Sábado, 7 de junio de 2014 | Hoy
DEPORTES › SERGIO MARTINEZ SE ENFRENTARA A MIGUEL COTTO EN EL MADISON SQUARE GARDEN
El campeón mundial de los medianos del Consejo afrontará un compromiso clave para su futuro, con incógnitas por la recuperación de sus lesiones y ante un público que lo hará sentir bien visitante. Una derrota puede determinar su retiro definitivo.
Por Daniel Guiñazú
En el mismo estadio en el que Ringo Bonavena le plantó cara a Muhammad Ali en 1970, Carlos Monzón y Víctor Galíndez cantaron victoria en 1975 y Carlos Baldomir ganó un título del mundo con toda la pesada en contra en 2005, Sergio “Maravilla” Martínez (72,300 kg) se jugará todo su futuro. El campeón mundial de los medianos del Consejo asume todos los riesgos en su defensa de esta noche en el legendario Madison Square Garden de Nueva York ante el tricampeón puertorriqueño Miguel Angel Cotto (70,300). Será tan visitante como si el combate se realizara en la isla caribeña. Y una derrota puede determinar su retiro definitivo de la actividad.
Pero Maravilla está habituado a estas cuestiones. Y hoy hará ni más ni menos que lo que ha hecho en buena parte de su brillante carrera de 51 victorias (28 antes del límite), dos derrotas y dos empates: remar contra la corriente, agigantarse cuando las circunstancias lo empequeñecen. La TV Pública a partir de las 21.30 y TyC Sports desde las 21 pondrán en el aire una pelea muy esperada que tendrá, en el semifondo, la presencia de otro argentino, Javier Maciel, quien en peso mediano junior enfrentará a 10 rounds al noqueador puertorriqueño Jorge Meléndez.
Si su físico le responde, si su rodilla derecha se ha repuesto, si el codo zurdo soporta 36 minutos de incesante actividad y si el puño zurdo se ha soldado convenientemente de su fractura, a los 39 años Martínez tiene buenas chances de ganar. Su cuerpo entra bien en los 72,574 kilos, límite del peso mediano, donde compite desde hace cuatro años. Mientras que el de Cotto ha sido llevado artificialmente hasta aquí: su primer título del mundo lo obtuvo hace diez años entre los welter juniors (exactamente nueve kilos menos) y luego subió para consagrarse campeón de los welters (en 2006) y los medianos junior (en 2010).
Cuando parecía que sus derrotas de 2012 ante Floyd Mayweather y Austin Trout lo dejaban fuera del negocio grande del boxeo, Cotto logró reposicionarse en su única salida del año pasado noqueando en tres asaltos al mediocre dominicano Delvin Rodriguez. La tentación de convertirse a sus 33 años, y con un registro de 38 triunfos (31 por fuera de combate) y cuatro derrotas, en el primer boxeador boricua que gana cuatro coronas en cuatro divisiones diferentes lo tentó para hacer un nuevo intento. Y ahí fue cuando se topó con Maravilla, necesitado de borrar la pobre imagen que dejó en aquella lluviosa noche del estadio de Vélez de hace 13 meses, cuando con su físico maltrecho por un sinfín de lesiones, se sobrepuso a una caída y logró una victoria tan dramática como descolorida ante el inglés Martin Murray.
En el duelo de egos de la previa, Cotto sacó apreciable ventaja. Logró que fuera Nueva York, donde los puertorriqueños son casi tantos como los estadounidenses, la sede de la pelea. Y que ésta le dé comienzo a la Semana del Desfile boricua, una celebración en la que sus paisanos copan las calles con su música, sus comidas y su cultura. Y no sólo eso: también consiguió ser quien encabece la promoción, la paga más grande y quien suba al ring en último término como la gran figura de la noche.
Maravilla también tiene su autoestima alta. Pero decidió cederle el paso a Cotto y dejar que sus puños y su inmenso talento se expresen sobre el cuadrilátero. Quedo dicho: si su físico lo acompaña en el desafío (su entrenador Gabriel Sarmiento dijo que está a un 70 por ciento de la condición inigualable con la que subió ante Julio Chávez junior), sus piernas le permiten manejar la distancia a su antojo y su jab zurdo puede dictar los ritmos de la pelea, es candidato serio a la victoria y hasta antes del límite.
Si en cambio de Maravilla sólo queda el nombre y la estampa de crack, puede pasarlo mal: Cotto es un peleador áspero y experto (ha realizado 21 combates por títulos mundiales) en condiciones de aprovechar todas las ventajas que le den. Es una pelea de pronóstico reservado (acaso 50 y 50), entre dos boxeadores grandes pero no gastados. El que gana sigue y el que pierde, se va. Ahí radica el principal atractivo de una noche que seguramente tendrá a buena parte del país deportivo pegado a los televisores cuando sea ya la madrugada del domingo.
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