Sábado, 7 de junio de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › CUATRO BONAERENSES ACUSADOS DE ROBAR DROGA PARA USARLA EN CAUSAS ARMADAS
La Justicia de Mar del Plata investigaba a los policías por la sospecha de que robaban droga a los narcos para plantarla luego en causas inventadas. El jefe de Policía de esa ciudad los citó a su oficina para una supuesta reunión de trabajo y allí quedaron detenidos.
Sin allanamientos pomposos, sin intervención de las fuerzas especiales, casi café de por medio, el titular de la Jefatura Departamental de Mar del Plata, comisario mayor Darío Ibáñez, concretó la detención de cuatro de sus subordinados acusados de dedicarse a una práctica repetida en las policías para ganar ascensos y oscura fama: robarles, droga a los narcos y después “plantarla” en operativos para “armar” causas y mejorar la estadística. El ardid usado por el comisario Ibáñez fue “citar” a los sospechosos en su despacho para una “reunión de trabajo”. Los cuatro llegaron puntualmente, saludaron al jefe con el respeto debido y luego de escuchar sus derechos y las imputaciones del caso, quedaron detenidos. En el lugar, para que todo quedara bajo la legalidad, estaban presentes las autoridades judiciales a cargo de la investigación. En la causa, además de los cuatro policías que mordieron el anzuelo, hay un quinto detenido que apareció baleado en un hospital y un sexto –los dos son civiles– que sigue prófugo.
El caso comenzó con la investigación del robo, a un narcotraficante, de tres kilos de cocaína. El desvío de la droga hacia fines menos monótonos que dormir en un depósito judicial hasta el inicio del juicio oral es adjudicado a los policías detenidos en el despacho del jefe: el subcomisario Leandro Arenas, quien estaba a punto de asumir su nuevo cargo como jefe de servicio, el oficial principal Laureano Pérez, jefe del destacamento El Marquesado, en el kilómetro 50 de la ruta 11, el sargento Abel Palomino y el subteniente Daniel Ezcurra.
Para disipar dudas y eventuales complicidades, la Justicia federal había encomendado la investigación a la Prefectura Naval, pero el eficaz operativo de arresto fue sugerido y aceptado, por los funcionarios judiciales, por el propio jefe de la Departamental. Se estima que, en los hechos investigados, los policías detenidos tienen distinto grado de responsabilidad, en forma coincidente con sus jerarquías dentro del organigrama de la policía marplatense. En principio, los cargos son los de “falsedad ideológica de documento público y tenencia de estupefacientes”.
Los cuatro policías fueron trasladados a la ciudad de Dolores, a 200 kilómetros de Mar del Plata, donde quedaron presos. En la misma orden de arresto, además de los cuatro uniformados, figuran dos civiles. Uno de ellos, el jueves por la tarde ingresó con cinco balazos en la sala de guardia del Hospital Interzonal de Mar del Plata.
El hombre, de apellido Cortardi, habría sido atacado en Mar del Plata por un joven con el que tuvo una fuerte discusión. Al ingresar al hospital, los médicos de la guardia avisaron a la policía, que luego estableció que se trataba de uno de los dos civiles buscados. La Justicia investiga ahora si el ataque a esa persona tiene alguna relación con la detención de los cuatro policías.
Cortardi fue atacado a balazos cuando iba con su esposa en un Renault Clio; al llegar al cruce de las calles Champagnat y 12 de Octubre se bajó del auto para conversar con un joven de unos 20 años. Ambos discutieron y el muchacho sacó un arma y le disparó cinco veces. El atacante huyó, pero horas después fue detenido. No se sabe si el que hirió a Cortardi tiene alguna relación con la organización que integran los cuatro policías y los otros dos civiles, el baleado y el prófugo.
La investigación comenzó en 2011, cuando personal de la Fiscalía Especializada en Estupefacientes descubrió ciertas irregularidades en un operativo de droga en el que había participado gente de la seccional Sierra de los Padres. La hipótesis es que los cuatro uniformados contaron con el apoyo de al menos otras dos personas, con cuya complicidad le quitaron a un narcotraficante tres kilos de cocaína.
Los datos se obtuvieron mediante escuchas telefónicas y otros elementos reunidos durante la larga investigación encabezada por el juez federal Santiago Inchausti, el fiscal marplatense Daniel Adler y el fiscal federal Pablo Larriera. Los investigadores judiciales constataron que una decena de tizas de cocaína, que formaban parte de la droga robada y secuestrada, apareció luego “plantada” en otro operativo en el que se involucraba a un hombre a partir de una declaración, como testigo, de Cortardi.
Los policías detenidos, cuanto menos para lograr ascensos y reconocimiento de parte de sus superiores, habrían “plantado” droga en otras oportunidades. De esa forma se mostraban como eficaces servidores de la ley que lograban aumentar el número de detenidos y el secuestro de estupefacientes para mejorar la estadística.
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