El crimen de Gastón Duffau, por el que son acusados cinco Bonaerenses, volvió a los estrados judiciales, después de que los imputados fueran absueltos por un tribunal de La Matanza, anulada la absolución por Casación por vicios insanables en el procedimiento, y confirmada la anulación por la Corte bonaerense. El crimen ocurrió en febrero de 2008, cuando Duffau fue molido a palos, según acusan sus familiares, por un grupo de uniformados de la comisaría de Ramos Mejía, y según la defensa, atropellado por un automóvil o, subsidiariamente, apaleado por los guardias del McDonald’s donde fue detenido por los policías. Ayer, los jueces del Tribunal Oral 4 rechazaron el pedido de nulidad de la defensa que sostenía que no se puede juzgar dos veces, aunque todo indica que el primero más que juicio fue un fuera de juicio. Luego siguió el perito de la primera autopsia, Falomo Sileno, cuyas conclusiones fueron utilizadas por el primer tribunal para la absolución. Ayer dijo entre otros hallazgos científicos, que el chico se mantuvo cinco días con el cuello quebrado y cinco costillas fracturadas porque “el cuerpo genera endorfinas que le permiten encubrir el dolor”.

El 22 de febrero de 2008, Duffau fue subido a una camioneta policial después de que lo levantaran de un McDonald’s en Ramos Mejía. Los testigos del caso vieron que Duffau ofrecía resistencia, pero no notaron que tuviera el cuello quebrado ni nada de eso. Fue la última vez que lo vieron con vida fuera de los acusados. Lo llevaron a la comisaría pero no llegaron a bajarlo y al rato ya estaba en el hospital de Haedo. Llegó esposado y muerto. La autopsia tuvo momentos de teatralización escénica. De hecho, estaban las jerarquías de la Bonaerense local, la fiscal Silvana Breggia (luego apartada del caso) y Falomo Sileno, el inimputable perito que sostuvo que Duffau había sido atropellado por un auto una semana antes.

La autopsia de Sileno fue tan escandalosa que obligó a una segunda, ésta realizada por los peritos enviados por la Procuración, que hallaron 90 lesiones no vistas por Sileno y que dejaban pensar que en realidad, a Duffau no lo agarró un auto sino que le pasó por arriba un grupo de Bonaerenses. Pero en 2009, los jueces del Tribunal Oral 5, Gabriela Silvia Rizzuto, Matías Mariano Deane y Javier Mario González, tomaron como ciertas las hipótesis de Sileno y absolvieron a los cinco policías, Leonardo Brandán, Luis Acuña, Mauro Ponti, Rubén Steingruber y Natalio Denaris.

Un año después, Casación bonaerense anuló el fallo por considerar que hubo una “errónea” valoración de la prueba. La defensa apeló y en julio de 2012 la Corte confirmó la anulación. Ayer, la primera parte de la audiencia ante los jueces del nuevo tribunal, el Oral 4, Nicolás Grappassono, Alberto Saibene y Matías Rouco, consistió en el rechazo del pedido de nulidad del segundo juicio. Después, durante unas tres horas, Falomo Sileno se encargó de testimoniar y demostrar el porqué de la anulación. Se aferró a que las pocas lesiones que encontró tenían más de 30 minutos de producidas al momento de la muerte, versión que interesa sobremanera a los acusados porque apunta contra la guardia de los hamburgueseros. La reautopsia lo desmiente. También se aferró (mientras pudo) al atropellamiento. Según su versión, el auto se tiene que haber ensañado porque tenía golpes de frente, de costado y de atrás. Una marca que según la acusación es de un golpe de tonfa, para Sileno se trató de la marca de la camilla después de tenerlo tantos días. Le preguntaron cómo explicaba que los otros peritos encontraran 90 lesiones y él tan pocas. “Porque repitieron”, y puso como ejemplo, las escoriaciones marcadas con los números 4 y el 13. “Para mí son la misma lesión”, dijo. Rareza del cuerpo humano: la 4 corresponde a la parte derecha del hueso frontal y a 13 a la sien izquierda. Y siguió con la teoría de las endorfinas. Lo dicho, un creador.

El miércoles están citados los peritos que dieron vuelta el caso, los enviados por la Procuración para subsanar la autopsia manu policial. Seguirán otros peritos. El martes será para alquilar un asiento: todos los peritos están citados a un coloquio, una especie de careo entre teorías.

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