La Iglesia Católica podría “discutir” el celibato de los sacerdotes y modificar la situación actual porque se trata de “una tradición eclesiástica” y no de un dogma. Así lo aseguró el designado secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, en una entrevista concedida a un diario de Caracas en sus últimos días como nuncio en Venezuela. El posible cambio, advirtió, es “un gran desafío” para el papa Francisco, como “todas esas decisiones (que) deben asumirse como una forma de unir a la Iglesia, no de dividirla”. Para Parolin, que asumirá su nuevo cargo –en los hechos, el segundo en importancia en el Vaticano luego del Papa– el 15 de octubre, la posibilidad del cambio es indicio de que hay “un espíritu más democrático en el sentido de escuchar atentamente, creo que el Papa lo ha indicado como un objetivo de su pontificado”.

En la entrevista concedida al diario venezolano El Universal, el funcionario eclesiástico recordó también los orígenes del celibato, que se remonta a los primeros siglos del cristianismo. “Se aplicó durante todo el primer milenio, pero a partir del Concilio de Trento se insistió mucho en eso. Es una tradición y ese concepto pervive en la Iglesia, porque a lo largo de estos años han ocurrido acontecimientos que han contribuido a desarrollar la revelación de Dios”. Sin embargo, Parolin advirtió que el cambio no podría ser de un día para el otro. “El esfuerzo que hizo la Iglesia para estatuir el celibato eclesiástico debe ser considerado. No se puede decir, sencillamente, que pertenece al pasado. Es un gran desafío para el Papa (...) se puede hablar, reflexionar y profundizar sobre estos temas, que no son de fe definida, y pensar en algunas modificaciones, pero siempre al servicio de la unidad y todo según la voluntad de Dios. No es de lo que me plazca, sino de ser fieles a lo que Dios quiere para su Iglesia. Hay que tomar en cuenta, a la hora de adoptar decisiones, estos criterios, así como la apertura a los signos de los tiempos.”

Los cambios que efectivamente podrían llevarse adelante en la Iglesia se darán a conocer a principios de octubre, cuando los presenten las comisiones a las que el Papa encargó abordar la reforma. Sin embargo, los anuncios conocidos hasta ahora tienen también otras lecturas.

Marta Alanis, de la ONG Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), señaló a Página/12 que el cambio podría tener un origen más prosaico que el intento de democratizar la institución: “No es que concedan un derecho, es una necesidad de la Iglesia. Desde hace al menos 10, 15 años se nota que hay una falta de vocaciones. De los seminarios, de donde antes egresaban 50 seminaristas, ahora hay uno o dos y alguno se aleja. Creo que la posibilidad de reforma obedece a eso más que a conceder derechos a los sacerdotes casados”.

El celibato de los sacerdotes católicos “no es un dogma, es verdad, tiene un origen administrativo, económico dentro de la Iglesia, con lo que significaba en su momento la carga familiar para la Iglesia”, evaluó Alanis. Para la activista de CDD, la decisión puede ser “buena para los sacerdotes que optaron por tener una pareja o que quisieran”. “Es bueno que puedan tener la opción. En la Argentina hay algunos casos, pero en América latina es todavía más común que el cura tenga su esposa. No casado, porque no lo permite la Iglesia, pero sí en concubinato. De todos modos, claro, pueden permitir eso, pero siguen lejos de ordenar mujeres sacerdotes”.