SOCIEDAD › OPINIóN

El pueblo mapuche y sus derechos

 Por Roberto Bergalli *

La historia de los pueblos originarios en América se ha visto siempre atravesada por una casi permanente agresión de los conquistadores. Pero también ha sido desconocida por las corrientes de migrantes posteriores que llegaron para integrarse y contribuir a fundar las sociedades mestizas que nacieron de esa fusión. Lo acaba de recordar el propio Barack Obama al asumir el mandato presidencial de los Estados Unidos en su segundo período, señalando que los únicos legítimos habitantes de los territorios norteamericanos eran los miembros de las tribus indígenas que los ocupaban originariamente. Uno de esos pueblos originarios que ha padecido agresiones y desconocimientos es el mapuche, el que como nación originaria fue la que más resistió la conquista española. Esta larga resistencia fue posible gracias a la sólida unidad de la Gente de la Tierra, cuya estructura social, aunque sencilla, era bastante homogénea: no había ni hay entre ellos clases dominantes y dominadas, sino un modo de producción en el que predominaba el colectivismo. La base social son las familias, unidas en el lof (la comunidad). No hubo clases poderosas, a lo sumo hubo linajes y personas con más tierras y recursos que otros, sin constituir grupos y relaciones opresivas. La actual “Ley Indígena” chilena (19.253 del año 1993) no resuelve los problemas del pueblo mapuche, al no tener mecanismos de aplicación práctica, ya que no hay voluntad política de dignificar al pueblo mapuche. Tampoco se ha reconocido a éste como pueblo, sino como “etnia”, lo que quita posibilidad de exigir sus derechos como pueblo originario. Sin embargo, cada vez hay más mapuches conscientes de sus derechos, y va creciendo una actitud de reivindicación y dignificación, tanto entre mapuches como entre los sectores más conscientes del pueblo chileno, y se va generando entre unos y otros un proceso de Nueva Relación, de unidad frente a los problemas comunes. Al mismo tiempo, va creciendo la organización mapuche conforme las estructuras ancestrales de lof y de identidades territoriales, y de acuerdo con las autoridades tradicionales de longko, machi, ngenpin, werken y weupife. En el presente y desde hace algunos años este noble pueblo ha estado sufriendo agresiones y desconocimientos en el marco de la sociedad chilena y, en particular, desde los niveles de poder político. Una de las más importantes actividades que representan la cultura, economía y espiritualidad de las comunidades williche del pueblo mapuche están amenazadas por la construcción de la Central Hidroeléctrica Osorno, de la Empresa Hidroeléctrica Pilmaiquen S.A. que destruiría el complejo ceremonial religioso donde habita el espíritu tutelar del río Pilmaiquen. Se trata del Ngen Kintuante, que vive en la zona de inundación de la represa y que forma parte de la ancestral ceremonia de intercambio comunitario entre las comunidades de la cordillera, de los bosques y del mar, las que tradicionalmente viajan desde la zona de Pilmaiquen a la costa de Pucatrihue donde habita otro espíritu, el Abuelito Huentiao.

La semana pasada un contingente importante de carabineros y personal de investigaciones allanó, en horas de la madrugada, la casa de la machi Millaray Huichalaf, en el sector El Roble-Carimallin, Río Bueno. Fue detenida junto al machi del territorio Kunko, peñi Tito Cañulef y otros cuatro pu peñi ka lamngen. Se ha, además, informado que fuerzas policiales continúan allanando las casas del sector y la de los hermanos de las redes de apoyo. Debe recordarse que por decisiones de la propia comunidad se ha llevado adelante un profundo proceso de defensa y recuperación de territorio ancestral, particularmente el espacio vital donde se encuentra el Ngen Kintuante.

Según un reciente informe publicado por el historiador Martín Correa, “el estudio presentado por la empresa desconoce la presencia, y para qué decir la importancia, del complejo ceremonial religioso en el que habita el Ngen Kintuante, espíritu tutelar del río Pilmaiquen, y de las familias mapuches del sector”.

Está ya claro que el pueblo mapuche está sufriendo permanentes agresiones por parte de los intereses económicos que mueven al poder político en Chile. Estas amenazas se fundan en un vergonzante desconocimiento de su historia, sus tradiciones y en definitiva de su cultura propia, todo lo cual se presenta como una aberración en relación con un pueblo originario en el territorio chileno cuyos fundamentales derechos humanos son continuamente violados.

* Profesor titular jubilado de la Universitat de Barcelona.

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