“Yo no puedo garantizarles a los padres la integridad de sus hijos”, reconoció impotente ante Página/12 Viviana Kanevsky, rectora de la escuela Normal Nº 9, de Balvanera. Los directivos de las cuatro escuelas que funcionan en ese edificio resolvieron suspender ayer las clases para reclamar las obras necesarias para su recuperación. Es que el centenario espacio ubicado en Callao 450 se resquebraja poco a poco, mientras alumnos y profesores desarrollan sus actividades pedagógicas. Hace dos semanas “se escuchó un estruendo muy fuerte, era el cielorraso que se agrietó y por suerte no cayó” sobre los alumnos, agregó Laura Pozos, subregente de primaria. Ayer docentes llevaron el reclamo a la Legislatura. Por la tarde, la cartera porteña de Educación informó que “estiman” que las obras comiencen en dos semanas con un presupuesto de 13 millones de pesos.

Las autoridades escolares solicitarán hoy una entrevista con el titular de Educación, Esteban Bullrich, por lo que no habrá clases en los turnos tarde y noche. “Quiero ver cascos amarillos en la escuela”, exigió Kanevsky. El edificio cumplirá en 2014 cien años. Su arquitectura está resguardada por la Ley de Patrimonio Histórico de la Ciudad de Buenos Aires por lo que el trabajo de infraestructura debe realizarse paralelamente al de reconstrucción. La escuela cuenta con cuatro niveles, desde el inicial hasta el terciario y por la noche funciona el Liceo 7. En total, asisten unos 1500 alumnos.

“Los problemas de infraestructura existen desde 2005, pero recién en 2010 la empresa Ingeniería e Infraestructura hizo algunos trabajos que quedaron inconclusos”, contó la rectora. Les dijeron que la empresa no cumplió con los pliegos y, por ende, la obra se suspendió. Según informó a este diario el subsecretario de Educación, Carlos Regazzoni, la empresa “fue poco eficiente”.

En ese momento se había llevado a cabo –según indicó Regazzoni– la etapa inicial. Dado que se estima que la obra se concrete en 500 días, debe realizarse con los alumnos dentro del edificio. Para eso, instalaron aulas modulares: tres para jardín y tres para secundaria. “No tienen ventilación y los baños que son precarios deben ser compartidos por docentes y alumnos, algo que no está permitido”, señaló Kanevsky.

Desde 2010 hasta estos días las obras se cristalizaron en una expresión de deseo. Daniel desde hace cinco años es docente de quinto, sexto y séptimo grado. Además, forma parte de la Comisión de Seguimiento de Obra, que se conformó la semana pasada para seguir paso a paso las obras, que aún no empezaron. En la actualidad, “las malas condiciones” de la escuela, contó, obligaron a los docentes a requerir a la regente la suspensión de las clases y declararse en “emergencia y asamblea permanente”.

Primero, un vidrio se despegó de una ventana y cayó sobre la cabeza de dos chicas de secundaria. La semana pasada, en la planta baja, en un aula donde había 25 chicos de tercer grado, “un estruendo y el posterior agrietamiento del techo” hicieron que desalojaran el lugar. La última promesa del Ministerio de Educación fue en febrero de este año: “Dijeron que iban a empezar en agosto, pero todavía seguimos en la incertidumbre”, cuestionó la rectora.

“En el nivel inicial se llueve por todos los costados”, sostuvo la subregente Laura Pozos. Esa situación se da pese a que todos los jueves del año estuvo presente en la escuela personal de Mantenimiento de Obras Menores (MOM) del ministerio para realizar todo tipo de tareas de reparación.

Regazzoni manifestó que la “dificultad” de la obra es que se debe tener el “máximo nivel de cuidado patrimonial”. Según informó, “el contrato ya está firmado” con la empresa Ternosky que “tiene la obligación de contratar a un asistente experto en patrimonio”.

Informe: Carla Perelló