Lunes, 4 de marzo de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › APARTAN AL JUEZ DEL CASO DE BRAIAN Y DETIENEN AL POLICíA
Por Horacio Cecchi
Un fallo unánime de la Cámara de Apelaciones de Neuquén dio vuelta como un guante la escenografía policial montada en torno de la muerte de Braian Hernández, de 14 años: ordenó la detención inmediata del policía Claudio Salas, imputado confeso de haber disparado la bala que impactó en la nuca del chico; ordenó embargo de sus bienes por cien mil pesos, y realizó fuertes críticas al juez Germán Muñoz, inusuales en el ámbito judicial. Muñoz había dictado la falta de mérito y dispuesto la libertad inmediata de Salas basado en la declaración del acusado ante sus colegas de la comisaría y en las pruebas que aportó el acusado; desconoció que la policía plantó un arma en el auto donde viajaba el chico y hasta dio letra a Salas para que avanzara con la idea de que había confundido la luz de un celular, de un cigarrillo o de un encendedor con el supuesto fogonazo de un arma. La Cámara ordenó desplazar a Muñoz del caso y de su función de guionista. No estuvo en sus manos desplazarlo del papelón público.
El 19 de diciembre, Braian había salido con seis amigos en el auto de uno de ellos a festejar su egreso de la escuela primaria (lo había hecho como escolta del abanderado). Durante un operativo, Salas disparó contra el auto de los adolescentes porque no se detuvieron e impactó en la nuca de Braian. Salas confesó haber disparado y quedó detenido, pero sin haberlo indagado el juez Muñoz tomó la declaración del policía ante sus compañeros de la comisaría, en la que dijo que actuó en defensa de la mujer policía que lo acompañaba al ver un fogonazo que confundió con un disparo. Muñoz acotó, sin que lo hubiera hecho Salas, que capaz que se había confundido con un encendedor o un celular, acotación bienvenida por la defensa del policía; tomó como cierta la existencia del arma y descartó la habitual habilidad policial en jardinería; y dispuso la falta de mérito y la libertad inmediata de Salas, que decidió desestresarse en Chile.
Ahora, los jueces Daniel Varessio, Richard Trincheri y Alfredo Elosu Larumbe cuestionaron con crudeza el fallo de Muñoz. Los camaristas se vuelcan a analizar las pruebas aceptadas y descartadas por Muñoz: si ocurrió o no el disparo que Salas dijo “ver” (porque no lo escuchó); si pudo o no ver el fogonazo; si existió el arma o fue plantada por los policías.
En la primera cuestión, Varessio sostuvo que Salas mintió cuando dijo que otro patrullero pidió la persecución del Renault Fuego (en el que viajaba Braian) porque en la desgrabación radial no se informa que estuvieran armados; para colmo, sostienen que de la reconstrucción del hecho “cualquier conclusión (...) resulta fútil y con mínima capacidad de aclarar algún aspecto controvertido”, ya que no reprodujeron la luz ambiente de aquel momento y ni siquiera utilizaron los mismos vehículos, el patrullero y el Renault Fuego o un auto con los vidrios polarizados. También puso seriamente en duda que en el auto de los chicos hubiera un arma y sostuvo que existió una “ventana” temporal entre que Salas disparó y llegó el fiscal, ventana durante la que se podría haber plantado el arma que intentaría dar consistencia a la versión del policía.
Trincheri cuestiona severamente al juez Muñoz, al sostener que “ha mediado una apreciación probatoria antojadiza y amañada” y pone como ejemplo la prueba para determinar la imputación a Salas: “(...) fijó la imputación sin haber escuchado previamente ni siquiera a los testigos policiales Mardones y Portal”. “Yendo al caso que nos ocupa –finaliza– ‘el alto temor de parcialidad’ del juez despertado en la parte querellante se encuentra justificado.”
Elosu Larumbe, por su parte, achacó a Muñoz que la reconstrucción se realizó en un auto con vidrios traseros mayores a los del Fuego, que no estaban polarizados y que, para colmo, se realizó sólo con dos personas en lugar de las siete que llevaba el Fuego, todas circunstancias que dieron mucha mejor visibilidad en la reconstrucción. Y sin embargo, no se pudo ver a nadie apuntando desde dentro. El juez, además, puso en duda que un joven apuntara a tres policías armados con un arma que no podía disparar, porque consideró que es una sentencia de muerte sin siquiera la capacidad de responder a los disparos. Y determinó que en la actitud de los tres policías no se notó que en el Fuego hubieran visto un arma, porque “no dieron la voz de alto”, “Mardones no desenfundó su arma al bajar del auto”, no se guarecieron y corrieron hasta el Fuego sin demostrar temor a ser baleados. El juez además sostiene que no se pudo ver un fogonazo, pero si se lo hubiera visto, no se escuchó el disparo y no se halló ningún silenciador que permitiera semejante absurdo.
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