SOCIEDAD › UNA ENTIDAD PORTUGUESA QUIERE IMPONERLA POR LEY
La siesta, como un derecho
En sintonía con una tendencia mundial que revaloriza el descanso vespertino, en Portugal una asociación busca convertir a la siesta en un derecho laboral. Opinan médicos argentinos.
Aunque fue históricamente adjudicada a los españoles y por herencia colonial a los hispanoamericanos, desde hace algunos años la siesta gana adeptos y aval médico en distintos países y pierde su carga negativa, asociada a la pereza y la vagancia. En China está incorporada a la Constitución y muchas empresas japonesas y estadounidenses ya la impusieron entre sus empleados. En Portugal no quisieron quedarse atrás: ayer se anunció la creación de la “Asociación Amigos de la Siesta” cuyo fin es conseguir que el descanso sea reconocido como un derecho de los trabajadores. Especialistas argentinos destacaron los beneficios de dormir tras el almuerzo. “La siesta no es una costumbre, es una necesidad fisiológica”, señaló Gregorio Abiusi, médico neurólogo y especialista en Medicina del Trabajo.
Así como Albert Einstein, que la recomendaba para refrescar la mente y ser más creativo, o Salvador Dalí, que obligaba a sus invitados a acompañarlo en sus descansos vespertinos, algunos portugueses famosos ya se sumaron a la agrupación que el próximo 2 de junio será presentada formalmente. Entre ellos se cuenta al ex presidente portugués Mario Soares, nombrado miembro honorario, y el escritor angoleño José Eduardo Agualusa, quien ya brindó su apoyo.
El grupo, que se define como apolítico, aconfesional y sin fines lucrativos, tiene su sede en Leiria, a unos 130 kilómetros al norte de Lisboa. Desde allí esperan presionar para convertir la siesta en un derecho de los portugueses. “Aprendí a dormir la siesta entre ovejas y pastores. La idea de retomar esta práctica me vino tras la lectura de una crónica de Agualusa, en la que defendía la siesta como necesidad biológica”, explicó el abogado y escritor Miguel Prates, hijo de campesinos y miembro fundador de la organización.
Especialistas de todo el mundo coinciden en que la siesta es una necesidad fisiológica que además permite reducir el estrés, mejorar el humor, evitar accidentes, estar alerta y aumentar la creatividad. “La modorra del mediodía es una cualidad inherente al reloj biológico cerebral que queda del ritmo circadiano, los ciclos de 90 minutos del sueño de los bebés. Estos después van extendiéndose hasta que llegan a una periodicidad de 12 horas, el tiempo de vigilia de un adulto”, explicó Daniel Cardinali, investigador superior del Conicet y profesor titular de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UBA. Con él coincidió Gregorio Abiusi, médico neurólogo y especialista en Medicina del Trabajo: “A todos nos pasa que después de almorzar nos viene la modorra. Es un regulador vegetativo porque el sueño provoca una inhibición saludable de la corteza cerebral. La siesta no es una costumbre, es una necesidad fisiológica. Dormir en cantidad, calidad, armonía y forma adecuada aumenta la productividad en el trabajo, reduce el ausentismo y los accidentes”.
Sin embargo, la “siestita” que todos desean después del almuerzo, justificada científicamente, tiene contraindicaciones. Según Cardinali, “no puede ser una siesta santiagueña de tres horas. El tiempo ideal es de 30 a 40 minutos. Si dura una hora ya se supera la fase de sueño lento y se entra en la fase de movimientos oculares rápidos y no cumple con su fin, el de devolverle un equilibrio al organismo”.
Cardinali no comparte el objetivo de la organización portuguesa de convertir el descanso del mediodía en ley laboral. “Nunca la siesta puede ser compulsiva. Esto es una insensatez, porque aumentaría los problemas de insomnio en las personas que los padecen y los generaría en los que no los tienen”, remarcó. Y en el mismo tono criticó los sistemas de turnos de trabajo que hoy se aplican en las fábricas e industrias de producción continua, que imponen turnos laborales de 12 horas.
La siesta es un derecho constitucional en China y el descanso al mediodía una obligación en muchas empresas japonesas. También en Estados Unidos la siesta se impuso como una tendencia, por ejemplo en las oficinas de Levi Strauss. Hace alrededor de cinco años el médico James Maas se convirtió en profeta del “power sleep” o “power nap” y asesora a empresassobre sus ventajas. Maas argumenta que la “siesta poderosa” es un remedio gratis y sin contraindicaciones: “En un siglo la revolución industrial le robó más de dos horas de sueño a cada persona. Los rígidos horarios laborales se pelean con los ritmos naturales del ser humano, que es un animal bifásico y en el Ecuador de su jornada sufre una caída en los niveles de alerta y las constantes vitales”.
Producción: Paula Bistagnino