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Oscar Vera, paraguayo, de 39 años, llegaba a su casa en Moreno, con su beba de dieciocho meses en brazos, cuando escuchó unas palabras en idioma guaraní: salió corriendo. Dos hombres lo siguieron y le dispararon 29 veces. Vera y su hijita murieron, él alcanzado por 14 balazos y la niña por dos impactos. Por la forma en que ocurrieron los hechos, los que investigan el caso creen que se trató de una venganza. Las fuentes policiales, como siempre que ocurre este tipo de sucesos, señalaron en forma escueta que fue “un ajuste de cuentas”, un término que se aplica a supuestos casos de represalias entre personas fuera de la ley. El feroz ataque ocurrió cerca de las ocho de la noche del jueves, en el Cuartel Quinto de Moreno. La mujer de Vera, que lo acompañaba y gritó, sin éxito, pidiendo ayuda a los vecinos, resultó ilesa.

Todo comenzó cuando el hombre llegaba a su casa, en un barrio humilde de Moreno, donde viven muchos residentes paraguayos, con su esposa y su beba de un año y medio a bordo de un auto. Es evidente que supo las intenciones de quienes lo abordaron y trató de escapar. Los únicos datos que se dieron de Vera fueron que no tenía trabajo fijo, que hacía changas y que se había ausentado varios meses; regresaba de un viaje a su país.

Es en ese momento que habría escuchado algunas palabras en guaraní y salió corriendo con la niña en brazos, porque entendió el mensaje, mientras su mujer pedía ayuda con desesperación. “El hombre alcanzó a correr unos 50 metros, cruzó la calle y pretendió refugiarse en una casa, pero quedó encerrado por el alambrado perimetral de esa propiedad. Allí lo remataron”, dijo uno de los investigadores.

La policía encontró en ese lugar 12 vainas servidas. Otras 17 fueron recogidas durante el trayecto que Vera pudo correr. El hombre murió en el lugar, mientras que la beba, que había recibido dos disparos, falleció al llegar al Hospital Mariano y Luciano de la Vega, de Moreno. En la autopsia determinaron que Vera tenía 18 impactos de bala. Las 29 vainas servidas que se encontraron eran calibre 9 milímetros.

Los investigadores descartaron la hipótesis del robo y por la ferocidad del ataque se inclinaron por la hipótesis de una venganza. En el hecho interviene personal de la comisaría de Cuartel Quinto, bajo las órdenes del fiscal de turno de Moreno. Los vecinos fueron interrogados para tener información acerca de la familia agredida y sobre todo acerca de las actividades de Vera.

El comisario mayor Carlos Greco, superintendente de la Zona Oeste, dijo que se investigaba “si se trató de un ajuste de cuentas” dado que “la modalidad del ataque no se correspondía con la de un hecho en ocasión de robo”. Sobre la víctima, Greco confirmó que se procuraba establecer cuál era su actividad laboral porque “su nivel de vida no se condecía con la de un changarín”.