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El único avión supersónico de pasajeros en el mundo inicia hoy su último vuelo: el Concorde, un emblema del lujo y la tecnología aplicadas a la aviación, partirá desde Londres a Nueva York y mañana emprenderá el regreso final, en su despedida luego de 27 años de servicio.
A pesar de Scotland Yard, las autoridades del aeropuerto de Hea- throw, en Londres, esperan para mañana la llegada de miles de fanáticos del Concorde que no quieren perderse cómo el piloto de British Airways Mike Bannister aterrizará por última vez el avión de pasajeros más veloz del mundo. El 31 de mayo pasado el Concorde de Air France –la otra aerolínea con una flota de estos aviones que duplican la velocidad del sonido– había cumplido, sin festejos, su último vuelo.
En 1956, Inglaterra y Francia comenzaron a desarrollar el proyecto de un avión de pasajeros supersónico: en 1962 la compañía francesa Aeroespatiale y la British Aircraft se unieron en la construcción del prototipo que siete años después voló por primera vez durante 22 minutos desde Toulouse; el primer vuelo comercial se hizo en 1976 de París a Río de Janeiro. Así nació el Concorde y su emblema: equipado con cuatro motores Rolls-Royce, el avión es el único capaz de volar el trayecto Londres-Nueva York en 3,40 horas con una velocidad de 1330 millas por hora: quienes pagan un pasaje de casi 15 mil pesos pueden ver desde las ventanillas la curvatura de la Tierra.
En julio de 2001, un Concord cayó en París y provocó la muerte de 113 personas: a partir de entonces, el descenso en la cantidad de pasajeros y los altos costos de mantenimiento llevaron a las empresas a decidir el fin de los viajes supersónicos. El último vuelo del Concorde será televisado por la TV inglesa y, si bien hay planes para que continúe volando en exhibiciones, ya ha despertado la nostalgia en sus fans: a través del website Concorde Collectables se pueden adquirir desde el traje del primer piloto del avión hasta una caja negra original.