS PRESOS POR PEDIR UN AUTO PARA LIBERAR A UN DETENIDO

Los negocios de la comisaría

Los dos subcomisarios pertenecen a la Policía Bonaerense. Fueron apresados junto a una banda de ladrones de alta gama. Las pruebas en su contra son una serie de escuchas telefónicas en las que aparecen negociando con los ladrones la entrega del auto.

Dos subcomisarios fueron detenidos en el marco de una causa en la que se desbarató a una banda que robaba autos en el norte del conurbano y los vendía en Rosario: los dos jefes policiales quedaron comprometidos por escuchas telefónicas en las que surge que obligaron a un ladrón a transferirles un auto a cambio de su libertad. “Vos te llevaste la tuya, yo me llevé la mía y se acabó el problema”, se oye decir a uno de los subcomisarios en la supuesta negociación con los ladrones.

Se trata de los subcomisarios Marcelo Gustavo Godoy y Pablo Javier Sosa, jefe y subjefe respectivamente de la comisaría 8ª de San Isidro.

Ambos quedaron detenidos acusados de extorsión y encubrimiento de la denominada “banda de los rosarinos”, desbaratada tras 27 allanamientos en los que se detuvo a 12 personas, se secuestraron 31 vehículos y siete armas de fuego.

El ministro de Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, explicó en una conferencia de prensa brindada en la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro que la banda “cometía robos a mano armada en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires” y era “comandada por tres personas que vivían en Rosario”, donde los autos eran desguazados o “reempapelados” para su venta.

La investigación estuvo a cargo del fiscal de San Isidro Patricio Ferrari y es un desprendimiento de la causa por la que en octubre del año pasado también terminó preso por encubrir a ladrones el jefe distrital de San Isidro, comisario inspector Raúl Papa.

A raíz de intervenciones telefónicas, el fiscal Ferrari comenzó a escuchar a miembros de la “banda de los rosarinos” y en ese contexto descubrió cómo los responsables de la comisaría de Villa Adelina liberaron a uno de los ladrones a cambio de un auto. El hecho ocurrió el 10 de mayo, luego de que la banda le robara a Silvia Irene Goldín un Volkswagen Gol en la puerta de su casa de la calle Cerrito al 3800 de la localidad de Carapachay, partido de Vicente López, donde la mujer fue herida en la cabeza a culatazos.

Luego de ese hecho, uno de los presuntos autores del robo, ahora detenido en la causa, fue interceptado por la policía y trasladado a la seccional de Villa Adelina donde, según el fiscal, Godoy y Sosa le exigieron 20.000 pesos para liberarlo o la entrega del Citroën C3 con el que fue detenido. Toda la negociación con los delincuentes quedó registrada en escuchas telefónicas volcadas en la causa, ya que, según la investigación, el propio subcomisario Sosa se identificó y habló a través del Nextel del ladrón con amigos del detenido para que juntaran la plata, sin saber que esa línea estaba intervenida.

“¿Cómo te va, viejo? Escuchá, bueno, ahí hablaste con tu compadre, ¿no? Tiene un quilombito. Vos no le vas a poder solucionar nada, pero no te podés fijar a ver quién puede responder por este muchacho, porque va a estar un tiempito, viste”, dice el subcomisario según las escuchas.

“Te explico por qué te llamó a vos este muchacho hoy. Como te habrá dicho, tiene un problema... El dice que estaba la posibilidad de vender su auto... La única forma de que éste se vaya es ésa... No tenés que ser muy rápido para darte cuenta que los tiempos son cortos para nosotros. Si tuviera los cero ocho ni siquiera estábamos hablando vos y yo”, dice Sosa en diálogo con otro de los cómplices del detenido.

“O lo dejo pegado, no sé qué es lo que le deben, tres, cuatro años, o lo largo yo ahora dentro de una hora, ¿me entendés? Yo hago todas las cosas para que lo larguen, yo no puedo hacer dos cosas, no lo puedo aguantar hasta mañana. Esto es un tome y traiga, vos te llevaste la tuya, yo me llevé la mía y se acabó el problema”, afirma el jefe policial.

Luego, el imputado, ya liberado, les contó a sus cómplices que en la comisaría lo golpearon y que le tuvo que transferir el Citroën C3 al jefe de esa dependencia para que lo liberaran.

“Che, se lo quedó el taquero el auto. Che, estoy golpeado por todos lados, para colmo la gorra me dio una paliza, hasta que hablé con el taquero, sabés cómo me... Sí, arreglé que se quede con el auto el taquero y se lo quedó”, dice el ladrón en las escuchas. También contó a sus cómplices cómo intentó escapar pero le efectuaron disparos intimidatorios al momento de su detención.

“A mí me dijeron: ‘Muchacho, se puede bajar del auto’ y yo aceleré, boludo. Si teníamos los estéreos, teníamos ahí todas las cosas de la mina... Iban atrás mío, chupado atrás mío, con la sirena y tiraron dos tiros... Cuando se me va acercando yo quiero doblar y me tocó el gil, me tocó de atrás”, relató el imputado sobre el momento en que fue detenido.

Tanto el fiscal Ferrari como la investigación realizada por la Auditoría de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad luego establecieron que el delincuente les dejó a los dos subcomisarios los formularios “08” firmados en blanco para la transferencia del Citroën C3 del delincuente que, a su vez, fue secuestrado en la casa de una amiga del subcomisario Godoy.

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La “banda de los rosarinos” operaba en el norte del conurbano bonaerense, con los jefes en Rosario.
Imagen: Télam
 
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